25 • Futuro

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Vió la silueta de alguien a lo lejos, caminando por una calle repleta de gente en aquel atardecer majestuoso de matices anaranjados con todos de blanco y lila.    

Trataba de alcanzarlo puesto que se le hacía extrañamente familiar.
Corría entre aquella multitud, empujando a un lado todos los que se atrevían a interrumpir su paso, sintiendo como el aire empezaba a faltarle mientras más se acercaba a aquella figura, a aquel zorro de cola esponjosa.

Aquella silueta le dedicó una pequeña mirada con aquellos orbes de verde esplendor. Se detuvo en sus pasos de forma estrepitosa, resbalandose por un momento. ¿Nick?

El zorro le sonrió suavemente, dándose la vuelta por completo, sosteniendo entre sus brazos lo que parecía ser un cachorro de zorro con sus mismos ojos, con su misma sonrisa, con su mismo color, aferrándose a él mientras lo observaba.

¿Qué era ésto? ¿Qué significaba? ¿De dónde había salido aquel pequeño angelito? ¿Por qué no podía avanzar más allá de donde estaba?

Los vió mover los labios, como si les estuvieran diciendo algo mientras extendían sus brazos hacia él.
Intentó moverse, pero no logró avanzar en lo más mínimo, al contrario, la dupla de zorros pareció alejarse más y más de él, hasta desvanecerse en aquel fondo blanco, cegandolo por completo.

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Se levantó de un salto de su letargo, sentándose en aquella cama matrimonial que compartían desde hace un mes, respirando de forma agitada, sudando, con los ojos desorbitados.

Jadeó de forma pesada, frotándose la frente mientras movía sus orejas, captando con claridad los sonidos urbanos de la ciudad en la madrugada en conjunto a la conversación de los vecinos de arriba. Perfecto, no se había quedado sordo, todo fue parte del sueño, y vaya sueño.

La habitación que compartían era relativamente grande, con suelos de mármol pulido, paredes celestes, con una cómoda llena de ropa a un par de metros frente la cama, teniendo unos metros a la par un tocador blanco donde dejaban las llaves del auto, las llaves del departamento o libros —habitualmente—, mismo mueble quedaba a la par de la puerta hacia el baño de la habitación, misma que por los momentos permanecía cerrada.

Miró hacia las puertas corredizas de cristal que abarcaban toda la habitación, notando como se encontraban entreabiertas permitiendo así el libre acceso del aire externo, mismo que movía sutilmente las cortinas de blanco entre aquella plateada oscuridad.

Se frotó los ojos, ¿y si lo que había visto era algo relacionado al futuro que deseaba? ¿y si, solo tal vez, eran de aquellos que podrían tener descendencia?

— Oye, Nick —llamó, alzando un poco la voz, rascándose la nuca— ¿Estás despierto?

— Mhmm... —respondió el zorro, entreabriendo los ojos, moviendo sus orejas al percibir el sonido de la voz de su novio.

— ¿Qué dirías... ante la idea de tener hijos? —pregunta, jugando con sus dedos, dudoso de la respuesta, viéndolo tímidamente de soslayo.

— Está bien... —respondió entre balbuceos, volviendo a cerrar los ojos, aferrándose a la almohada que tenía.

— ¿En serio? —sonrió de oreja a oreja, ilusionado, alzando sus orejas. Se encimó sobre él— ¿Y cuántos te gustarían tener?

— Los que sean necesarios... —gruñó, quedándose dormido, sin estarle prestando atención a la conversación realmente.

El rostro del lobezno se iluminó, de sus ojos salieron chispas de esperanza y dicha ¿lo que habían oído sus oídos era verdad? ¿su adorado zorro deseaba tener los hijos que fueran necesarios con él? pues, a las pruebas nos remitimos, las decisiones habían sido tomadas y no quedaba más que esperar por el maravilloso día en el que todo se cumpliría y tomaría su lugar.

El cánido mayor se acomodó en su lado de la cama, ansioso, sintiendo que no podrá pegar ojo por la emoción que sentía recorrer todo su ser, agradecido por esta esperanza que crece en su corazón, dispuesto a hacer todo lo que haga falta para poder hacer realidad éste gran y nuevo sueño.

Happy To Meet You ft. WolfickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora