Entre la venganza - [Eyeless Jack y Jane the killer]

XXXII: Sin la máscara

Era tarde, la hora a la que comúnmente se levantaba ya había pasado. Así llevaba toda la semana, se acostaba tarde, y se levantaba tarde. Había comido poco, y hecho casi nada. El día en que descubrió la verdad sobre Jack, no pudo reaccionar. Los sentimientos que tenía por el fantasma le impedían creer que podría hacer tal cosa, principalmente porque lo tenía en un pedestal. Liu fue el primero que intentó consolarla, aunque Jane lo sintió muy extraño. No era el Liu de siempre, sin embargo no le prestó mucha atención, porque sus pensamientos se dirigieron a Jack. No fue capaz de hablar con Sasha y Liu, entre lágrimas les pidió a ambos que se fueran de su edificio. Odiaba que la vieran llorando. Desde la muerte de sus padres, nadie la había vuelto a ver llorar, aunque lo hacía seguido. Liu insistió en quedarse para apoyarla, pero no hubo palabras para convencer a la devastada pelinegra.

Después de cerrar la puerta, dejando a Sasha y Liu afuera, apoyó su espalda en esta y sintiéndose libre de las miradas ajenas, comenzó a llorar. Fue un llanto desconsolado, sin pausa y que agitó su respiración. Más tarde fue hasta su habitación, y gritó insultos al aire hasta esconder su rostro entre las almohadas de su cama. Aquél momento y espacio, aflojaron aún más su llanto, mientras los pensamientos dañinos ingresaban en su cabeza.

"¿Por qué, Jack? ¿Qué me has hecho, ojitos saltones?" Era la primera pregunta que se abría paso en su cabeza. No comprendía los motivos de lo que había hecho el fantasma. Lo que más temía, era que su acercamiento con ella, fuese un plan de Jeff. Y aquello la llenaba de rabia, por pensar que había sido tan estúpida como para ser engañada de esa forma. El fantasma había dicho lo correcto en el momento correcto, cuando ella lo necesitaba. Si todo estaba planeado, Jack era una maldita mente maestra, y probablemente era más psicópata que Jeff. Y en ese caso, todo, absolutamente todo, era mentira. Las cosas más hermosas que nadie la había dicho en años, eran puras mentiras. Durante las primeras horas creyó que aquello era la verdad. Sin embargo, cuando sus lágrimas se apaciguaron, surgió una nueva pregunta. Si todo era un plan de Jeff, ¿por qué esperar tanto tiempo? No tenía mucho sentido para ella, en cualquier momento el fantasma podría haberle tendido una trampa, pero no lo había hecho. ¿Por qué? ¿Por el tiempo? ¿El lugar? ¿Por qué? No lo comprendía, y aunque en el fondo quería creer que en su historia de amor nada tenía que ver con Jeff, no podía evitar pensar que desde el inicio todo había sido un plan maquiavélico de su mayor enemigo. El desgraciado la atormentaba, hasta en su vida amorosa. La torturaba en todos los ámbitos, había cambiado todo de ella: su aspecto, su razón de existir, su vida entera, y ahora esto. Volver a recordar todo la hizo golpear su almohada entre gritos furiosos. Luego cayó agitada, derramando nuevamente lágrimas.

"Y si... ¿nunca fue un enfermizo plan?" Fue la pregunta que se le ocurrió mientras iba a por servilletas, para sonarse la nariz. Aquello implicaría muchas cosas. Para empezar, los motivos por los que Jack se acercó a ella, en ese caso cambiaban. ¿Pero cuáles eran? ¿De verdad se había interesado en ella? ¿Desde qué momento? ¿Desde el día en que lo conoció en su cabaña? ¿Cuándo se reencontraron en el ataque a Liu? ¿O desde cuándo? Y si era real, si realmente el fantasma había estado interesado en ella... ¿Algo de lo que había dicho era verdad? Todas las cosas que Jack le juró a Jane, esas palabras que a ella le encantaba escuchar, y que eran especiales porque era él quien las decía; todo aquello, ¿alguna vez habían sido verdad? ¿O todo había sido una macabra mentira? Las preguntas eran muchas, y aunque pensara una y otra vez sabía que no hallaría las respuestas que tanto deseaba. Cosa que la torturaba aún más.

"¿Cómo es posible que sean amigos?", pensaba mientras caminaba a buscar un vaso de agua. En aquél punto los ojos le picaban, y la furia aún tenía lugar en su mente. No lo comprendía. Esa amistad, o lo que fuera, cómo era posible que existiera. Jack no era malo, o al menos no parecía igual a Jeff. Pero si eran amigos, evidentemente debían ser iguales. Igual de desgraciados. Las mismas mierdas humanas, y en verdad ni era eso, ni siquiera era humano.