Capítulo 2

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Confirmamos que los hombres no nos habían visto cuando dejaron ver las armas en el berg, que apuntaban directamente hacia la camioneta de Brenda y Jorge.

—¡Oye, Brenda!— gritó Thomas por la radio —Tienes compañía.

En cuestión de segundos los hombres les disparaban bombas y en ningún intento lograron derribar a Brenda y Jorge. Vi como la camioneta daba vueltas bruscas esquivando las bombas.

Jorge, quién conducía la camioneta color café debido a la corrosión en la que se encontraba; dio la vuelta hacia la derecha dejando las vías del tren. Lo que significa que el plan iba bien aunque no lo pareciera.

—Thomas— escuché la voz de mi querida amiga por el Woki Tokee —Están solos. No mueran.

Genial.

Esta gran petición fue peor que el discurso de Minho antes de entrar al laberinto. Aún recuerdo sus palabras. Pero el "No mueran" puso fin a su corona de un buen líder con buenos argumentos.

No quiero recordarlo ahora, no es momento. Así que me obligo a abandonar ese pensamiento.

—Suerte— fue lo único que contestó y luego guardó el radio.

Me aferraba a los tubos de metal del tren, para no caer. Pues la velocidad a la que iba me ponía de nervios y el solo mirar al suelo, me revolvía el estómago.

—Tenemos que hacerlo— dijo Thomas mientras nos miraba. —Suban.

Escalé más rápido para que Vince, que estaba debajo de mí, llegara arriba y estar más seguros.

Escalé los últimos peldaños que faltaban, más rápido que la primera vez y llegué al mismo tiempo que Thomas.

Cuando me puse de canclillas adaptándome al resbaloso material por el que está hecho el tren, Vince nos siguió el paso y los tres corrimos lo más rápido que podíamos.

Era muy difícil correr en este lugar y sobre esta superficie. Pues el viento silbando en mis oídos y del lado opuesto, retrasando la marcha.

Tomé impulso y salté un espacio de los que hay de vagón entre vagón y seguí corriendo.

Los guardias de CRUEL ya estaban arriba, en el techo, a varios metros de nosotros, cada vez más cerca.

Miré a Thomas preocupada, sabía que algo así podría pasar pero si los disparos empezaban ahora y en este lugar... estaríamos acabados.

Eran 7 o tal vez 8 hombres, y nosotros tres. 

Vince señaló una abertura casi a sus pies, era justo a donde teníamos que llegar, nuestra única salvación. Corrimos hasta ahí.

Dio un gran salto y cayó en la parte final de un vagón, en la abertura donde está enganchado con otro.

—¡La bolsa!—Thomas le lanzó la bolsa que el hombre pidió.

Me tomé de uno de los grandes tubos azulados del tren, me impulsé y salté abajo del tren. Llegue al lado de Vince y segundos después Thomas lo hizo.

Los gritos y zancadas de los hombres se escuchaban cada vez más cerca y con más potencia.

Thomas sacó su arma y apuntó arriba, donde pudiera darles a los hombres y retrasarlos.

Saqué mi arma, con un clic se quitó el seguro, separé un poco mis piernas y apunté hacia la misma dirección que Thomas.

Gritaban muchas cosas mientras otros retrocedían. Thomas y yo dábamos tiempo a Vince pero no por mucho tiempo.

Los hombres se agachaban cada vez que disparábamos.

—Vince— lo apresuró Thomas.

Giré mi cabeza la hombre que ponía pólvora en el fuerte metal que mantenía unidos un vagón y le otro. Como una cadena. El hombre al fin terminó.

THE MAZE RUNNER  «Thomas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora