17. Error

52 6 0
                                    

- Ya sé que me vas a decir que ya no estamos casados, blah, blah, blah... pero es que te juro que si te pasara algo yo... no sé qué haría. Casados o no, siempre me preocuparé por ti, siempre te protegeré y siempre te querré...
    A penas lo dejé terminar; aparté la mirada y giré mi rostro. Aquello estaba tomando un rumbo demasiado romántico y no me lo podía permitir. Richard y una botella de vino: mala combinación. No era la primera vez que pasaba... y siempre terminaba igual, pero esta vez no. Por Merlin. Me levanté del sofá con tanta prisa que no me acordé de la copa de vino que sostenía en mi mano, cayéndome todo el líquido por encima manchando mi jersey y mi pantalón.
- Mierda... - murmuré. Miré cómo la mancha se extendía por mi ropa, al menos no había llegado a caer al sofá.
- No te preocupes, tengo un quita manchas en la cocina. - me ofreció.
- No te molestes, me iba a ir ya.
- ¿Así? Pero si parece que te han vomitado encima. - dijo poniendo una mueca.
- Gracias... - contesté con ironía.
- En serio, vas a ir haciendo el ridículo. Quítate eso mientras el quitamanchas hace efecto y te pones una camisa de las mías, ya sabes dónde están... - Richard se fue a la cocina y escuché que abría un armario y rebuscaba algo. Viendo que tenía pocas opciones, fui a nuestro antiguo dormitorio y abrí el armario para coger una camisa. Por curiosidad, abrí también mi lado; unas pocas perchas colgaban de la barra pero seguía vacío tal y como yo lo había dejado. No sé por qué lo hice, supongo que quería saber si me había remplazado o si ya había ocupado el sitio que yo había dejado. Me dio un poco de pena pensar que a lo mejor a veces se sentía solo.
Me quité la ropa y me puse su camisa, una negra que le había visto puesta muchas veces. Como me iba enorme podía usarla de vestido, le di una vuelta a las mangas y abroché los botones hasta bien arriba, no quería insinuar nada.

 Como me iba enorme podía usarla de vestido, le di una vuelta a las mangas y abroché los botones hasta bien arriba, no quería insinuar nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


    Bajé de nuevo a la cocina y le di mi ropa, le echó un spray por encima de las manchas y la dejó estirada sobre la mesa. Me dijo que en unos minutos se secaría y se habría quitado la mancha, o al menos la mayor parte.
    Resignada y de mal humor, me senté de nuevo en el sofá y me serví otra copa de vino. Total, no tenía nada más que hacer. Richard me imitó y se sentó en la otra punta del sofá mirándome a distancia.
- ¿Qué? - pregunté con sequedad. Aunque Richard evitaba mirarme directamente, si me hacía la distraída veía por el rabillo del ojo cómo me observaba. Sentía sus ojos recorriendo mis piernas, casi me quemaba... quería tapármelas pero no tenía nada a mano.
- Nada... es que no sé si debería decirlo.
- Entonces no lo digas. - di un sorbo.
- Es que... siento tanto lo que pasó entre nosotros... no hago más que pensar en todo lo que haría diferente si tuviera otra oportunidad.
- Eso es mentira; te di un montón de oportunidades y la cagaste una y otra vez. - me quejé señalándolo con la copa en mi mano.
- Y por eso me odio. - lejos de insistirme o de seguir desnudándome con la mirada, se quedó cabizbajo visiblemente arrepentido. No pude evitar si no sentir lástima por él, quería que siguiera con su vida, que fuera feliz.
- Oye... que no haya funcionado no significa que vayas a quedarte solo para siempre. - dejé la copa en la mesa y me incorporé un poco para no parecer tan a la defensiva.
- Ya, supongo... ¿Puedo pedirte un último favor?
- Tú dirás. - realmente sentía curiosidad; Richard había pasado de lanzarme indirectas a quedarse quieto en un rincón.
- Quiero besarte por última vez. - Y ahí estaba el Richard descarado.
- Rotundamente no. ¿Te parece poco el que me has robado haciéndote pasar por mi pareja con el vigilante?
- Pero no así, uno como los que me dabas cuando me querías. - "Cuando me querías". Esa frase me dolió mucho. Sabía que Richard no era nada manipulador y sabía que no lo decía para hacerme sentir mal, pero lo hizo.
- Vale... pero solo uno, normal, y después dejarás el tema, que estás muy pesado.
    Sin mediar palabra Richard se arrastró hasta ponerse justo a mi lado, giró su torso para que estuviéramos de frente y pasó la mano por mi mejilla, sujetando mi cara con suavidad. Me quedé paralizada, me sentía como el primer día que me besó: primero haciéndose pasar por mi novio en aquella discoteca y luego en el hotel... era como si la historia se repitiera. Se acercó un poco más a mí y posó sus labios sobre los míos, no fue un beso lujurioso, si no con amor, con cariño y ternura... Los recuerdos que me trajo eran tan lejanos y a la vez tan vívidos que quería seguir inmersa en ellos. Abrí los ojos pero no me eché hacia atrás como hizo él. ¿Estaba pidiendo más? Sabía que no debía hacerlo, pero mi estúpido cuerpo no me obedecía. Lejos de apartarme y salir corriendo de allí me incliné hacia él y lo besé con ganas. Lo deseaba tanto...
    Al principio él se sorprendió y tardó en reaccionar pero luego me lo devolvió un una pasión que hacía tmucho que no me demostraba. Me empujó levemente hasta quedarme tumbada y se colocó encima. Mientras me seguía besando acariciaba mi muslo y mis caderas por debajo de la camisa. Sabía que estaba mal, sabía que me iba a arrepentir, pero ya no podía pararlo... quería aquello más que nada en el mundo. Desabrochó algunos botones de la camisa y besó mi cuello y mi escote a la vez que masajeaba mi zona íntima por encima de la ropa, era una absoluta tortura a la que parecía no querer ponerle fin. Cuando debió notar que la tela estaba húmeda la apartó e introdujo un dedo. Yo exhalé aire y arqueé la espalda mientras él miraba la reacción en mi cara. Cuando estaba a punto de explotar se detuvo, deslizó mis braguitas por mis piernas y se desabrochó el pantalón; ni siquiera se molestó en quitarse toda la ropa o en quitármela a mí, no había tiempo, no podíamos esperar... Con su rostro hundido en mi cuello nos movíamos en uno solo, su empuje marcaba el ritmo cada vez más rápido. Agarré su pelo por la parte de atrás de la cabeza mientras le jadeaba al oído. Recordé la época en la que nos veíamos a escondidas de todo el mundo, de nuestra vida en Nueva York, nuestra boda, la llegada de Emma... no podía pasar página, le seguía queriendo a pesar de todo el daño que me había hecho. Llegué al éxtasis con un sonoro gemido, y como si me hubiera estado esperando, él también terminó. Se quedó unos segundos tendido sobre mi sin dejarme mover, pero cuando se retiró me incorporé y me abroché la camisa de nuevo.
- Quiero que lo volvamos a intentar... - dijo tomando mi mano. Yo la aparté con brusquedad y me puse de pie.
- Esto no va a volver a pasar, de hecho ni siquiera debería haber pasado, joder, ¿te das cuenta de lo que esto significa? ¿Qué le voy a decir a Merlin? Me va a odiar... de echo yo ya me odio... - dije pasándome la mano por el pelo. Tenía claro que no podía ocultárselo a Merlin, ¿qué le iba a decir? ¿Me he acostado con mi ex? ¿Te he sido infiel con tu padre? A cual explicación más surrealista...
- Lo deseabas tanto como yo. - dijo Richard algo molesto; al parecer no llevaba bien que lo utilizaran solo para echar un polvo.
- Ya lo sé que lo deseaba. Te deseaba a ti, porque siempre lo haré, ¿vale? Pero unos segundos de placer no justifican todo por lo que me hiciste pasar.
- Más bien unos minutos, ¿no? - dijo con su sonrisa ladeada.
- De verdad que no te aguanto... - me fui hacia la cocina a buscar mi ropa; las manchas se habían diluido casi por completo así que me cambié allí mismo.
- Eh... - Richard me agarró del brazo pero yo me zafé - ¿En serio vas a irte ahora?
- Ya te lo he dicho: esto ha sido un gran error, placentero, pero un error. Merlin no se merece que le hagamos esto.
- Igual estás con él porque te recuerda demasiado a mí, ¿no? Pero con unos años menos, más disponible y tan loco por meterse en tu cama como yo cuando te conocí.
   Aquello me hizo daño, primero por Merlin, por que hablara así de él, y segundo por mí porque en el fondo, sabía que era verdad pero como no podía estar enfadada conmigo misma, lo pagaba con él.
- Eres gilipollas, Richard. - le lancé su camisa hecha una bola a la cara y pasé por su lado como alma que lleva el diablo. Cogí mis cosas y me fui dando un portazo; cuando estaba con Richard me salía la vena dramática.

    Al día siguiente quedé con Cecilia para tomar un café después del trabajo y le conté lo que me pasó con David el día de su boda. Tenía la esperanza de que me creyera y que se alejara de él, pero obviamente ella se negó a escucharme y me dijo de todo, montando un vergonzoso numerito en la cafetería. No solo no había conseguido nada en el asunto de David sino que además había perdido una amiga. Me acusó de estar interesada en David y de querer separarlos, incluso me amenazó diciendo que si me veía cerca de ellos, que me quemaría viva...
Intenté llamar a Merlin para hablar con él y poder desahogarme, lo de mi aventura con Richard me lo reservaba para cuando le viera en persona. Como me fue imposible hablar con él opté por contárselo a Richard, realmente necesitaba contárselo a alguien que estuviera al corriente de esa historia y no había nadie más. Además, me había estado llamando y enviando mensajes durante todo el día.
- Por fin... pensaba que te había pasado algo. - dijo al contestar mi llamada. "Sí, me pasaste tú" pensé para mis adentros.
- He estado ocupada. ¿Podemos vernos? Acabo de estar con Cecilia y oficialmente soy su enemiga número uno.
- Sí claro, me paso por tu casa en media hora y así veo a Emma.

    Tal y como dijo, vino a verme y le pude contar toda mi conversación con mi ya ex-amiga. No hablamos de lo que había pasado la noche anterior, aunque sentía que él me seguía mirando igual que entonces.
Pensando qué más podíamos hacer, Richard sugirió pedirle ayuda a Kaja. Al principio me negué en rotundo, pero pensándolo bien, podía ser de mucha ayuda.

Soñar es gratis 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora