■TÚ O YO■

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•TU O YO•

Yo, Kiram Laverthy fui creada a partir de la codicia del hombre por la vida eterna, mi cuerpo fue armado y remendado como tela vieja, después me reanimaron con una gran y concentrada descarga eléctrica que podría dejar sin luz a la mitad de Francia

Soy el producto defectuoso de los seguidores de Víctor Frankestein. Después de mi hubo más sujetos de prueba, todos con el mismo defecto, cada uno decidido a extraer hasta la última gota de felicidad de los humanos, la felicidad de los recuerdos y los momentos, robar indiscriminadamente los breves instantes de euforia que tienen las personas, enfocándose en los niños y ancianos como grupos vulnerables.

Mi tarea es simple, debo viajar por el mundo para encontrar a cada sujeto y asegurarme de que "ya no darán más problemas" como me aseguró el Rey gárgola, que realmente es un Arcángel enviado a la tierra con su ejército para combatir a los seres antinaturales de maldad.

La razón por la que me dejaron vivir y ayudar aún me es confusa, pero el Rey mencionó algo de que parezco buena candidata para un alma, pero no es algo que se otorgue, o naces con un alma o naces sin ella.

—Ya casi terminas la tarea que el Rey te encomendó hace cincuenta años, ¿no estás emocionada por saber que sigue después? –chilla Jacelin con una voz cantarina y una enorme sonrisa.

Ella es un miembro distinguido de la orden, es la única que parece preocuparse genuinamente de mi y de mi futuro.

—No me dijo que seguía después de eso, pero no necesito que me lo diga para saberlo. –gruño y sigo afilando mi espada con cuidado.

—Ilumina a esta podré alma, ¿qué sucederá? –me mira con curiosidad y me arrebata la espada para jugar a blandirla, pero termina arrodillada en el suelo porque resulta demasiado pesada para ella y su huesudo cuerpo– Mierda, siempre olvido que es demasiado pesada.

—Mi muerte, eso es lo que va a pasar. –levanto la espada y la limpio con un pañuelo, ella grazna como si fuera a protestar– Suficiente, Jacelin. Es lo único seguro que tengo. Mi muerte es inminente, sin esos sujetos en el mundo no hay razón para que mi vida se siga extendiendo. –suspiro con cansancio– No puedo envejecer, no tengo familia, el mundo me odia, la naturaleza me permitió vivir sin un alma y ya tuve demasiado de este vacío enorme en mi miserable vida, eso es castigo suficiente. No tengo ni tendré humanidad. –me levanto y acomodo mi espada en el catre como si fuera un bebé– Nunca se sabe, tal vez llegue un punto en que no lo soporte más y decida eliminar al mundo de la misma forma que el mundo me arrebato mi tranquilidad, de cómo me pisoteo y me zanjó la oportunidad o de vivir dignamente o de tener una muerte tranquila. Ya me cansé, me siento como una bomba de tiempo y me he cansado de luchar.

—Querida, no seas tan... –un carraspeo atrae nuestra atención y Jacelin cierra la boca de golpe para tragarse las palabras.

—Tienes razón, tu muerte es inminente, pero podemos extenderla a un plazo considerable si sigues trabajando con nosotros. –la mano derecha del Rey, Adam, me observa con desprecio, puede que sea mensaje del Rey y no palabras alentadoras del soldado.

—Querrás decir, si quiero seguir trabajando para ustedes. –me cruzo de brazos y dejo que mis cicatrices se enrojezcan con la presión de la piel tirante– Me obligaron a aceptar esto y es todo lo que haré, después quiero morir, no deseo seguir siendo el juguete personal de la orden de las gárgolas por gusto, ni siquiera me pagan por el trabajo que hago.

—Te damos alojamiento y comida como pago por tu honorable servicio a nuestra causa. –gruñe Adam y yo suelto un bufido– Si eso no te parece suficiente lo hubieras pensado antes de aceptar unirte.

REX CUENTA HISTORIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora