Epílogo - Lado B

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El proceso judicial que enfrentó Jeff fue tan rápido, debido a que no negó ninguna de las acusaciones que se le hicieron. Sin embargo, no supo confirmar ningún homicidio de los que realizó, ya que no era capaz de recordar quienes habían sido sus víctimas. Sólo recordaba cómo había asesinado a sus víctimas, cuando le mostraban imágenes de las autopsias, donde se veía su clásica sonrisa tallada. El abogado que tomó su caso, fue colocado por el estado. Pero se le hizo imposible defender a su cliente, porque este mostró cero cooperación. Los momentos que tenía para defenderse en la Corte, los aprovechaba para burlarse de los presentes, insultar a la jueza y amenazar al tribunal. En vez de defenderse ante las atroces acusaciones que recibía, respondía con su característica risa enfermiza, e incluso se burlaba de las víctimas y las familias de los afectados. Nadie dijo nada a su favor cuando la jueza emitió su sentencia, gran parte del mundo festejó cuando esto sucedió.

A pesar de su reacción tan única para el mundo, Jeff escondía un miedo que jamás había sentido. No intentó defenderse, porque sabía que existían muchísimas pruebas para destruirlo, pero prefería la muerte antes que pasar su vida encerrado. La cárcel le parecía una mejor opción que un manicomio, porque al menos allí podía hacerse un nombre sometiendo a los demás convictos. Pero en un manicomio, las cosas serían mucho peores. Tendrían que aguantar millones de procesos, estudios, entrevistas, tratamientos, y se la pasaría sedado.

Su primer día en el "Hospital de Salud Mental Bradham" ingresó esposado, rodeado de seis policías y un psiquiatra. Al recorrer el hospital hasta llegar a su recinto de aislamiento, los pacientes lo miraron a través de la apertura con garrotes que las puertas poseían. Algunos lo saludaron con simpatía, otros poseían una mirada siniestra, algunos ni siquiera se asomaron a mirar, y más que otro le gritaron insultos sin sentido. Jeff no les dirigió la mirada a ninguno, caminó sin oponerse hasta su celda, y al entrar allí, fue sedado de inmediato. Cambiaron sus esposas por una camisa de fuerza, y lo dejaron allí durante unas horas. La habitación estaba vacía, las paredes estaban acolchadas y solo había una luz en la habitación. Allí dentro perdió la noción de los días, cuando estaba bajo el efecto de los fármacos que le inyectaban, olvidaba lo que había hecho y confundía la realidad. Pero cuando estaba consciente, y era sometido a estudios, pensaba en los culpables de su encierro. Recordaba el rostro de Jane, las palabras de Jack, y se llenaba de odio. Un odio que lo hacía llorar cuando nadie lo veía por la impotencia, al saber que no podría vengarse de ellos jamás en la vida. A veces gritaba, e intentaba atacar a los enfermeros por la rabia, suplicando que lo mataran, lo que ocasionaba que volvieran a sedarlo. Al pasar de los meses, los primeros informes sobre Jeff lo catalogaron como paciente de alto riesgo, y se le diagnosticaron una gran cantidad de trastornos mentales. En ese tiempo algunos psiquiatras creían que se lo podía tratar. Pero luego de dos años, se concluyó en que Jeff era un paciente intratable, no existía remedio ni terapia en este mundo capaz de doblegar al psicópata de sonrisa tallada. Y con ese diagnóstico, se limitaron a documentar diferentes cosas sobre el asesino, hasta que con el pasar del tiempo, el mundo comenzó a olvidar al legendario asesino. Poco a poco se abandonaron las investigaciones para encontrar más creepypastas, y las autoridades tuvieron nuevos problemas más urgentes en los que centrarse. Lo único que sabía el mundo, es que los creepypastas eran reales. Lo que provocó que más creepypastas quedaran en búsqueda y captura, dejando al mundo alerta ante la repentina aparición de esto. Aún así a la gran mayoría de la población le dejó de importar, se convirtieron en algo por lo que tener precaución, pero nada que impidiera seguir sus vidas con normalidad. Sólo algunos obsesionados con el tema siguieron investigando por pasión e interés, y varios, como es común en los seres humanos, inventaron historias.

(...)

Ocurrió luego de cinco años. Jeff miraba un punto fijo encerrado en su celda, no estaba bajo el efecto de los sedantes, pero dentro de poco vendrían el personal del hospital para colocarle la dosis. Por supuesto que él no lo sabía, sólo miraba aquél punto fijo, fantaseando con asesinar a Jane, y a Jack. Soñando en salir de aquél agujero en el que estaba condenado, deseando volver a sentir el placer de volverse dueño de una vida ajena, utilizando su tan preciado cuchillo. Aquello se quedaba en pensamientos, pero dentro de poco, la mujer que no soportaba, estaba a punto de sacarlo de aquél lugar.

Entre la venganza - [Eyeless Jack y Jane the killer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora