~Capítulo 28~Te odio. Me gustas...

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Me paré junto a la ventana y la abrí con rapidez para mirar hacia abajo. Allí estaba él con el brazo hacia atrás y disponiéndose a lanzar una próxima piedrecilla. Mi corazón aleteó y revolvió mi estómago haciéndome asomar una sonrisita ante su ocurrencia de llamar mi atención y despertarme, pero rápidamente fruncí el ceño al recordar lo que mi mente aun adormitada me hizo recordar. ¿Qué coños hacia aquí? ¿No debería estar con esa perra? ¿Acaso no volvería sino hasta en dos días más? ¿Cómo sabe la ubicación de mi habitación? ¿Acaso me estaba vigilando?—

-Lárgate, Jimin—Hablé molesta y volviendo a cerrar la ventana para alejarme de esta. Me acosté en mi cama y cerré los ojos queriendo volver a llorar. Nuevamente el sonido estruendoso ante mis sentidos de ese momento, empezó. Traté de conciliar el sueño pero no tardé más de un minuto en volver a ponerme de pie, furiosa. Abrí la ventana y lo miré furiosa—

-Solo quiero hablar contigo, (TN). Tenemos que hablar— Exclamó

-Yo no tengo nada que hablar contigo, Park. Ya todo quedó claro—Volví a acerrar la puerta. No tenía intenciones de verle más y hablar tranquilamente con él. Si lo tenía en frente juro que me lanzaría sobre él y lo terminaría rasguñando por haberse atrevido a hacerme tal cosa. Como lo odiaba ¡Maldito puto!

Las piedrecillas dejaron de chocare n mi ventana, haciéndome sentir más triste al ver que no insistió y se había marchado. ¡Pues bien! ¡No vuelvas jamás, maldito Park! No necesito nada de ti. Mi vida es una mierda desde que te conocí. Desaparece de ella.

Cerré los ojos y al cabo de unos minutos, el sonido de la ventana volvió, pero esta vez sonaba diferente. Abrí los ojos de golpe y me levanté, abriendo los ojos de par en par, viéndolo trepado, cerca de mi ventana y fuera de mi habitación. ¿Qué mierda hacía?

Brinqué de la cama nuevamente y corrí hasta la ventana—

-¿Qué mierda estás haciendo?—Pregunté exaltada y sintiendo como mi corazón palpitada de prisa ante la idea de que podría caer—

El golpeó la ventana y movió la cabeza, haciendo señas, que me daban a entender  « No te escucho»

-Que te largues ¡Maldito imbécil!—Volvió a hacer las mismas señas. Mordí mis labios sintiéndome furiosa y con rapidez abrí las ventanas.

-Que te largues, maldito...—

No dejo que terminara mi frase e ingresó a mi habitación de un salto. ¡Maldita sea! Si me había oído. ¡Solo se había hecho para que lo dejara entrar! ¡Mierda! ¡Mil veces mierda!

-Necesitamos hablar—Habló dando pasos hacia mí.

-No tengo nada que hablar contigo, Park—Le respondí apretando los puños con tal fuerza que podía sentir mis venas queriendo reventar—Lárgate de mi casa y mi vida maldito ¡Es un puto imbécil!—

-(TN). Perdóname—levantó sus manos a la altura de sus hombros haciendo gestos mientras hablaba—Te juro que me es difícil poder decirle que no a una mujer. Pero a quién quiero es a ti. Eres lo mejor que me ha pasado—

-Ahórrate tus palabras, maldito imbécil ¡Te odio! ¿Cómo puedes tener la cara para aceptar que te has acotado con otras?

-Pero no lo volveré a hacer—

-¡Eres una maldita mierda! ¡Lárgate!

-No lo haré—Habló furioso y caminando hacia mí, quedándose en frente mío—

-Perdóname (TN). Te juro que no volverá a pasar. Te juro que solo serás tú. Puedo soportar que cualquier otra chica se enfade conmigo, pero no tú. Me gustas. Ya te lo dije. Me gustas demasiado... tal vez para mucho serás igual a las otras, pero para mí eres lo que me falta. Quiero estar contigo como jamás he querido con nadie. Perdóname—

-Calla tu maldita boca. Muérete y lárgate. No me interesan tus disculpas—Curvé los labios quedándome quieta a allí y escuchando sus palabras de disculpa una y otra vez. Mi enfado era demasiado, era una mezcla de sentimientos que me estaban desesperando y dejando sin razonar. Por un lado quería lanzarme a él para besarlo, abrazarlo y sentir sus manos sobre mi cuerpo, pero por otro, quería estrujarlo, patearlo allí en donde más le duele, para que jamás lo vuelva a utilizar.

-(TN) perdóname ¿Qué puedo hacer para que me perdones?—

-Nada. Solo vete—Volví a bufar—

-Perdóname—

Giré la vista hacia él, estando furiosa ante tanta insistencia, pero a la vez me agradaba que me rogara sin darse por vencido. Lo vi mirándome los ojos, con una expresión de arrepentimiento. Levantó sus manos y la puso en mis mejillas, haciéndome sacudir el cuerpo, al llenarlo de nervios.

-Me gustas demasiado (TN). Solo me importa tú ahora. Perdóname—Se inclinó despacio, acortando la distancia entre nuestros labios y haciéndome sentir su aliento entrar por mi boca. Él cerró los ojos pero yo no lo hice. Sentí sus labios sobre los míos, acariciándolos y dándoles caricias y calor. Empezó a besarlos y chuparlos de manera lenta, como si sus labios también se disculparan por haber besado a los de otra mujer... otra mujer—

Apreté los labios con fuerza y puse mis manos en sus pecho para empujarlo, avanzándome sobre él y cayendo, ambos sobre mi cama, conmigo encima, hecha una fiera—

-¡Maldito! ¡Te odio! ¡Te odio!—Gritaba una y otra vez mientras le sujetaba del cabello y lo tiraba, y él intentaba detenerme, haciendo desviar mis manos, ocasionado que lo rasguñara una y otra vez—

-¡Te odio! ¿Cómo pudiste? ¿Cómo te atreviste a acostarte con otra?  ¡Eres un maldito puto!—continuaba rasgándolo y pateando mientras trataba de zafarme y golpearlo una y otra vez—

-¡Te odio! ¡Te odio!—

-Tranquila. ¡Ya basta! ¡Detente!—Gritaba para que lo escuchara, pero yo estaba ensordecida y no asimilaba. Solo sabía que me dolía el pecho y que quería llorar. ¿Cómo se había atrevido a costarse con otras mujeres? ¡Lo odiaba!—-

-¡Te odio! ¡Solo me utilizas como lo demás lo hacen! ¡Me pisoteas! Te burlaste de mis sentimientos... te burlas de lo que siento—Apreté los labios y dejé de moverme mientras lo veía a los ojos, y notaba que mi visión se volvía borrosa— ¿Cómo pudiste Jimin? Me dijiste que me querías y luego te fuiste a acostar con ella. Te vi mientras salías de tu casa... ella te besó y tu parecías complacido... como cuando me besabas. ¿Y ahora me confirmas que te has estado acostando con ella? Te odio— Di golpes en su pecho una y otra vez, pero más débil, sin verlo con claridad por mis ojos estaban llorando.

Mis lágrimas siguieron cayendo con más fuerza, y mesclada con mi timbre de voz en un hilo. Me dolía el pecho—

-Perdóname (TN). Te juro que no volverá a pasar. Te juro que solo serás tú de ahora en adelante—Lo oí susurrar en un timbre de voz más suave, y jalando levemente mi cabeza, para reposarla en su pecho—Soy un imbécil por hacerte llorar, pero te juro que eres a la única que quiero. A la única que amo.

Me dejé caer sobre su pecho, y me aferré a él tanto como pude, sin dejar de sollozar y quitarme esa angustia de mi pecho, que tanto me lastimaba una y otra vez. No respondí absolutamente nada, solo me quedé aferrada a él, sin ni siquiera darme cuenta que estábamos echados solo con medio cuerpo sobre la cama, y sin cubrirme. No sé por cuanto tiempo lloré, solo sé que sus manos me acariciaban la cabeza y la espalda para consolarme, al mismo tiempo que me susurraba palabras que no captaba muy bien. Luego me quedé dormida.

Moví mi cuerpo levemente al escuchar el despertador, me moví despacio y lo golpee para que se callara. Nuevamente regresé a mi lugar y me aferre a la espalda a la que lo había estado haciendo mientras dormía. Esa espalda se giró y se convirtió en un pecho cálido, cuyos brazos me rodearon y sus piernas se entrelazaron con las mías. Respiré hondo e inhalé su perfume... olía a... Jimin—

Abrí los ojos de par en par.

-¡Jimin!—hablé viéndolo recostado a mi lado—

-(TN)—La voz de mi madre al mismo tiempo que entro por la puerta— ¿Qué ocurre? ¿Por qué gri...?—Cortó su pregunta de golpe, haciéndome girar hacia ella, logrando ver que su expresión estaba seca y sus ojos abiertos de par en par al ver a un hombre en mi cama.

War of hormoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora