La cura mortal. Capítulo 1

495 31 2
                                    

"Osito"

El viento golpea mi cara y me llena de una sensación agradable, mis pies descalzos se adhieren a la maleza del área, camino lento mientras mi mano choca con la hierba alta, provocándome cosquillas.

Llego al pequeño lago del área, me gusta este solitario lugar, me ha acogido desde mi primer día en el área y me hace sentir tranquilidad. Meto mis pequeños pies al agua fría, dulce y cierro los ojos.

Estos días han sido una locura, Alby está dándonos órdenes todo el día. Debemos racionar la comida porque cada vez es menos y para ser honesta, no hemos tenido un buen control sobre nuestros recursos.

Respiro con fuerza, tomo todo el aire que puedo y lleno mis pulmones, cuento en mi cabeza los segundos y al llegar al minuto, suelto el aire con pesadez. Esta ha sido una forma efectiva de relejarme, pues he estado alrededor de 3 meses aquí y no hay un día en el que no me sienta triste, sola y angustiada.

Me incorporo cuando escucho ruidos extraños y apunto con el pequeño cuchillo hacia donde proviene.

Poco a poco se deja ver una cabellera negra. Era el novato. Llegó hace dos semanas y esta es la ¿Tercera? Vez creo, que lo he visto desde que llegó. Pues Alby lo tiene todo el día haciendo trabajos.

El chico me mira, lo observo de arriba abajo.

Se veía más grande que yo... tal vez de la edad de Alby o de Newt o de George.

Pero tiene algo diferente a ellos.

Su complexión atlética, su mirada cautelosa, su forma altanera y sarcástica de hablar. Y físicamente... es guapo. Su cabello parece estar peinado todo el tiempo, tiene los ojos oscuros y rasgados. Sus manos grandes, sus hombros anchos y su sonrisa linda.

Es atractivo, debo admitirlo.

—No sabía que estabas aquí— me dice con tono seco.

—No sabía que podrías llegar aquí.

El chico me miró sin decir nada. Cruzo mis brazos, espero a que se vaya o que diga algo más pero no lo hace, solo me mira sin apartar la vista.

Suspiro.

Le hago una seña para que se acerque y el lo hace. Apunto con el índice hacia sus botas desgastadas indicándole que haga lo mismo que yo.

Al principio me mira con desconfianza, pero termina haciendo lo que le dije.

El chico quita sus botas, remanga su pantalón y mete sus pies al agua fría del lago.

Miramos al frente sin decir nada y así estuvimos un tiempo. Me di cuenta de que me agrada este chico, no necesita decir nada para que su compañía sea agradable.

Soy yo quien corta el cómodo silencio.

—¿Crees que esto sea una especie de cárcel?

El chico me mira, no logro descifrar las emociones en su rostro. Levanta y baja los hombros.

—Tal vez.

Nos quedamos en silencio, nuevamente por un buen rato.

—¿Qué crees que haya afuera de los muros?

Es él quien corta el silencio esta vez.

Imito su acción, levanto y bajo los hombros. Los chicos que estábamos en el área nos lo habíamos preguntado por un buen tiempo. Pero la verdad es que nos aterraba lo que encontraríamos.

—No lo sé— suspira rendido —¿Gigantes?— me mira escéptico, levanta las cejas y me causa un poco de gracia.

—¿Gigantes?— repite.

THE MAZE RUNNER  «Thomas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora