14 • Peinando El Cabello

365 51 5
                                    

La noche se había posado y el tiempo no daba tregua.  

La dupla de novios avanzaba de aquí a allá en toda la guarida del mayor, desesperados, no conforme a haber terminado —o salido— tarde sus horarios de “trabajo” ahora estaban sobre la hora, pasados de tiempo, retrasados según el horario.

— Joder —quejó el más alto, terminando de arreglarse los pantalones azules con la correa azabache—, ¿¡Dónde mierda están los demás!?

— ¡Ellos ya se fueron! —respondió el de pelaje naranja, saliendo del baño tras arreglarse el pelaje, terminado de abotonar su camisa mientras caminaba— ¿¡Dónde está la colonia que compré!?

— ¡La deje en mí cuarto! —exclama, terminado de acomodarse los zapatos, reclinado hacia adelante mientras se encontraba sobre el posabrazos del sofá frente al televisor— ¿¡Qué tan tarde vamos!?

— ¡Diez minutos y contando! —responde a lo lejos, terminando de rociarse la fragancia en su cuello y muñecas— ¿¡Qué tan importante es la reunión!?

— ¡Demasiado importante! —grita, posandose frente al espejo reclinado en una de las estatuas griegas que había robado hace años, reflejándose para ver cómo debía acomodarse la corbata, apresurado— ¡Será la premiación del Delfín De Oro y no me lo quiero perder!

— ¿¡Otra vez!? —chilla, saliendo a paso veloz de la habitación, terminando de acomodarse su saco verde olivo, ajustándose el moño rojizo en el después.

— Es algo que ocurre todos los años —gruñe, decepcionado de sí mismo y de no haber podido pensar más rápido para tomar mejores medidas de cuánto les iba a tomar prepararse—, en verdad es demasiado importante —insiste, acomodándose la corbata celeste para posteriormente abrocharse el saco de cobalto, sintiendo haber quedado listo.

El lobezno se movilizó rápidamente fuera del espejo, siendo detenido por el zorro quien lo devolvió frente a éste en lo que se ponía de puntillas para alcanzarlo mejor.

— ¡Nick! ¿¡Qué haces!? —quejó, viéndolo con confusión— ¡Vamos a llegar tarde!

— No puedes salir a una gala con el pelaje así de encrispado —bufa, acercándose nuevamente con un cepillo en manos, obligándolo a agacharse un poco para poder arreglarlo prontamente.

El de orbes amarillas estaba dispuesto a darle un millón de razones por las cuales la presentación del pelaje no era importante, hasta que sintió el tacto de las cerdas sobre él, alizando su pelaje, deshaciendo los nudos que se habían formado por andar de aquí para allá, arreglándolo por completo.

Se vió envuelto en un trance, uno que desconocía por completo. Nadie en su vida, ni cuando era un indefenso infante, de había preocupado por peinarlo o arreglarlo de ésta forma.
Los movimientos del vulpino eran rápidos y suaves a la vez, probando ser eficiente sin necesidad de ser brusco.

Cerró sus ojos, viéndose complacido por esta nueva atención, moviendo de forma inconsiente su pelaje en el proceso, notando como minutos después esta era igual de atendida por el menor, haciéndolo sentir raro, especial, importante. Sus mejillas empezaron a arder, ah ¿por qué tenía tanta prisa hace apenas un instante? ya no podía recordarlo.

Su mente estaba completamente en blanco, llevándolo a un estado de serenidad que se le hacía tan extraño como agradable. Quizás la verdad es que en el fondo seguía siendo una pequeña bestia que era capaz de domarse con cariño, o quizás...

— Listo —exclamó, dejando el peine sobre el sofá, palmeando los hombros de su novio en el interín, despertandolo de su ensoñación—, ahora sí podemos irnos.

— ¿Cuanto tiempo pasaste peinandome? —preguntó con suma calidez, siguiendolo hacia la puerta del elevador.

— Cinco o nueve minutos —sentencia, presionando el botón para llamar al elevador cuanto antes.

— Nueve-¿¡Nueve minutos!? —bocifera alarmado, viéndolo sin creerle una sola palabra, histérico.

Las puertas se abrieron, la pareja ingresó y con suma impaciencia bajaron los pisos necesarios hasta llegar a la planta baja, subirse en el auto azabache del lobezno e ir a toda velocidad rumbo al centro de convenciones, esperando que aún hubiera tiempo antes de ver la premiación.

Happy To Meet You ft. WolfickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora