1 • Contacto Visual

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La ciudad estaba en calma, por ahora.

A esta hora aquel individuo se encontraba escondido entre las apretadas y sucias paredes de un callejón, entre dos edificaciones aparentemente abandonadas, huyendo del sol tanto como se lo permitía su labor por hoy, viendo pasar auto tras auto, tan lentamente, tan aburrido...
Aquella patrulla de policía le hacía falta algo de acción y emoción, a fin de cuentas la semana había estado lenta al tener que verse con solo apenas un caso de un robo y no más, al menos para él.   

El oficial en el interior de aquel vehículo se trataba de un zorro joven, de pelaje anaranjado y orbes esmeraldas, vistiendo el característico uniforme asignado para los oficiales como él, mismo que tras haberse preparado casi toda una vida para desempeñar los más peligrosos y osados trabajos era mandado como patrullero. Era denigrante pero le daba suficiente para comer, aunque de igual forma eso no era motivo suficiente para no quejarse.

Tenía su radio encendida pero hasta el momento no había ningún informe, extraño, puesto que jamás había conocido una ciudad tan tranquila, tan vacía de criminales, tan... aburrida.

Suspiró, bajando sus orejas en lo que metía una mano en la caja de donas que traía siempre, a fin de cuentas qué sería de los policías sin esos panes repletos de azúcar y crema ¿verdad?
Se disponía a devorarla con todas las de la ley, hasta que un destello frente a sus ojos lo sacó de su aparente tortura de aburrimiento.

En cuestión de segundos, quizás menos, pasó frente a él, frente a sus ojos, un auto deportivo negro, cuyo conductor observó cuidadosamente.
Quizás haya sido apenas una fracción de menos treinta microsegundos, pero el oficial Wilde lo sintió como una eternidad al reparar en como aquel ser le había dedicado una mirada atenta y directa, robándole el aliento.

Sonrió con picardía después de su avistamiento, sintiendo como la emoción se le subía por todo el cuerpo, recorriendo sus garras, cola y orejas, estaba estimulado ¿y cómo no estarlo? Lo habían invitado a una persecución, ese tipo de cosas no se rechazaban así como si nada.

Un segundo después de verlo tiró la dona a un lado, pisó el acelerador y salió de su escondite, encendiendo la sirena de la patrulla, derrapando y cambiando la velocidad, provocando que la tracción en las ruedas despidiera chillidos agudos en conjunto de humo gris, yendo directamente hacia delante, siguiéndole la pista, evadiendo con alarmante velocidad todos los vehículos que podrían cortarle el paso.

El día iba demasiado rápido ahora, lo que creyó sería una tarde eterna había pasado a convertirse en pequeñas y fugaces fracciones de tiempo que hacían de su alma una montaña rusa.

Logró localizarlo, ah sí, auto negro, matrícula “BAADGYYZ”, con un parecido alarmante a un Chevy Camaro, AMC Javelin y Nissan Silvia al mismo tiempo, una belleza para los ojos y para todo aquel que disfrute de un buen auto, qué lástima que sería despojarlo de su dueño, que por cierto ¿por qué va tan rápido?

Finalmente lo alcanza, pisando el acelerador tanto como puede, acomodándose a su par, nivelandose.

— ¿Vas a algún lado? —exclamó a su par, manejando con un brazo mientras que el otro reposaba en la ventana abierta de la patrulla— ¿Además de la cárcel? —agregó, captando su atención por completo, sintiendo el viento en su cara, despeinado su pelaje como nunca antes.

El lobezno de orbes amarillas lo vió, sonrió con picardía y tras alzar y bajar sus cejas con rapidez movió bruscamente el volante hacia la derecha, golpeando la patrulla de policía, orillandolo contra la acera, contra las tiendas, contra los postes, generando un estruendo metálico fatal.

El zorro gritó alarmado, aferrándose al volante, escuchando como el metal chirriaba contra el concreto y ventanales de la calle, viendo como la pintura de su auto se iba desprendiendo de forma alarmante, haciéndole temer por la posibilidad de que la puerta se desprendiera.

Happy To Meet You ft. WolfickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora