Richard y yo seguimos adelante con nuestra farsa aunque seguíamos vidas bastante independientes. En uno de esos días, mientras estaba en el trabajo, vi un montón de llamadas perdidas de un número oculto. Pensaba que seguramente serían esas llamadas que a veces recibía y que nadie contestaba. Mientras tenía el teléfono en la mano volvieron a llamar, así que contesté.
- ¿Diga? - pregunté sin muchas esperanzas de recibir respuesta.
- ¿Hablo con la Sra. Kruspe? - dijo una voz seria al otro lado.
- No, es decir sí, pero ya no estoy casada.
- Sra. Kruspe, - dijo ignorando mi aclaración - soy en Inspector Kaufmann del departamento de policía. Le llamo porque hemos encontrado el coche de su marido, disculpe, ex-marido.
Se me heló la sangre. Richard había salido unos días en uno de sus viajes, vi que faltaba uno de los coches en el garaje, así que di por echo que se había ido en coche. - Sra. Kruspe, sigue ahí?
- Eh... sí.
- ¿Le importaría venir a comisaría? Necesitaríamos hablar con usted.
- Sí, estoy en el trabajo pero voy para allá ahora mismo. ¿Pero qué ha pasado? ¿Y Richard? ¿Han hablado con él?
- Lo siento, no puedo darle más información por teléfono. Por favor pregunte por mí en el mostrador de la entrada cuando llegue.Me temblaban las piernas, aquello no pintaba nada bien. Instintivamente llamé a Richard, pero no daba señal. Llamé una y otra vez de camino a la comisaría sin lograr hablar con él.
Cuando llegué, me acompañaron a unas oficinas en la segunda planta y me hicieron pasar a un despacho. Al entrar, reparé en el cartel de la entrada: Inspector Kaufmann, Homicidios.
¿Cómo qué homicidios? ¿Qué demonios estaba pasando? Dentro había dos hombres, uno más mayor que parecía estar al mando y otro bastante más joven que sostenía un pequeño bloc de notas en la mano.
- Muchas gracias por venir tan rápido, por favor tome asiento. - El tal inspector Kaufmann, era un hombre que debía estar cerca de la jubilación pero que se lo veía lleno de energía y de ganas de seguir ejerciendo su profesión durante mucho tiempo más. - ¿Sabe donde está su ex-marido?
- Está de viaje, le he estado llamando, pero no le he localizado. ¿Ha pasado algo?
- Me temo que sí, - contestó el inspector sin rodeos - acabamos de sacar su coche del fondo de un lago y lamento decirle que dentro había un cuerpo.
Yo me tapé la boca para ahogar un grito. El corazón se me paró hasta que me empezó a doler el pecho. Después, el pulso se me disparó y comencé a sentir un sudor frío.
El otro policía más joven me ofreció un vaso de agua, lo acepté pero la mano me temblaba tanto que no fui capaz de llevármelo a la boca. Tan solo podía mirarlo fijamente y temblar.
- Sé que esto es muy duro y que no ha tenido tiempo de procesarlo, pero necesitamos que nos ayude a identificar el cuerpo. Al parecer pasó hace unos días y aún no hemos encontrado nada que identifique a la víctima, salvo el coche, y por eso necesitamos su confirmación.
Yo levanté la vista del vaso, que temblaba como si estuviéramos viviendo un terremoto y miré con los ojos vidriosos a aquellos hombres con cara de no entender nada.
- Lo siento mucho, pero necesitamos su ayuda. - el policía más joven sujetaba mi mano ayudándome a sostener el vaso de plástico y supe que no podía derrumbarme. Tenía que ser fuerte para afrontar lo que venía, por Emma, por Merlin, por Khira.
Asentí y me levanté como pude. Me acompañaron tres pisos por debajo y me guiaron por un pasillo un poco deprimente hasta la morgue.
- Tengo que advertirle que puede ser bastante desagradable. Al haber pasado unos días el olor es fuerte y el cuerpo puede ser difícil de reconocer. - dijo el inspector.
Yo seguía sin decir nada, poniendo todos mis esfuerzos en no desfallecer ahí mismo.
Entramos en una sala con las paredes blancas, parecía un hospital y casi olía igual: a algo entre desinfectante y a algo que nunca supe describir. La diferencia con un hospital era que los que entraban allí, ya no salían. En el centro había dos especie de camillas metálicas con desagüe. "Para la sangre" pensé. Y al fondo, casi pasando desapercibidas, ocho puertecillas cuadradas de metal. "Las neveras". No podía dejar de pensar cosas macabras y en detalles que mi mente no podía controlar, era como si mi cabeza no quisiera concentrarse en lo que había venido a hacer.
El hombre más mayor se acercó a una de las puertas y con su mano arrugada y llena de manchas la abrió.
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Soñar es gratis 2
FanficDespués de vivir un sueño Irene regresa a Europa junto con su prometido Richard Kruspe. Una vez más debe iniciar una vida en un país nuevo y afrontar todos los cambios que le depara el futuro. Pero, ¿solo el futuro? A veces el pasado nos persigue pa...