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—De verdad creo que deberías cantar esa última nota en mi mayor —insiste Cass. Es como un disco rayado, soltando la misma sugerencia sin sentido cada vez que terminamos de repasar nuestro dueto.

Pero soy pacifista. No creo en el uso de los puños para resolver los problemas.
Creo que cualquier tipo de pelea organizada, incluso las deportivas, son una barbaridad y pensar en las guerras me revuelve el estómago. Pero aun así, estoy «a esto» de soltarle un puñetazo a Cassidy Donovan en la cara.

—Esa nota es demasiado baja para mí. —Mi tono de voz es firme, pero es
imposible ocultar mi enfado.
Cass pasa una frustrada mano por su pelo oscuro y ondulado y se vuelve a Mary Jane, que está jugueteando nerviosa en el banco del piano.

—Tú sabes que tengo razón, MJ —le implora—. Será un golpe más impactante si Jungkook y yo acabamos en la misma nota que si hacemos la armonía.

—No, el impacto será mayor si hacemos la armonía —le rebato.

Estoy a punto de empezar a arrancarme mi propio pelo de la cabeza. Sé
exactamente lo que está haciendo Cass. Él quiere acabar la canción en SU nota.

Ha estado soltando mierdas como esa desde que decidimos formar un equipo para la actuación de invierno, haciendo todo lo posible para que destaque su voz y mandarme a mí a un segundo plano.

Si hubiera sabido lo divo que es el puto Cass, le habría dicho que ni de coña a este dueto, pero el imbécil decidió mostrar su verdadera cara después de haber empezado los ensayos y ahora es demasiado tarde para echarse atrás. He invertido demasiado tiempo en este dueto y lo cierto es que me encanta la canción, en serio. Mary Jane ha escrito un tema increíble y una parte de mí no quiere decepcionarla lo más mínimo.
Además, sé bien que la facultad prefiere los duetos a los solos, es un hecho: las
últimas cuatro actuaciones que han ganado la beca han sido duetos. A los jueces se les hace el culo gaseosa con las armonías complejas y esta composición las tiene en abundancia.

—¿MJ? —suelta Cass.

—Eh…

Puedo ver cómo la rubia pequeñita se derrite bajo su mirada magnética. Cass tiene ese efecto en las mujeres. Es exasperantemente guapo y encima su voz es fantástica. Desafortunadamente, él es plenamente consciente de ambas cualidades y no tiene ningún reparo en utilizarlas en beneficio propio.

—Quizá Cass tenga razón —balbucea MJ, evitando mirarme a los ojos mientras me traiciona—. ¿Por qué no lo intentamos en mi mayor, Jungkook? Vamos a hacerlo una vez y a ver cuál funciona mejor.

«¡Traidora!, ¡Judas!» Eso es lo que quiero gritar, pero me muerdo la lengua. Como yo, MJ se ha visto obligada a hacer frente a las demandas estrafalarias de Cass y a sus «brillantes» ideas desde hace semanas, así que no puedo culparla por tratar de llegar
a un punto intermedio.

—Ok —suelto—. Intentémoslo.

El triunfo ilumina los ojos de Cass, pero no permanece ahí mucho tiempo porque después de cantar la canción otra vez, queda claro que su sugerencia no vale para nada. La nota es demasiado baja para mí y, en lugar de conseguir que la hermosa voz
de barítono de Cass destaque, mi parte suena tan fuera de lugar que desvía toda la atención.

—Creo que Jungkook debe quedarse en la tonalidad original. —Mary Jane mira a Cass y se muerde el labio, como si tuviera miedo de su reacción.

Y aunque el tío es un arrogante, no es estúpido.

—Bien —suelta—. Lo haremos a tu manera, Jungkook

Aprieto los dientes.

—Gracias.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora