Entre la venganza - [Eyeless Jack y Jane the killer]

XV: Ojitos saltones

Jack se metió al bosque después de su pelea con los proxys. Su brazo derecho, el que tenía herido, lo llevaba colgando casi sin fuerzas. Y con su mano izquierda intentaba tapar la herida, de la cual seguía saliendo sangre. Pero el fantasma no se sentía mareado, era como si perdiera sangre sin parar pero esto no lo inmutaba. Caminó por unos largos minutos, hasta que llegó a su cabaña. Entró y se acostó en su cama. Dejando el piso y la cama manchados de sangre. Se quedó acostado mirando el techo, sin lograr concebir el sueño. Pasó una hora, en las que oía como gotas de sangre caían desde la cama al suelo, y cuando creyó que toda la noche se la pasaría así, oyó que alguien golpeó la puerta. Sus sentidos se agudizaron y se puso de pie al instante, lo que provocó que se mareara y cayera al suelo. ¿Quién podía ser? Nadie más que Jeff sabía la ubicación de la cabaña. Podía ser los proxys de nuevo o el mismo Slenderman, pero ellos no tocarían la puerta. ¿Tal vez una persona perdida? Intentó adivinar quién podía ser mientras caminaba hasta la puerta. Al llegar miró por la cerradura y vio a una mujer que jamás podría confundir. Era Jane. Sorprendentemente, en algún momento olvidó que ella sabía la ubicación de su cabaña. Apoyó su mano en el picaporte por unos segundos pensando, hasta que al final decidió abrir.

—Sí que estás aquí, por un momento creí que te habrías ido a otro sitio —dijo ella con tono simpático mientras miraba a Jack, y al notar la sangre de su cuerpo su tono cambió a uno de preocupación—. Oh Dios Jack, ¿qué te pasó?

—Ah... ¿esto? —Se miró su propio cuerpo y más tarde volvió a mirar a Jane—. Fue una pelea, pero no hay de qué preocuparse.

—No te hagas el fuerte —respondió acercándose a él—. Déjame curarte.

Jack la dejó pasar y ella miró su cuerpo buscando las heridas.

—No es que me haga el fuerte, en algún punto debería curarme sin problemas, solo que esta vez no está sucediendo —respondió él mientras era movido por Jane, la cual al encontrar la herida de su brazo emitió un sonido de dolor que si ella misma lo sintiera.

—Mira eso Jack... no entiendo como sigues de pie. Ven —lo tomó de la mano y lo llevó hasta la habitación, recordando donde estaba gracias a la anterior vez—. Has perdido mucha sangre —, dijo al ver la cama manchada. Quitó las sábanas y le hizo señas a Jack para que se recostara. Este le hizo caso y se quedó mirando a Jane hasta que ella preguntó—. ¿Tienes un botiquín? ¿O algo con lo que pueda curarte?

—En el segundo cajón hay una caja de metal con algunas cosas —Señaló el mueble.

Jane fue hacia allí y abrió el cajón indicado. Encontró una cajita de metal. Con todo listo, se acercó a Jack.

—Quitate la ropa —dijo Jane revolviendo cosas adentro de la caja.

—Vaya Jane, ¿tan rápido? —El estado débil del fantasma no le permitió acompañar el comentario con un tono gracioso.

—Me refería a tu remera —respondió ella sonriendo mientras sacaba alcohol etílico.

—Oh, que lástima —Jack le hizo caso a Jane, y mientras se quitaba la playera ella lo miró con detalle.

—Aunque... quizás la próxima sí —comentó ella con un tono coqueto agarrando el brazo de Jack.

—¿La próxima qué? —preguntó el fantasma.

Pero Jane no respondió, solo mojó la herida de Jack con el alcohol etílico a lo que soltó un gemido de dolor. Luego comenzó a suturar la herida, mientras el fantasma seguía quejándose de dolor.