~CAPÍTULO 30~Aun no te he perdonado

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-¡Eres una maldito perro!—Grité furiosa y dejando mis lágrimas caer, levantando la vista y viendo ambos cuerpos desnudos, en el mismo instante que él salía de ella al verme ingresar.

Llevé mis manos hasta mi boca para tapármela, sintiendo los músculos tensarse-

-¡Maldita sea!—Gritó él tapándose junto a la chica con la que estaba— ¡Sal de aquí! ¿Es que no sabes respetar la privacidad de los demás en casa ajena?—Reclamó furioso—

-Lo siento, yo, yo creí...—

-¡Jimin!—Gritó JungKook sin dejar que me disculpase. Se escucharon pasos que corrían por el pasillo y segundos después lo vi ingresar por la puerta—

-¿No puedes decirle a tu novia que no interrumpa a mi puta privacidad?—Le restregó en la cara a Jimin, por mi culpa. Al mismo tiempo que él me tomaba de la mano para sacarme de allí—

-Lo siento JungKook. Sigue en lo tuyo—Hablo sonriéndole y empezando a salir conmigo de la habitación.

-Lo siento, de verdad lo siento JungKook—Hablé observándolo y de reojo a la chica que parecía furiosa a su lado, después de haberlos interrumpidos. Era una chica de cabello muy oscuro y tez levemente bronceada que lucía enojada. «De verdad lo siento»

Caminemos con Jimin hasta bajar las gradas y luego cruzar la sala hasta la cocina en donde vi un plato de cereal con yogurt—

-Vaya problemas que ocasionas—Habló deteniéndose junto a la mesa—Así que viniste—Sonrió mordiendo su labio— ¿Ya me has perdonado?—

Me quedé inmóvil, observando la curva de sus labios y esos ojos negros que me encantaban, mesclado con su cabello alborotando, dándole un aspecto tan caliente. Entonces miles de pensamientos vinieron a mí, haciéndome recordar la manera que en que me sentía antes de ingresar a aquella habitación: una mezcla de desesperación, tristeza, amargura, decepción y... me había dolido tanto que había podido sentir como el corazón se me hacía pedazos con la idea de entrar y encontrarlo fallándose a una tipa... pero no había sido él. Si no que ahora estaba en frente mío, parado, y con una sonrisita pícara en sus labios—-

-Jimin—Hablé casi en un susurro y lanzándome en su brazos para sentir cómo algunas de mis lágrimas caían, además de que mi cuerpo pedía a agritos que lo me aferrase a él para tratar de hacerme de idea, que Jimin estaba a mi lado, y no con otra.

-creíste que era yo ¿Verdad?—preguntó acariciando mi espalda—Perdona. No te vi ingresar la casa porque salí a hacer unas pequeñas compras.

-Eres un idiota—Le reproche en un hilo de voz— ¿Acaso comparten la misma cama para tener a sus mujeres?—

Jimin echó a reír ante mi comentario—

-(TN), JungKook y yo somos como hermanos. Y pues, supongo que su necesidad era grande y como su habitación se hallaba más lejos, ingresó a la mía. Además tú no eres una de las mujeres de los dos. Tú eres mi mujer y la única ¿Me oyes?—sujetó mi rostro para hacerme observarlo. Sus ojos parecían sinceros, pero ¿Cómo sabía que en realidad era verdad lo que sus labios decían?—

-Deja de mentir—Me aparté de él, secando mis lágrimas y hacer como si nada—Aun no te he perdonado—

Suspiró y luego sonrió para tomar asiento y tomar la cuchara pasar seguir comiendo su cereal—

-¿No deberías estar es ese estúpido viaje con esa...?—Me mordí la lengua para no pensar en ello. Clavé la mirada hasta su rostro y cuello, logrando hallar algunos rasguños, ocasionado por mí en la noche anterior... Se los tenía bien merecidos.

War of hormoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora