CAPÍTULO 39~el uno para el otro

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No quiero irme... quiero estar contigo... estoy... estoy enamorada de ti, Jimin ¿Qué más necesitas saber?—

-Nada—respondió al instante sin ni siquiera pensar en mis palabras—Solo lárgate y vete de mi vida.

Lo observé atónita, completamente ida ¿De verdad me había contestado?

-¿No me oíste?—Arqueó las cejas—Te dije que te fueras—

Apreté los puños furiosa, sintiendo cómo de vena de mi muñeca se notaba levemente. Una sensación de dolor en la cabeza al oprimir mis dientes con fuerza y contener mi furia, mesclada con tristeza.

-¡Genial!—Grité levantándome de la cama y quedando desnuda delante de él—Me parece genial. Te he oído muy fuerte y claro—Hablé sarcástica. Me incliné hacia un lado y recogí mi ropa, para colocarlas en la cama. Una de sus casacas estaba sobre la mesa de junto. La sujeté con la mano para alejar su estúpido perfume. Tiré la casa a un lado y tomé mis bragas para colocármelas, tomé mi sujetador y lo coloqué sobre mis pechos, estirando las manos por mi espalda y buscar con el tacto, el broche. Se me resbaló por la mano debido a que la furia solo lograba que mi mano derecha temblara.

-Deja te ayudo—Habló Jimin.

Me aparté de él de un empujón y me giré levantando mi mano y retornándola hasta su mejilla, generando un estruendo de mi palma chocando en su rostro, haciéndole girar la cabeza.

Apreté los dientes con tanta fuerza que me generaba más dolor en la cien. Trataba de contener mis lágrimas; sin embargo una se me escapó sin poder evitarlo.

Sorbí mi nariz y me dispuse a hablar a duras penas—

-No te atrevas a tocarme de nuevo. Quiero tus putas manos lejos de mí— Escupí como si fuera veneno lo que contenía mi boca. ¿Cómo se podía amar y adiar tanto a una persona al mismo tiempo?

¡Maldito infeliz! ¡Todos los putos hombres son iguales! Solo fingen quererte para luego desecharte como cualquier objeto ya usado.

-Te espero afuera—Se giró sin agregar algo o defenderse. Ni siquiera observé su expresión... su voz había sonado como un susurro.

Apreté los dientes dejando mi cuerpo inundarse en sensaciones que me ahogaron en llanto.

Entreabrí los labios y dejé escalar un quejido amargo. Me dolía tanto... me dolía que de verdad haya creído que él me quería, pero al final... todo ha terminado como es de costumbre... sola. He terminado sola, de nuevo.

Bajé las escaleras completamente vestida, con el delineador corrido aún más de lo que ya había estado. Hace dos malditos no me veía ni siquiera a un espejo. Bajé hasta la sala y escuché gritos desde la cocina—

-¡No es mi puta culpa!—Se oyó la voz de Jimin en un grito exasperado, combinándose con un golpe en la madera— ¡No le vas a decir nada!

Me acerqué hasta la puerta. Ni siquiera sabía por qué me molestaba en verlo por última vez, es decir, cerca; porque en la puta escuela, aun lo vería.

-¿Crees que la vas a poder ocultar de él si la dejas de ver? Eso es...— abrí la puerta interrumpiendo su amena conversación. ¿De qué mierda hablaban? No me importa. La mejor decisión que había tomado en mi vida era esta; alejarme de Jimin.

-Perdón por la irrupción—Hablé con el timbre seco y nada expresivo. Repasé con mis ojos a Jimin, y luego los enterré en JungKook— Solo venía a despedirme de JungKook—Los ojos de JungKook se entreabrieron en sorpresa por segundos, pero luego se calmaron, mirando de reojo a Jimin.

War of hormoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora