Nos sentamos en el sofá y estuvimos hablando de Cecilia, él seguía sin entender muy bien qué había pasado entre nosotras aunque realmente parecía que ella no le había contado lo de mi advertencia sobre él. Para salir del paso, decidí contarle lo de la despedida de soltera, así tendría un motivo de peso para justificar que ya no fuésemos amigas. "Perdóname, Ceci" . pensé.
- Yo siempre le decía que tenía que ser sincera y contártelo. Como siempre la estaba presionando, se fue alejando de mí. - dije después de narrar lo que vi en la fiesta.
- Menuda zorra... - dijo mirando un punto fijo en alguna parte. David estaba shock, realmente no tenía ni idea de que Cecilia le había sido infiel poco antes de la boda.
- Siento que te hayas enterado por mí, realmente esperaba que se sincerase contigo, pero ya veo que no lo hizo.
- Por eso se fue... se siente tan culpable que no es capaz ni de mirarme a la cara.
David pensaba que Cecilia se había ido por remordimientos, pero yo pensaba que el auténtico motivo era que en el fondo, ella me creyó cuando le conté lo que David me dijo en la iglesia el día de su boda.
- Te entiendo perfectamente, duele mucho descubrir que la persona con la que estás no es como pensabas... - dije fingiendo tristeza.
- ¿Lo dices por Richard no? Yo siempre te lo dije, que no te convenía, sabía que al final te haría daño...
- ¿Cómo pude estar tan ciega? - dije con dramatismo. - Incluso su amante se atrevió a venir al funeral de Merlin... delante de mis narices.
- Lo que nos ha pasado demuestra que estamos predestinados a estar juntos... - dijo inclinándose ligeramente hacia mí.
- Brindo por eso. - choqué mi copa con la suya y sonreí como pude. No veía el momento de buscar pruebas, pero estando solos iba a ser muy difícil.
- Por cierto, - David levantó un cojín y sacó una pequeña caja, lo tenía todo más que previsto. - Quería darte esto por tu cumpleaños, aunque sea con retraso.
Abrí la caja que me ofrecía y saqué un colgante con forma de corazón, era horroroso y no era para nada mi estilo.
- Vaya... - dije asombrada de lo feo que era - muchas gracias, es precioso.
Sin perder ni un segundo, David me lo arrebató de las manos y me giró por los hombros para ponérmelo, pero yo ya llevaba el que me había regalado Richard.
- Te lo voy a cambiar... - me apartó el pelo y desabrochó la cadena de mi collar y lo dejó en la mesita para luego ponerme el suyo. Sentí el aliento de David en mi cuello, no me soltaba y lo tenía muy cerca, demasiado...
Un chirrido nos interrumpió y pude levantarme alejándome de él.
- Debe ser la cena, qué bien ¡me muero de hambre! - dije caminando hacia la puerta. Eso sí que era "salvada por la campana". Abrí al repartidor y llevé las bolsas de comida a la mesa, pero David ya estaba modo depredador y no hacía más que acariciarme la espalda, el brazo...
- Podemos pasar al postre... - dijo sin dejar de restregar su dedo por mi mano.
- Mejor coger fuerza primero, ¿no? ¿Por qué no traes el vino?
David sonrió triunfante, le encantaba verme tontear y que estuviera dispuesta a emborracharme con él. "Ni después de beberme cien botellas me acostaría contigo". En cuanto lo perdí de vista recuperé mi collar, que se había quedado debajo de una de las cajas de comida y me lo volví a poner, pero esta vez por debajo de la ropa para que quedara oculto.
Cuando volvió empezamos a cenar pero él no paraba de rellenar mi copa y de mirarme de esa forma tan rara que me daba miedo...
- Tengo que ir al baño, vuelvo enseguida, ¿vale? - Para parecer que seguía interesada toqué la punta de su nariz con mi índice y sonreí con picardía. ¿Cómo podía ser tan estúpido?
Lo dejé en el salón y me colé en las habitaciones, no tenía mucho tiempo pero de algo me serviría. Empecé a revolver los cajones hasta que encontré un pequeño montón de revistas de fotografía, intuitivamente supe que eran importantes, así que revisé su interior. Muchas de las páginas estaban recortadas, pero no faltaban imágenes, si no letras. "Si esto no es una prueba, entonces no sé lo que es". Tomé una y me la guardé debajo de la ropa, sujetándola con la cinturilla de mi pantalón. Pensé que aquello ya era suficiente pero cuando me dispuse a salir de la habitación vi su teléfono cargando en la mesita de noche. ¿Sería ilegal llevarme un teléfono móvil? Sí, posiblemente podría considerarse robar, pero en cualquier caso sería un delito menor. Al final, con un movimiento rápido tiré del cable, lo desenchufé y me lo metí en el bolsillo. Ya tendría tiempo de mirármelo tranquilamente en casa.
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Soñar es gratis 2
FanfictionDespués de vivir un sueño Irene regresa a Europa junto con su prometido Richard Kruspe. Una vez más debe iniciar una vida en un país nuevo y afrontar todos los cambios que le depara el futuro. Pero, ¿solo el futuro? A veces el pasado nos persigue pa...