Capítulo XVIII

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Me retoqué la chaqueta con desconfianza frente al espejo y giré mi cabeza para encontrarme con los ojos atentos de Asher. –¿Cómo estoy? –Digo mientras me acomodo el cuello negro del jersey sonriente.

–Podría acostumbrarme a verte así de elegante todos los días, pero me dolerían demasiado las rodillas de tanto rezarte.

–Y de lo que no es rezar.– Dijo Scarlett entrando de imprevisto en mi habitación. El rostro de Asher palideció. En cambio, mi hermana se mantuvo impasible, con los ojos atentos mientras miraba cada esquina de mi habitación en busca de algo.– ¿Has visto mi cartera?

Tosí para quitar el nudo de mi garganta. –Creo recordar que la última vez que la vi fue hace dos días en el mueble de la entrada

–Cierto, ahí no he mirado aún...–Y así, tan rápido como lo dijo, desapareció de la habitación. Asher rompió en carcajadas, aunque parecía más una risa nerviosa. El sonido tan pegadizo y suave de su risa me bendecía los oídos. Casi por impulso lo agarré entre mis brazos y besé su mejilla repetidas veces, hasta que sin evitarlo sus labios atrajeron los míos. Quizás no fuera ni la primera ni la doceava vez que besaba sus labios está semana, pero él siempre hacia que sintiese igual de eléctrica que la primera o incluso mejor.

–Ojalá pudieras venir a la cena, contigo todo lo difícil se vuelve insignificante, te voy a necesitar demasiado.– Supliqué.

–Ambos sabemos que no puedo ir, y que aparte, tampoco es una de mis pasiones ver a viejos arrugados con billetes de quinientos en los bolsillos. –Rió seco mientras sus brazos acariciaban mi espalda.

–Pero, podemos poner una buena escusa, tengo ropa en el armario que te puede...

–También tendrías que ponerle una buena escusa a tus padres y ambos sabemos que no es algo asequible. –Arugué mi nariz de frustración. –Estaré ahí, te lo prometo, vivimos en el siglo XXI, por algo existen los teléfonos móviles.

–¿Te puedo llamar?

–Ni lo preguntes, sabes que sí, además, tendrás que informarme si encuentras sugar, no soy celoso, y estaría bien que nos mantengan.

–Asher.–Exclamé y él meneó su cabeza con una sonrisa socarrona.

–Debería ser ilegal verse tan bien en un traje.

–Es una pena que me vaya a quedar sin verte en traje a tí, es simplemente injusto. –Lo empujé con delicadeza hasta que ambos caímos en la cama.

–Eh eh, que te vas a arrugar la ropa.–Yo simplemente me mantuve sobre él, con la cabeza en su pecho. Escuchando cada uno de sus latidos acelerados.

–La ropa no está dentro de mis prioridades ahora mismo.

–¿Y qué se supone que está dentro de tus prioridades? –Comenzó a jugar cuidadosamente con mi pelo.

–Aprovechar este ratito que nos queda juntos. –Era tan relajante estar sobre él mientras sus manos suaves acariciaban mi nuca que casi pensaba que me iba a dormir ahí mismo.

Unos nudillos discretos tocaron la puerta. Asher y yo nos alejamos. –Puedes pasar. –El sonido de la puerta donde pronto y seguido a ello mi madre entro en la habitación. Estaba ya totalmente arreglada en un elefante traje de pantalón y chaqueta negro de seda. Dentro de él llevaba un elegante cuello alto del mismo color que el traje. Un total black en toda regla.

–Ulises...oh.––Se percató de la presencia de Asher y sonrió. –Hola Asher, no sabía que estabas aquí.

–Solo me había acercado para devolverle a Ulises un libro que se dejó ayer en mi casa, ya me iba de hecho. –Se levantó de mi cama.

IN THE HEAVEN |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora