27. Otra vez

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    Intenté abrir los ojos pero una luz blanca me deslumbraba. "Maldita luz al final del túnel..."
Desistí de aquello hasta que escuché mi nombre. Era una voz bonita, cálida... pensé que si me había convertido en un ángel, podría cuidar de mi familia, no estaba tan mal.
No sin esfuerzo, abrí un poco los ojos. Luz blanca por todas partes... y una silueta.
- ¿Eres Dios? - pregunté aturdida.
- ¿De qué hablas? Te has dado un buen golpe en la cabeza. - Esa voz de nuevo, la que me traía tantos recuerdos, la voz que amaba...
- Richard...
- Qué susto, pensé que no me recordabas en venganza por mi amnesia durante aquella gira. - dijo con humor. Eso me hizo reír y tosí, sentí mucho dolor y me agarré el costado.
- No te preocupes, tienes dos costillas rotas, es normal que te duela.
Miré a mi alrededor; efectivamente no había muerto, estaba en el hospital y Richard estaba sentado a un lado de mi cama. - ¿Recuerdas lo que ha pasado?
Un montón de imágenes vinieron de golpe a mi cabeza, no contesté, pero unas lágrimas bastaron para confirmar que así era.
- Ya pasó todo, estás a salvo. Pero cuando te recuperes vas a tener que darme muchas explicaciones. ¿Cómo se te ocurre ir sola sin decírselo a nadie? Suerte que se te ocurrió darle al botón de asistencia, si no quién sabe si te habrían encontrado a tiempo... Me has dado el susto de mi vida, no sé en que estabas pensando.
- No me riñas más por favor... - dije poniendo una mueca mientras intentaba incorporarme un poco.
- Casi te pierdo, pero de verdad. ¿Qué se supone qué iba a hacer sin ti joder? - Richard me abrazó tan fuerte que sin querer me hizo daño y solté un quejido. - Lo siento... ni si quiera puedo abrazarte. - dijo soltándome.
Yo acaricié su mejilla porque era todo lo que mi fuerza me permitía hacer, pero los sentimientos hacia él eran tan fuertes, que hablé sin pensar.
- Te quiero. - dije sin dudar. Ilusionada, pensé que con suerte me diría ese esperado "Y yo también" o "Y yo a ti", pero lo que formuló fue una pregunta. La pregunta que jamás esperaría.
- ¿Te quieres volver a casar conmigo? - me miraba a los ojos muy serio, observando en silencio mi cara de desconcierto.
- Todas las veces que haga falta. - sonreí. Con ambas manos en mis mejillas, Richard acercó mi rostro al suyo y me besó. De aquella manera que solo él sabía hacer, de aquella manera que me enamoró y que hacía tiempo que no sentía.

    Mientras me recuperaba, Richard me contó todo lo que había pasado desde que perdí la conciencia. Con mi llamada de emergencia y al no responder a la operadora, enviaron una ambulancia y un coche de policía, cuando llegaron vieron que mi coche se había salido de la carretera y cuando lo encontraron vieron como David intentaba asfixiarme. Aquello bastó para que lo detuvieran y a mí me llevaron al hospital. Sin embargo, tenía por delante una dolorosa recuperación y un largo juicio contra David para que lo encerraran durante mucho tiempo...
A pesar de que durante mi huida de la casa de David había perdido la revista y su móvil, la policía lo encontró todo y recuperó información muy importante de su teléfono. Según pudieron descubrir, David había contratado a un detective privado para que me siguiera a mí y a Richard, por eso era tan puntual enviando anónimos y siempre tenía fotos recientes de Richard. Por eso siempre me sentía observada y con la sensación de que me seguían. Al principio pensaba que era Kaja porque coincidió con su llegada, pero siempre fue él... No contento con eso, también había contratado a un delincuente de barrio fichado por pequeños hurtos; ese era el que había intentado robarme el bolso en plena calle y por eso David había estado "casualmente" por la zona para ayudarme y ganarse mi favor... Las pintadas de la pared de casa, el coche rallado... encontraron pruebas en su casa de todo lo que había estado haciéndonos. 
Al cabo de unos meses celebramos el juicio, yo aún no me había recuperado del todo y pedí declarar protegida, para no tener que verle, aunque nunca podría olvidar su cara; fue lo último que vi antes de cerrar los ojos mientras apretaba mi cuello. Por suerte, nos lo puso fácil y lo reconoció todo, incluso haber matado a Merlin por accidente. Por un lado estaba bien que se declarara culpable, pero a su vez, eso significaba que le recortarían la condena al haber hecho un pacto con el fiscal. En cualquier caso, iban a pasar muchos años antes de que volviera a ver el Sol.

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