•SEVERUS SNAPE• (fanfic, parte III)

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....Una semana después....

—Bien, como se los prometí, hoy nos enfrentaremos al boggart que atormentaba la Biblioteca. –observo a la clase y todos son puras sonrisas– ¿Qué tal se sienten?

—¡Confiados! –gritan todos al unísono como si lo hubiesen planeado.

—Me alegra oír eso porque tendremos un acompañante en nuestra clase el día de hoy... –al terminar entra Dumbledore, pero este en lugar de cerrar la puerta deja entrar a alguien más– ...y tal parece que el profesor Snape se ha sumado a nuestra clase. –grazno con un dejo de desprecio– Sean bienvenidos.

Todos los alumnos saludan y luego hago los escritorios a un lado para dejar espacio. Con un movimiento de la mano hago que el baúl llegue a la mitad de la sala.

—¿Cómo quieren hacerlo? ¿Por voluntad o por lista? –todos se miran entre sí asustados y luego me señalan–¿Yo qué?

—¡Usted primero, profesora Brekker! –exclaman al unísono mientras sonríen.

—¡¿Yo?! ¿Cómo se atreven a enviarme primero? –grazno fingiendo decepción– Bien, lo haré. Pero que el mundo sepa que ustedes me obligan.

Le quito la cadena al baúl dejando solo el candado que cierra el broche antiguo. Me giro hacia los presentes y sonrió con complicidad.

—¿Listos? –todos se quedan pensando en mi pregunta, así que nadie responde– Tomaré eso como un sí. –veo el baúl con cierta incertidumbre– Les advierto que yo no sé qué veré en el boggart. –tomo una bocanada de aire con nerviosismo– Hagan espacio. –todos retroceden y los dos visitantes esperan ansiosos– Alohomora. –giro la mano y el candado cae con un clic.

Una nube negra asciende desde el fondo del baúl y toma la forma de la anciana que era mi cuidadora.

—No eres más que un bicho raro. –gruñe la vieja– Debería matarte a golpes. –me barre con la mirada– No vales ni una pieza de oro, eres un desperdicio. –trago saliva con dificultad y levanto ambas manos para lanzar el encantamiento– ¡Inútil! ¡Basura! ¡Monstruo! ¡MONSTRUO!

Los niños retroceden cuando la anciana levanta un látigo y no deja de gritar que soy un monstruo despreciable.

—¡Riddikulus! –grito pensando en un pollito con lentes oscuros y peinado de rockero metalero.

Todos mis alumnos rompen a reír al ver al pollito, incluso escucho a Dumbledore riéndose y con eso el boggart se encoge y lo regreso al baúl.

—Me disculpo por el inconveniente, he tardado más de lo previsto en reaccionar. –me acomodo el vestido y suspiro– ¿Quién sigue?

Nadie dice nada y yo sonrío comprensiva. Pongo las cadenas al baúl y regreso los pupitres a su lugar habitual.

—Me parece adecuado dejar esta lección para otro momento. –los observo y veo sus caras llenas de alivio– No puedo presionarlos a enfrentar sus miedos, así que repasen la lección de cómo enfrentarse a un boggart y hagan un escrito de repaso, esa ya se la saben.

—Sí, profesora Brekker. –se sientan en sus pupitres y yo me acerco al director y a Snape– Vaya drama, me quedé paralizada.

—Suele pasar, Andrómeda, que eso no te aflija. –aconseja Dumbledore con una sonrisa comprensiva– Hasta los mejores magos tenemos momentos de quiebre, eso es natural.

—Tendré que practicar. –pongo mi puño debajo del mentón– Debo ser más rápida, no puedo poner en peligro a mis estudiantes por algo tan nimio como un miedo por una anciana tonta.

REX CUENTA HISTORIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora