6 • Carta De Amor

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— Oye, Serpiente —llamó el lobezno hacia su reptil amigo, mismo que reposaba enrrollado alrededor de un cojín a la par suya, en una de las esquina del mullido sofá, viendo la televisión junto a él—, Serpiente... ¡Serpiente!    

— ¿Qué quieres? —siseó con rabia, girándose a verlo de malhumor, odiaba que le hablaran antes de las cinco de la tarde y con más razón si no estaban en medio de una misión.

— Tú que vienes de tiempos en donde yo todavía no existía ¿como se conquistaba antes? —preguntó con curiosidad, abrazándose las piernas, viéndolo de forma atenta.  

— ¿Qué acaso ya entraste en época de apareamiento o por qué tanto interés? —gruñe, encogiéndose mientras se enrrollaba más en el cojín.

— Eres un comediante —soltó, rodando los ojos—. Solo dime, ¿cómo se conquistaba antes? ¡Por favor!

— ¡¿Y por qué quieres saber eso ahora!? —gritó, alzándose para encararlo de forma directa, amenazando con disparar su veneno, sin entender aún.

— ¿¡Y por qué no saberlo ahora!? —el reptil rueda los ojos, volviéndose a su sitio, gruñendo— Es por curiosidad, y puede servirnos si me veo en algún aprieto sin ustedes.

— ¿De qué forma?

— Eso no importa —jadea de forma desesperada, negando con la cabeza mientras alzaba sus manos—, solo dime, ¿cómo lo hacían antes? ¡Piensa! un recuerdo de tu juventud, tal vez... —murmura, jugando con sus dedos.

Aquel reptil con años de experiencia frotó su mentón con la punta de su cola, frunciendo el entrecejo, pensativo, rebuscando en lo profundo de su memoria algo que pudiera serle útil al lobo desquiciado al lado suyo, tratando de recordar así fuera un nombre ante la falta de imaginación para mentirle.

— Laura —sentencia, suavizando su semblante, regresando a sus tiempos de juventud, cuando era apenas un reptil en crecimiento conociendo sobre la vida y los sentimientos en un mundo casi perfecto a excepción de los que le tenían miedo—, ella fue mi único amor...

— Jamás la habías mencionado —comenta, viéndolo de reojo, sorprendido de escuchar aquel nombre que desprendía tanto misterio y sentimiento a la vez.

— Ella era la Cobra más hermosa que he visto en toda mi vida —musitó, acurrucandose en el cojín, apretandolo como si se tratase de su misma amada en ese momento—, tan elegante, de carácter fuerte, pero con sus momentos de sensibilidad, era toda una dama... —suspiró, cerrando sus ojos, viéndose como nunca antes.

— Okay —afirmó, sonriendo, cruzando los brazos, le gustaba como iba hasta ahora.

— Recuerdo que cuando traté de enamorarla le traje un ratón albino en una caja, agregándole una carta en la que expresaba mis sentimientos por ella —agregó, divagando con la vista, procurando de dar los detalles en orden mientras repetía lo que fue aquella tarde de sol en la calle donde vivía, frente a ella, perdiéndose en sus orbes amarillos cual miel.

— Una carta... —susurra el lobezno, frotándose la barbilla, asimilando la idea, viéndolo como algo retro pero clásico.

— Luego de eso nos hicimos novios —continuó—, salimos por un tiempo, tuvimos citas, peleas, reconciliaciones... Incluso descubrí que le gustaba robar cosas del supermercado —rió risueño tras el recuerdo de verla ahí, nerviosa, viendo de lado a lado mientras metía todo lo que podía en su bolso, evitando las miradas acusadoras de la gente—, claramente la ayudaba, debía mejorar su técnica pero no teníamos tiempo para eso.

— Una carta... —repitió, ausente de la historia que su mejor amigo le contaba con tanta pasión.

— Sus padres no me aprobaban, a fin de cuentas a la edad de los diecisiete ya conocían mi reputación de ladrón y ella... —suspiró, volviendo al escenario en donde sus suegros le gritaban y le enseñaban sus colmillos bañados en veneno mientras su amada novia lo protegía, enfrentándose a su propia familia entre gritos y siseos— ella hizo lo que pudo por mí. Escapamos de nuestros hogares y nos pusimos de acuerdo para robar juntos y así tener para alimentarnos...

Happy To Meet You ft. WolfickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora