Capítulo 16

428 15 0
                                    

"Un rey para la reina"

Cassian Heidrich.

La mirada envenenada de Raina, su postura erguida y defensiva, pero a la vez relajada y autoritaria. No necesito ser un experto en lenguaje corporal para descubrir que su verdadera faceta ha salido a la luz, que piensa ponerme a prueba hasta tenerme de rodillas.

— Hoy he estado con Adam Wagner. — Comienza. — Jugar con él es tan divertido como aburrido. No hay nada en él que consiga retarme, y la información que escuetamente me dice es tan irrelevante como su presencia en la mansión de padre.

Su método de tortura, o mejor llamado, "juego de la Reina" es muy conocido, pero ninguno de los integrantes del bando de padre lo conocemos. No sabemos que hace, pero lo único que descubrimos es que ha destrozado a las víctimas tanto mentalmente como físicamente.

Ese es uno de los aspectos por lo que sé que Raina no es un miembro cualquiera, es una verdadera sublider y que Gunther no sea consciente de todo el potencial que ella tiene es una verdadera lastima.

Yo la odio, por muchos motivos, pero el primero de ellos es por esa capacidad que tiene.

Seduce, te cautiva, te manipula, se adentra en tu mente, juega con tus pensamientos y sentimientos, se adueña de ellos y cuando quieras darte cuenta, no eres nadie. Eres un simple títere de su largo muestrario.

La oscuridad detrás de sus ojos y sus palabras, me ponen en alerta. Ella nunca ha jugado conmigo, nunca se lo he permitido y tampoco ha parecido muy interesada en intentarlo, pero hoy parece que todo va a cambiar.

Hoy quiere que cambie.

Y si para que confíe en mí necesito adentrarme en las profundidades de su retorcida mente, lo haré.

— Y quieres jugar conmigo. — Digo con obviedad.

— Chico listo. — Da un trago a su copa, saboreando el líquido mientras sus ojos no se desconectan de los míos. — Nunca te he puesto a prueba, pero si ahora vamos a formar una alianza que menos que conocer cuánto tienes para darme.

— ¿Y cómo te pongo yo a ti a prueba?

Su ego la hace creer que ella es la mejor, pero tal vez me sorprenda y no sea tan capacitada como parece.

— No puedo dartelo todo en bandeja, supongo que tendrás que confiar en mí.

— Lo mismo digo, confía en mí. — Digo molesto por sus constantes muestras de desconfianza. — Nunca te he dado motivos para que no lo hagas.

— ¿Perdona? Preferiste irte a trabajar con Garin antes de ponerte en contra de padre y exigir que nos deje solos. — Su expresión juguetona ha desaparecido para dejar paso a una faceta siniestra, molesta y rencorosa. — Esa, es la más reciente de la larga lista que te precede.

— Tu ego es asfixiante. — Respondo mordaz. — ¿Y tú eres un santa acaso? Tus actitudes tampoco demuestran que pueda confiar en tí, pero aquí estoy, en tu casa y a la espera de que me digas sí.

— Ya te lo he dicho. — Termina de un trago la copa y se inclina hacia mí. Sus uñas raspan mi pecho disfrutando de las marcas rojizas que dejan en la parte visible sin tatuajes. — Sí. Voy a trabajar contigo, voy a follar contigo y voy a ceder a partes iguales, pero antes quiero ver de que eres capaz.

— ¿Veintiún años a tu lado no te lo han demostrado?

— No me han demostrado de lo que eres capaz de hacer por mí.

Nunca hemos tenido una relación estrecha. Nuestro odio podía más que todo lo demás, nuestra competencia y las ansías de acabar con el otro.

Siempre ha sido así, hasta esa noche.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora