Entre la venganza - [Eyeless Jack y Jane the killer]

XXVI: Heridas sin cicatrizar

Se habían reunido para volver a discutir el tema de Slenderman. La vez anterior había sido un desastre, consiguieron sobrevivir por muy poco, y todos lo sabían. Jack se mantenía en silencio escuchando la conversación, Avodro era quien manejaba principalmente la charla, aunque Jeff solía hacer algún que otro comentario irrelevante. Mientras que Nina jugaba con su daga, se le notaba pensativa.

Entre todos llegaron a una mejor organización, ninguno se quedaría solo mientras esperaban a Slenderman. De hecho, pasarían el día y parte de la noche en casa de Avodro, y durante la madrugada saldrían a buscarlo.

[...]

El tiempo pasó con una perceptible rapidez, ya era de noche, y faltaban unas cuantas horas para que los cuatro salieran a cumplir su objetivo. Nina y Jeff estaban recostados, mientras que Jack se encontraba sentando en la mesa, notablemente meditabundo. Avodro había estado observando más de los planos y estrategias que alguna vez armó, hasta que al final fue hasta donde estaba Jack.

—¿No puedes dormir? —le preguntó el cazador desde lejos, mientras sacaba una caja de cigarrillos desde su bolsillo.

—No, últimamente es difícil —respondió Jack mientras deslizaba su mirada al cazador—. Gracias, pero no fumo —agradeció Jack luego de que el cazador le ofreciera un cigarrillo.

—¿Últimamente? —respondió con tranquilidad mientras tomaba asiento.

—En verdad siempre he tenido problemas para dormir. Pero últimamente es peor.

—¿Sabes la razón? —Avodro encendió un cigarrillo y le dio una pitada.

—Son varias en realidad —dijo Jack, y el cazador se quedó esperando a que el fantasma siguiera explicando—. Por un lado, esto de Slenderman parece no tener fin. Lo he enfrentado tantas veces, y no puedo acabar con él. Y pensar que en unas horas volveremos a pelear, hace que se me mezclen las emociones.

—Cuando comencé mi cacería contra Slenderman, pensé que lograría matarlo al enfrentarme contra él unas cuantas veces, pero han pasado los años y sigo en esto —comunicó el cazador con tranquilidad, luego de expulsado el humor por su boca—. Sin embargo, esta vez estoy más tranquilo. Tengo una corazonada. Es extraño, nunca siento cosas así. Es como un sentimiento irreal. No sé de qué manera, no sé ni siquiera si seré yo, pero presiento que mataremos a Slenderman. Quizás no hoy, pero dentro de muy poco.

—Espero que tengas razón, Avodro —respondió el fantasma pensando en las palabras del cazador.

—¿Y las otras razones? —preguntó Avodro mientras miraba a Jack—. Dijiste que son varias las razones que no te dejan dormir.

—Bueno, las otras razones no tienen que ver con Slenderman —aclaró—. Tiene que ver con el amor, si es que así se le puede llamar a lo que siento -espetó el fantasma.

Avodro se quedó en silencio sorprendido, se le hacía difícil creer que alguien cómo Eyeless Jack pudiera hablar del amor.

—¿Amor? —expresó de manera retórica—. Vaya Jack, te juro que era lo que menos me esperaba.

—¿Por qué?

—¿En serio lo preguntas? —hizo una pausa evidenciando la obviedad de la situación. Pero cuando el fantasma no dijo nada, Avodro pasó a explicar su punto—. Según leí, eres un fantasma. Matas gente, comes riñones, y eres más parecido a una bestia que a un hombre. Y ahora que te conozco, eres el principal objetivo de Slenderman. Perdona mi incomprensión, pero explícame en qué momento de tu vida hay espacio para el amor —el cazador se quedó en silencio una vez más, y antes de que Jack le diera una respuesta, agregó otra pregunta—. Aparte de eso, ¿con quién? Me imagino que no es una persona común y corriente.