t h r e e

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—¡No te creo! —dijo mientras se cubría la boca con ambas manos—. Dime por favor que es una broma Kaede.

—Te juro que no es una broma...ellos en verdad estuvieron aquí, incluso puedo decirte que estuvieron sentados en el sofá en el que ahora te encuentras.

Alicia al escuchar eso se levantó rápidamente del sofá y lo vió por varios minutos para luego volver a verme.

—¡No puede ser Kaede! —chilló llena de emoción—. ¿De verdad estuvieron aquí?

—Sabes que no miento.

—Mientras yo pagué para poder verlos, tú los viste totalmente gratis —bufó—. El universo sin duda tiene favoritos y yo no soy una de esas personas.

Mi amiga se sentó en el suelo justo frente a mí y me vio directamente.

—¿Cómo son? —preguntó curiosa.

—Alicia se supone que ahora deberíamos de estar hablando sobre tu cita y el concierto al que fuiste.

—Deberíamos, pero sucede que a ti te pasó algo más interesante.

—No le restes importancia a lo tuyo, por favor cuéntame todo.

—Lo haré después de que me respondas —dijo firme–. ¿A qué huelen? Una vez leí en twitter que los chicos olían a perfume caro, en especial Luke.

En realidad nunca pensé en eso, estaba tan ocupada viéndolos por si alguno de ellos tenía algún comportamiento extraño en el que me viera obligada a hacer algo.

—No lo sé, probablemente si huelan a perfumes caros —me encogí de hombros—. Estaba pensando en otras cosas, que ni siquiera me detuve a pensar en eso.

—¡No sabes cuánto te envidio ahora Kaede! —se tiró en el suelo—. Estuviste con mi banda favorita desde hace años y todo porque tú alma bondadosa no pudo dejar a unos chicos en la calle.

Lo último me hizo reír, Alicia abrió los ojos y volteó a verme también tenía una sonrisa en el rostro.

—Deberías decirme que es lo qué haces para tener buena suerte —masculló—. ¿Recuerdas que hace un año me llamaste en la noche diciendo que te habías encontrado a Selena Gómez en el supermercado?

—Lo recuerdo perfectamente.

—Es que solamente a ti te pueden pasar esas cosas.

—Por favor, no es cómo si a diario me e cintara con famosos, yo creo que sólo se trata de simples coincidencias. Además estamos en Los Ángeles la ciudad de las estrellas.

—¿De verdad? Porque yo a veces pienso que estoy en otra ciudad de Los Ángeles.

—Creo que estás exagerando Alicia —le dije mientras me levantaba del sofá y le extendía mi mano—. Vamos levántate del suelo.

—Déjame aquí un rato más, aún estoy tratando de procesar que hace nueve horas mi banda favorita estuvo en tu casa.

—Creo que no debí habértelo dicho, ahora entrarás en alguna especie de depresión pos-concierto.

—Pues no estás muy equivocada. Estoy en mi depresión pos-concierto.

Sabía que sería inútil hacer que Alicia se levantara del suelo así que salí de la habitación y fui a la cocina paga servirme un vaso de agua.

Esa mañana Alicia había llegado a mi casa con la intención de contarme su cita, yo estaba más que dispuesta a escucharla, pero le dije lo que había pasado esa madrugada y entró en un estado de shock por unos minutos.

Y ahora sería imposible hacer que me contara su cita, sí. Debí de habérselo dicho después, fue mi error mencionárselo primero.

—¿Aún sigues procesándolo? —pregunté desde la cocina.

—Creo que jamás saldré de esta habitación.

—¿Ni siquiera para comer pizza?

Hubo un largo silencio entre las dos y antes de escuchar algo la vi caminar en mi dirección, le di una sonrisa y ella se sentó en una de las sillas.

—¿Y la pizza?

—No debe de tardar, la pedí antes de que vinieras.

—Si sabes que una pizza no es un desayuno, ¿verdad?

—Lo sé perfectamente, pero soy una fotógrafa desempleada que ama la pizza.

—A este paso te quedarás sin dinero antes de acabar septiembre —dijo señalando las cajas de pizza que había olvidado sacar anoche.

—No intentes manipularme para aceptar el dinero de mis padres Alicia —le dije con los ojos entrecerrados.

—No estaba intentando nada —levantó las manos en forma de inocencia—. Sólo te hacía una observación.

Y cómo lo había dicho, la pizza no tardó demasiado después de eso, ambas nos dispusimos a comer mientras persuadía a Alicia para que me contara su cita y poco a poco lo hizo.

Hasta que tuvo que despedirse de mí. Por todo lo que me había dicho, su cita no había sido la mejor, pero tampoco había sido mala.

Digamos que no ir a un concierto para tener la primera cita no fue su mejor decisión.

Me encontraba levantando las cosas cuando el celular de casa comenzó a sonar, lo cual me extraño bastante ya que nadie solía llamarme al teléfono de casa, llamaban más a mi celular.

Por lo que supuse que era mi mamá, así que dejé que el celular siguiera, ella y yo no estábamos en buenos términos. Y entonces entró el buzón de voz.

"Estás llamando a casa de Kaede Sinclair por el momento no puedo atenderte, pero deja tu mensaje después del sonido."

—Hola Kaede, soy Ashton el tipo de anoche. Solo llamaba para decirte que hemos dejado la billetera de Michael en tu casa, quería saber si podríamos pasar a tu casa por ella...eso es todo supongo —rio—. Espero estes bien.

Ashton estaba por colgar, lo supe ya que estaba preparándose para despedirse, pero entonces caminé hasta el teléfono y lo tomé.

—Pueden venir —dije rápidamente.

𝗠𝗢𝗥𝗘 | ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora