19. Flores

50 7 6
                                    

- Buenos días. - sonrió. - Y esto es para mi princesa. - sacó un peluche que escondía detrás de su espalda y Emma estiró los brazos para cogerlo.
- ¿Qué haces aquí, Richard? Es muy pronto...
- Pedirte perdón... y que vuelvas conmigo. Después de la otra noche...
- Ni la menciones. - le corté.
- ...me di cuenta de que nunca estaré con nadie como tú. Te necesito en mi vida, a ti y a Emma y te prometo que si me das la última oportunidad todo será diferente. Estoy dispuesto a hacer cambios, recortaré el trabajo, no haré tantas giras... lo que sea por recuperar a mi familia.
- Es tarde para eso, ya lo sabes.
- Ya... ¿Se lo contaste a Merlin?
- Sí, ya lo sabe. Yo no le escondería algo así.
- ¿Y cómo se lo ha tomado? - Richard atravesó el umbral para dejar las flores en una pequeña mesa que había a la entrada, el ramo era enorme y sabía que no podía cogerlo mientras tuviera a Emma en brazos. Yo no cerré la puerta porque no quería que se quedara. - Estoy seguro de que te habrá perdonado porque...
Richard pareció olvidarse de lo que iba a decir cuando vio aparecer a Merlin que llegaba en ese momento con otro ramo, éste en tonos rosas y blancos. Los dos se inspeccionaron mutuamente y se saludaron secamente.

 Los dos se inspeccionaron mutuamente y se saludaron secamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Merlin con cierto enfado.
- Vaya... ya veo que sí te ha perdonado.
- Al parecer no fue el único que se acostó con quien no debía. - dije sin dar más detalles. Richard lo miró como si le fuera a reñir pero Merlin le aguantó la mirada desafiante. - Y ahora vete.
Vi que Merlin sonreía discretamente mientras sujetaba el ramo.
- Y tú también. - le dije haciéndole una señal con la cabeza. - Lo siento, pero hoy no tengo ganas de ver a nadie, necesito que os vayáis.
- Pero yo... - Merlin me dio el ramo como si no lo hubiera visto y eso fuera a hacerme cambiar de opinión. Era más pequeño y aunque me costaba un poco me las arreglé para aguantarlo a él y a la niña.
- He dicho que os larguéis. - no quería levantar la voz estando con Emma así que me tuve que contener. Al fin los dos parecieron darse cuenta de que no pintaban nada y se fueron. Cerré la puerta y dejé los dos ramos en la mesa, algunas flores se habían chafado y algunos pétalos se esparcieron por el suelo. Me dispuse a empezar mi día con Emma, la vestí, salimos a pasear y jugué con ella, pero en el fondo seguía pensando en cómo padre e hijo dirigían mis pensamientos y no podía dejar de pensar en los dos. Últimamente Richard había estado mucho más cariñoso, comunicativo y muy metido en su papel de marido y padre. Aquello me dio una idea: pensé en llamar a Kaja y decirle que le contara a David que Richard y yo habíamos vuelto y así quizás, así dejaría de esperar que pasara nada entre nosotros.

- ¿Estás segura de que es lo que quieres? - preguntó Kaja al otro lado del teléfono.
- No, pero no se me ocurre otra cosa para intentar que me deje en paz; si tienes alguna sugerencia estaré encantada de escucharlo.
- Creo que deberías dejar a Richard al margen y buscar otra forma de hacer que David se aleje de ti. - aquello me molestó enormemente. Quizás no había estado tan equivocada y después de todo, Kaja seguía interesada en Richard.
- Vale, mira, olvídalo, no debí pedírtelo.
- No, está bien, lo haré. Quiero ayudarte. - accedió al fin. - Pero entonces tendréis que actuar como tal.
- ¿Qué? ¿Para qué? Solo tienes que decírselo, no hace falta que sea verdad. - protesté.
- A mí no me conoce tanto como a ti, puede que no me crea; si lo ve con sus propios ojos será mejor. Yo se lo diré, pero habrá que organizar algo para que un día os vea y parezcáis una pareja enamorada y feliz.
- Eso va a ser difícil...
- Pues te aguantas. Nada es fácil en esta vida. - dijo antes de despedirse y colgar.
Será estúpida...  se suponía que tenía que ayudarme, no hacerme la vida más complicada.

Soñar es gratis 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora