Capítulo 19

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"Desaparecida"

Cassian Heidrich.

Rebusco en mi armario, sacando la ropa más veraniega que tengo. No es gran cosa, ya que aquí rara vez hace una temperatura excesivamente elevada para tener que ponerme ropa fresca, y de vacaciones a países o zonas calientes, nunca.

Un par de camisetas de mi color favorito, negro. Vaqueros largos junto con pantalones de chándal, todos variando entre cualquier color de la gama negra y gris. Una gafas de sol y una gorra que pocas veces me he puesto.

Eso es todo lo que mi maleta lleva.

La idea de ir de viaje los cuatro, no es algo que cause mucha emoción en mí. Preferiría ir solo, o si tengo que elegir a alguien, sería sin duda a Raina, pero Gunther tiene otros planes en la cabeza. Al principio, odié la misión, pero luego después de mi conversación con Raina supe que no estaría tan mal.

Cierro la maleta, salgo de la habitación y presiono el botón del ascensor interno de mi casa. Una vez dentro, pulso el garaje. Compruebo el mensaje que Gunther envió en un grupo donde nos encontramos los cuatro más él. En el mensaje avisaba de que fuésemos a dejar hoy el equipaje en el avión privado que tomaremos.

Ha pasado ya la semana casi por completo, y solo faltan dos días para que el viaje y con ello la misión, inicien.

Todos respondimos con un mensaje, excepto Raina. Ni siquiera marca leído el mensaje.

Cuando llego al garaje, meto la maleta en el maletero de mi coche y marco el número de Raina. Me apoyo en el lateral del coche, y sonrío maliciosamente, imaginando las miles de cosas que podría decirle para molestarla.

Sé que no ha estado bien.

Cuando padre nos indicó la misión, puede ver como Raina explotaba. Faltó un segundo más en esa habitación para que realmente, nuestro acuerdo terminase, y Raina acabase con una bala en la frente.

Entonces la batalla habría terminado.

Todo sería más fácil, pero pierde la diversión, y para mi mala suerte, me niego a verla morir.

La llamada es desviada al buzón de voz.

Repito la acción un par de veces más hasta que compruebo que la llamada no va a ser atendida, y tampoco el mensaje que Gunther envió ya que el móvil ha sido apagado.

Observo confuso la pantalla de mi teléfono. Su rostro, serio, ajeno a emociones es lo que ocupa toda la pantalla. La foto que hace años le tomé para colocarla en el número agendado. Tiene las facciones menos marcadas y el pelo algo más corto a como lo tiene en la actualidad.

La Raina de veintiún años era una jodida fantasía, pero la de veintiséis es una maldita tentación del diablo.

Bloqueo mi móvil y suelto un largo suspiro.

Desconozco donde está y lo que más me preocupa es saber que la última vez que la ví, en aquella fiesta junto con la pelirroja, estaba apagada. No desprendía el aura intimidante y desafiante que siempre lleva encima. Sus ojos eran más negros de lo normal y aunque en la pequeña charla que tuvimos se recuperó un poco, nada podía camuflar que la confrontación con padre estaba destruyéndola por dentro.

Porque ella es así.

Autodestructiva.

Desisto de la idea de saber sobre ella. Me coloco en el asiento del conductor y arranco, saliendo del garaje, de mi casa. Rumbo hacia la pista de vuelo que Gunther tenía escondida en medio de las profundidades del bosque.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora