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Jungkook está como una cuba.

No solo eso, sino que además se niega a volver a casa. Es la una de la mañana y la fiesta se ha trasladado del bar a mi casa, y no importa lo mucho que lo intente, me resulta imposible convencer a Jungkook de que se retire por hoy.

Empieza a ser absolutamente esencial que Jungkook vuelva a su residencia. Mi salón está lleno de jugadores de hockey y de conejitas, y todos sin excepción tienen por lo menos un 8 en mi escala de borrachera: veloces en su camino a mandar la inhibición a tomar viento y cometiendo algunos errores garrafales.

Yoongi acaba de arrastrar a un Jungkook muerto de la risa al centro del salón y los dos han empezado a bailar el Baby, I Like It Rawde ODB, que sale de los altavoces todo volumen.

Jungkook no se movía de forma sugerente mientras cantaba Lady Gaga en el karaoke del bar, pero todo ha cambiado. Ahora se mueve sexy de flipar. Ha pasado de « Disney Channel» al modo «zorrón total» y es sin duda el momento adecuado para parar esto de raíz antes de que llegue al modo «¡hagamos un video acostándonos, xxx!».

Por supuesto que sí.Voy directo hasta donde están Jungkook y Yoongi, les separo con fuerza sujetando con firmeza el hombro de Jungkook.

—Necesito hablar contigo —le grito encima de la música.

Él pone mala cara.

—¡Estoy bailando!

—Estamos bailando —añade Yoongi.

Le lanzo una mirada muy seria a mi compañero de equipo.

—Baila con otra persona —concluyo.

Como si hubiera hecho una señal, un chico dispuesto a bailar con él se acerca cual aparición y tira de Yoongi hacia sus brazos. Yoongi se olvida de inmediato de Jungkook, lo  que me permite arrastrarlo fuera del salón sin más objeciones.

Le rodeo el brazo con mi mano y la dirijo al piso de arriba; no la suelto hasta que estamos en la tranquila seguridad de mi dormitorio.

—La fiesta se ha acabado —anuncio.

—Pero me lo estoy pasando pipa —se queja.

—Sé que es así. —Cruzo los brazos—. Te lo estás pasando DEMASIADO pipa.

—Eres malo. —Con un suspiro exagerado, Jungkook se acuesta en la cama y caer sobre su espalda—. Tengo sueño.

Sonrío.

—Vamos, te llevo a tu residencia.

—No quiero ir. —Extiende los brazos y las piernas y empieza a hacer un ángel de nieve en mi cama—. Tu cama es tan grande y cómoda.

Después sus párpados aletean hasta que se cierran y se queda quieto. Otro profundo suspiro se escapa de sus labios.

Reprimo un gemido cuando me doy cuenta de que está a solo unos segundos de quedarse dormido, pero luego decido que es mejor que lo deje dormir aquí esta noche la lleve a su casa por la mañana. Porque si yo lo llevo a casa y se anima otra vez, no estaré allí para asegurarme de que no se mete en algún lío.

—Vale —digo asintiendo una vez con la cabeza—. Quédate aquí a dormir la mona,Cenicienta.

Él resopla.

—¿Eso te hace mi príncipe?

—Exacto. —Me meto en el baño y rebusco en el armario donde guardo las medicinas hasta que encuentro ibuprofeno. Después lleno un vaso con agua y regreso ala cama; me siento en el borde y obligo a Jungkook a sentarse—. Tómate dos de estas y bébete el agua —ordeno, poniendo dos pastillas en la palma de su mano—. Créeme,mañana por la mañana me lo agradecerás.

Prohibido EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora