t w e n t y - o n e

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Fue como si en ese momento el tiempo comenzara a ir más lento, mi respiración se agitó un poco y vi con atención cada uno de los movimientos del castaño.

Volteó a verme y en su rostro se había dibujado una linda sonrisa dejando ver sus hoyuelos.

Eso me hizo devolverle la sonrisa de la misma manera, bueno sólo con la diferencia de que yo no tenía hoyuelos.

—Y no quiero que pienses que lo estoy diciendo por lo que estás haciendo por mí...tú en verdad en me gustas.

La sonrisa no se borraba de su rostro, no obtuve alguna respuesta verbal tan sólo observé cómo tomaba mi rostro entre sus manos haciendo que no mirara hacia otro lado que no fuesen sus ojos.

—Lo sé, creo que te conozco lo suficiente como para saber que no eres esa de clase de personas, sé que si lo estás diciendo es porque es real. No tienes que explicármelo, te creo.

—De verdad no sé de donde sacas tantas palabras correctas, sólo haces que me gustes más...

—¿Y lo malo?

—A veces eres imposible —bufé.

—¿Sólo a veces?

—Tienes razón, eres muy imposible.

Su sonrisa se agrandó un poco más antes de besar mis labios de manera rápida, mentiría si dijera que no lo esperaba, porque todo apuntaba a que pasaría.

—Estuve esperando este día, quizás un poco más de lo que me gustaría admitir.

—Dulce...

Esta vez yo fui quien lo besó para después quitar sus manos de mi rostro, tomando una para acomodarme a su lado.

—¿Te gustaría hablar sobre la mudanza?

—Sí...me gustaría comenzar a organizar todo aunque también me gustaría tener una respuesta, no me gustaría tomar una decisión apresurada.

—¿Dudas en quedarte con el empleo?

—Lo hago.

—No deberías hacerlo...Kaede tienes un gran talento, no deberías de dudar de él y estoy más que seguro que te quedarás con el puesto, eres más que buena en lo que haces, estarían dejando pasar una oportunidad si no te aceptan en su editorial.

Por supuesto que no estaba equivocada al decir que las palabras de Ashton siempre me hacían sentir bien.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por las palabras...creo que me acostumbre tanto a no tener ningún tipo de reconocimiento por mi trabajo que me cuesta creer que lo que hago es bueno. Cuando aún vivía en Nueva York las únicas personas que me alentaban siempre eran mis amigos de la ciudad y mi papá, pero al dejar la ciudad y venirme a Los Ángeles, una ciudad donde no conocía a nadie y donde no había algún tipo de apoyo y en mi primer trabajo no tenía algún tipo de crítica, comencé a creer que mi trabajo no tenía nada especial.

—¿Y Alicia?

—Para cuando conocí a Alicia tenía ya un tiempo acostumbrada a ello, así que cada vez que ella halagaba mi trabajo pensaba que lo hacía solamente porque era mi amiga.

—¿Conmigo es diferente?

—Lo es.

—¿Por qué?

—Hay algo en tus palabras que emanan sinceridad...hace que pueda creer en ellas con facilidad.

De cierta manera confiaba demasiado en las palabras de Ashton, sólo esperaba no equivocarme al hacerlo.

—Me halagas.

—Solo estoy siendo sincera contigo —suspiré—. Pero volviendo al tema, creo estar teniendo una respuesta a finales de noviembre.

—¿Cuando te gustaría comenzar la mudanza?

—Probablemente debería comenzar a empacar ahora mismo, pero creo que el día para la mudanza sería un lunes.

—¿Qué te parece el próximo lunes?

—¿Es 28 verdad?

—Si estoy bien lo es.

—Entonces ese día estaría bien.

—Conozco a alguien que podría ayudarnos con la mudanza, es un amigo mío, así que puede que nos cobre un poco menos.

—Deja que yo pague mi mudanza.

—Kaede...

—No aceptaré un no por respuesta, así que es mejor que aceptes desde ahora.

—Creo que en realidad tú eres la imposible.

—Dilo Ash...

—Está bien...tú pagarás tu mudanza, ¿contenta cariño?

—Sí.

Traté de sonar tranquila, aún no quería aceptar que aquel apodo me ponía nerviosa.

—Tengo hambre —masculló—. ¿Tú no?

—Sí...

—Vamos a comer entonces.

Él fue el primero en ponerse de pie para después extenderme su mano para que pudiera levantarme, al ponerme de pie él entrelazó nuestras manos para comenzar a caminar a donde su auto había quedado.

—Creo que este es un buen momento para admitir que le he hablado de ti a mi mamá.

—¿Lo haz hecho? —pregunté sorprendida.

—Lo hice, fue casi inevitable no hacerlo.

—Espero que le hayas hablado cosas buenas de mí.

—Sólo puedo hablar cosas buenas de ti Kaede.

Como ya se estaba haciendo una costumbre, él me abrió la puerta del auto para minutos después entrar él y ponernos en marcha.

Me resultaba tierno y sorprendente todo lo que estaba pasando, ¿quién creería que salir a tirar tu basura en la noche podría cambiar tu vida tan rápido?

Creo que nadie lo pensaría. Pero estaba feliz de que hubiera ocurrido, estoy más que feliz de tenerlo a él en mi vida.

𝗠𝗢𝗥𝗘 | ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora