13. Obsesión

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    Subí a casa de mala gana y aunque era tarde, me dispuse a darme una ducha. Cuando ya estaba a punto de abrir el grifo llamaron a mi interfono, me pareció un poco raro por las horas que eran y por el rato que había pasado Merlin ya debía estar en su casa. Me acerqué sin hacer mucho ruido y descolgué el auricular sin decir nada. Silencio. Un coche pasar.
- ¿Irene? ¿Estás ahí? - dijo una voz. Quité la mano del micrófono y contesté.
- ¿Merlin? ¿Qué haces aquí?
- Mh... verte otra vez. Pero si quieres me voy...
Apreté el botón de apertura de la puerta como una posesa. "Sube ya." "Sube." pensaba a cada golpecito que le daba al botón. Quité la llave y todos los seguros de la puerta y abrí para recibir a Merlin, quién apareció subiendo las escaleras sin mucha prisa, como si no se atreviera a subir.
- Perdona que te haya molestado de nuevo, - dijo dubitativo mientras subía los últimos escalones. - pero quería verte... 
- Pasa. - le ordené. Tenía prisa. Prisa por que entrara y desnudarlo en mi cuarto.
- He llegado a casa y no podía dejar de pensar en ti, pero aunque esté aquí quiero que sepas que te respeto como persona... - se había detenido en el umbral de la puerta y parecía que no se iba a cansar de dar explicaciones jamás.
- Merlin, - le interrumpí. - Basta, está bien, pero me voy a desmayar de las ganas que te tengo. - dije conteniendo la emoción de tenerle tan cerca. Finalmente él cambió su expresión y sonrió maliciosamente. Esa mirada... era como si me lo hiciera con solo mirarme.

    Estaba abrazada a su torso con la mejilla apoyada en su hombro mientras permanecíamos tumbados en la cama, recuperando la respiración.
- Te quedarás a dormir? - pregunté temerosa de que se fuera. Recordaba las primeras noches que pasé con Richard y tuve miedo de que Merlin se fuera en mitad de la noche.
- Claro, a no ser que quieras que me vaya... - dijo un poco extrañado. Yo me acurruqué aún más contra él para que viera que no iba a soltarlo.
- Nunca... - contesté sonriendo para mí. Me tranquilizaba saber que quería pasar la noche conmigo y que cuando despertara él seguiría a mi lado.
Nos quedamos dormidos enseguida y cuando desperté era él el que me abrazaba a mí.  Estudié su rostro mientras aún dormía: su pelo revuelto, su boca... sus facciones se parecían tanto a las de Richard... Mierda. Cuando pensaba que ya lo había olvidado, mirar a Merlin a veces era como ver el reflejo de Richard. Me recordaba tanto a él y a la vez eran tan distintos... Mientras aún lo observaba Merlin abrió los ojos despacio y cuando me vio sonrió.
- Buenos días... - dijo en voz baja.
- Buenos días. - susurré antes de darle un pequeño beso. - Es pronto aún, quédate un rato en la cama, yo me voy a duchar, ¿vale?
Merlin asintió con la cabeza y volvió a cerrar los ojos. Yo me fui a dar una ducha ya que más tarde tenía que ir a casa de Richard a recoger a Emma. Cuando me estaba secando el pelo me pareció escuchar el timbre, pero no estaba segura y me asomé para ver si me lo había imaginado. No tuve tiempo a reaccionar cuando Merlin ya estaba abriendo la puerta en calzoncillos y apareció Richard.

 No tuve tiempo a reaccionar cuando Merlin ya estaba abriendo la puerta en calzoncillos y apareció Richard

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Jo-der. La cara de Richard al ver a Merlin en mi casa, casi desnudo y yo apareciendo envuelta en una toalla era todo un poema, aunque la mía tampoco debía ser mucho mejor... El único que parecía no inmutarse era Merlin, que sin molestarse si quiera en ponerse una camiseta, invitó a Richard pasar y le preguntó si quería un café.
- ¿Qué haces aquí? - no pude evitar ser tan directa, pero me pilló por sorpresa e intenté suavizarlo. - ¿Ha pasado algo? ¿Está bien Emma? - Richard venía con el cochecito de Emma pero la niña estaba durmiendo tranquilamente.
- No, no... Todo bien, tranquila. Es que me han adelantado una reunión con los productores y no podía esperar a que vinieras a buscarla, por eso he venido a traértela. Espero que no os importe. - dijo mirando a Merlin desafiante.
Por su tono, Richard estaba más que molesto. Quizás su primera reacción había sido de sorpresa pero ahora estaba segura de que estaba tremendamente enfadado, y no lo podía culpar... yo ya había superado el divorcio y no había encontrado a nadie mejor que a su propio hijo. " De puta madre, Irene. Te has lucido." me dije.
- No pasa nada... pero... - no pude terminar la frase, pero él no dudo en destrozarme.
- ...pero podría haberte avisado, no? Claro, para que no os pillara como lo he hecho, no?
- No tienes derecho a hablarnos así ni a meterte en lo que hacemos, ya no estamos casados, recuerdas? Cuál es tu problema Richard? - me defendí.
- Hablo como me da la gana y me meto porque tú eres la madre de mi hija y tú - señaló a Merlin - eres mi hijo y debería darte vergüenza.
- Estás muy equivocado. - intervino Merlin. - Yo quiero a Irene y vamos en serio, quiero cuidar de ella y de Emma y ser felices.
- Te recuerdo que Emma ya tiene un padre. - dijo Richard tajante.
- Pues entonces haber hecho de padre, para variar. Joder, la de veces que las has dejado solas - dijo refiriéndose a Emma y a mi - y no has sabido valorar lo que tenías.
- Y por eso las he perdido, pero eso no significa que puedas foll... - hizo una pausa para no decir exactamente lo que pensaba. - ... que puedas salir con mi mujer, ex-mujer qué sé yo. Da igual, no tengo tiempo para esto, me tengo que ir...
Se levantó con evidente fastidio y le dio un beso a Emma antes de desaparecer sin decirnos nada más. Me quedé mirando la puerta intentando digerir todo lo que nos había dicho. Podía entender que estuviera molesto porque la fin y al cabo Merlin era su hijo, pero tenía la sensación de que odiaría cualquier pareja que pudiera tener que no fuera él.
- ¿Estás bien? - preguntó Merlin tocándome el hombro. En ese momento volví a la realidad y empecé a llorar de pura impotencia. - Eh... no llores, sabes que no tiene razón. Se le pasará, ya verás. - dijo abrazándome. Poco a poco me fui tranquilizando y se me fue pasando el disgusto. Después Merlin se tuvo que ir y yo me fui a pasear con Emma y a comprar un par de cosas. Cuando volví, revisé el buzón, como hacía muchas veces al volver de la calle, pero nunca había nada, solo publicidad. Me alegré al ver que tenía una carta, hoy en día ya nadie enviaba cartas, aunque pensé que podía ser de David y Cecilia que debían estar a punto de volver de su luna de miel, si es que no habían vuelto ya. Teníamos que vernos a su regreso pero tampoco es que prestara mucha atención al día en que volvían; con Cecilia estaba bien, pero no me apetecía mucho ver a David. Cogí la carta y la abrí nada más entrar en casa. Al fijarme más en el sobre me dio mala espina: era un sobre blanco, solo con mi nombre, sin remitente ni sello. La habían dejado allí en mano. Saqué un papel doblado por la mitad y leí aquellas letras con horror. Era uno de esos anónimos escrito con letras recortadas de revistas. "Richard nunca te ha querido ni te querrá" ponía. Inmediatamente escribí a Richard para que me avisara cuando estuviera en casa e ir a verle. Ya no podía lidiar con más problemas y eso tenía que terminar ya.

    Cuando me avisó de que ya había vuelto fui a casa de Richard y entré hecha una furia

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    Cuando me avisó de que ya había vuelto fui a casa de Richard y entré hecha una furia.
- A ver, ¿dónde escondes a esa zorra? ¿No está aquí?
- ¿Pero qué dices? ¿De quién estás hablando? - preguntó encogiéndose de hombros.
- ¡Kaja! - le grité desesperada.
- Estás muy alterada, deberías calmarte.
- ¡No me digas que me calme! ¡Toma! - le estampé la nota anónima en su pecho y la leyó detenidamente. - Ahora cálmate tú. ¿Qué? ¿Qué te parece lo que hace tu amante? Siempre ha sido ella... primero el coche, ahora esto...
- Esto no es cosa de ella. - dijo frunciendo el ceño.
- Y una mierda. Sabes que me odia.
- De eso hace mucho tiempo, además ya te dije que había venido en son de paz, solo busca redimirse.
- Pues que siga buscando.
- Yo ya la perdoné, y tú también deberías perdonarla ya.
- Joder... te ha secado el cerebro... realmente eres idiota si crees que la gente cambia. - esto bien podía a aplicarlo a mí, ya que en el fondo aún seguía esperando a que Richard cambiara.
- Todo el mundo se merece una segunda oportunidad; eso me lo enseñaste tú.
- Sí, ¿y de qué sirve? Porque tú tiraste la tuya a la basura... da igual, no hablamos de ti ahora. En serio, tienes que llamarla y decirle que pare.
- Ella sabe que ya no estamos juntos, esto no tiene ningún sentido. - dijo agitando la nota anónima. Ante mi cara de desaprobación y viendo que no me rendiría, al final accedió. - La llamaré, pero para que hables con ella y te des cuenta de que no es la misma de antes. Yo te ayudaré a descubrir quién te está amenazando.
- Si, vale, lo que tú digas, pero no tardes; quiero hablar con ella cuanto antes.

    Pasaron un par de días y volvimos a quedar para la cena que habíamos agendado con Cecilia y David. Habían vuelto de su luna de miel en Tailandia y se les veía muy contentos. 
- Me alegro mucho de que hayáis venido los dos. - dijo Cecilia. - Aunque ya no estéis juntos me alegra ver que os lleváis tan bien y que podemos seguir viéndonos los cuatro; bueno y la pequeña Emma. - dijo mirando como dormía en su cochecito junto a la mesa.
Obviamente yo no hice ningún comentario al respecto y me limité a seguirle la corriente. No tenía ganas de explicarles que hablábamos lo justo y que cuando nos veíamos terminábamos discutiendo porque yo ahora salía con su hijo y su ex me amenazaba... Richard tampoco hizo ningún comentario, de hecho se mostraba bastante amable y atento conmigo. Durante la cena nos contaron un montón de cosas del viaje y nos enseñaron algunas fotos. Fue muy entretenido y me entraron muchas ganas de viajar, desde que nació Emma no habíamos ido a ninguna parte. Cuando ya estábamos esperando que nos trajeran la cuenta Richard se disculpó para ir a la calle a fumar y Cecilia también se levantó para ir al baño, dejándome con David en la mesa.
- Te he echado mucho de menos... - dijo en cuando nos quedamos solos.
- David en serio, tienes un problema.
- Sí, que no estoy contigo.
- Ni lo vas a estar. - dije en voz baja. - Si no quieres a Cecilia, ¿por qué te casaste? 
- Veo que no le llegaste a contar nuestra conversación en la iglesia... lo que me hace pensar que todavía tengo una oportunidad. Sé que en el fondo, me deseas tanto como yo a ti, pero todavía no te has dado cuenta. - su mirada era sombría y estaba llena de lujuria, maldad...
- No se lo conté porque no me habría creído, ella está muy enamorada de ti, pero espero que algún día se dé cuenta de cómo eres en realidad.
- Y tú, si ya no estás enamorada de Richard ¿por qué sigues con él? Sí, os habéis divorciado pero parece que ha sido solo para darle más emoción a vuestra aburrida vida como matrimonio. - David nunca había sido tan impertinente, pero había cambiado mucho y ya no reconocía al que un día consideré un buen amigo.
- Tengo que llevarme bien con él porque tenemos una hija en común, y eso está por encima de todo; no entiendo por qué te cuesta tanto entender eso. - expliqué.
- Entonces si solo es eso, podrías darme una oportunidad... - en ese momento Richard volvió y Emma, que había pasado toda la cena durmiendo se despertó y empezó a llorar.
- Tenemos que irnos, - le dije a Richard. - la niña está llorando mucho, debe tener hambre.
- Sí claro; David dile adiós a Cecilia de nuestra parte. - se despidió Richard.

    Nos fuimos del restaurante inmediatamente; el hecho de que Emma se pusiera a llorar me dio la excusa perfecta para salir corriendo de allí . Aún de espaldas, podía notar la mirada de David clavándose en mí y repasando mi cuerpo de arriba abajo.

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