°LIBERTAD°

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°LIBERTAD°

—Tú no me has amado... –una lágrima resbala por su mejilla y se pierde bajo su cuello– Solo fingiste, y lo peor de todo no es eso... –me mira con furia, y yo solo puedo atragantarme con mi propia saliva– ¡Me enamore de ti! ¡Me enamoraste con cada gesto, cada palabra, con cada momento! ¡Ya no puedo negarlo y tu tampoco!

—Yo... –joder porque no puedo hablar, diablos.

>>Eres la maldita mutante más poderosa. ¡¿Por qué mierda te asusta hablar con él?!<<

—Yo... –carraspeo intentando continuar, el aire se acaba en mis pulmones, me estoy ahogando– Sé que soy un desastre, se que estamos jodidos. Lo sé perfectamente, pero jamás había sentido... esto. –me mira decepcionado– Nunca había sentido lo que sea que es el amor, mi vida siempre giró entorno a exámenes médicos, ejercicios forzados y horas de soledad en una habitación sin ventanas, no sé comportarme de otra manera. –trago saliva nuevamente oara bajar el nudo en mi garganta y lo observo con los ojos vidriosos– Siempre que me pasa algo bueno en la vida, tengo que arruinar el momento porque me acostumbré a sufrir, me acostumbré a sentir los putazos que me daba la vida. Porque esa era mi normalidad. –niega con la cabeza– ¡Las cosas buenas siempre significaban que se acercaba algo mucho peor!

—Eso no es excusa. Me ocultas muchas cosas. Tienes un secreto que te pesa, que cargas en tus hombros y que no quieres aceptar. –se pasa los dedos por el pelo exasperado– ¡No podemos avanzar si tu no eres lo suficientemente sincera! –desde el fondo de mi corazón sale la primera lágrima, tímida y miserable.

>>Mierda, no llores, si lloras muestras debilidad y tú no eres débil, nunca has sido débil.<<

Él da media vuelta, dispuesto a subir a ese vuelo, ese vuelo que lo alejará de mi, y ¿qué estoy haciendo? Mirando como se aleja con su maleta en mano.

No puedo moverme, estoy a punto de perderlo para siempre y no tengo las agallas de ir tras él. Joder, odio ser débil, odio ser como soy. ¡Me odio!

Jalo de mi pelo con brusquedad, arrancando algunos mechones castaños de mi cabeza.

>>¡¿Estas pendeja o qué?! ¡Ve tras él, no mames! ¡Si se va, tu vida volverá a ser una mierda! ¡Corre perra, corre!<<

No sé en qué momento comencé a correr, mis piernas salieron tras él sin que yo diera la orden previa.

Connor esta a punto de entregar su boleto a la mujer esa de traje. Apenas estira su brazo lo tomo y lo saco fuera de la fila. Escucho algunos gritos tras de mi, pero no me detengo.

Lo jalo fuera de todos esos mundanos, lejos de todo ese ruido que no me deja pensar, lo saco fuera del aeropuerto, buscando aire, tranquilidad.

Una vez fuera me detengo en seco y me volteo para ver su cara. Debo enfrentar mis miedos.

Esta asustado, me mira como si no me conociera, como si fuera una loca secuestradora que acaba de hacer que perdiera su vuelo.

—Mis padres... –toma mi mano y la aprieta para darme seguridad. Amo esos pequeños gestos– Siempre me aislaron; en Noruega, cuando tenía 7 años, me trataban como una rata de laboratorio y no como su hija. Me golpeaban sin razón alguna, si un análisis no salía como ellos esperaban o si no hacía mis ejercicios en el tiempo esperado... –lo miro y él me regresa la mirada, alarmado y confuso, sus ojos cafés están asustados, queriéndome decir algo y no diciéndolo– No me dejaban dormir dentro de la casa, me encerraban en una celda subterránea con un collar para que me impidiera usar mis habilidades. Estaba sola, cada noche. Sin nadie con quién hablar o con quién jugar.

REX CUENTA HISTORIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora