THE MAZE RUNNER «Thomas»

Capítulo 3

"Es CRUEL" 

Joder. El tiempo pasaba demasiado lento, todos esperábamos el regreso de Thomas, rezando porque no vinieran los guardias o algo parecido y se dieran cuenta de que el chico faltaba.

Estaba acostada mirando el techo de la habitación gris, el mal presentimiento que se mostraba en el revoloteo de mi estómago fue interrumpido por la abertura de la rejilla con demasiada fuerza.

Eran Thomas y Aris. Y estaban muy alterados.

—Hay que irnos— se acerca a la puerta —Hay que irnos, ¡Hay que irnos ya!

Sin explicaciones, Thomas saca una sábana de la cama más cercana y crea una especie de soga, hace un nudo en la puerta impidiendo el paso.

Todos le preguntábamos de que estaba hablando y el solo se movía apresurado. Preguntarle a Aris también fue en vano, pues el chico estaba pasmado, ido.

—Thomas solo cálmate y dinos que sucedió— le pregunta Newt igual de alterado que todos los demás.

—Está viva— responde Thomas mientras continúa con el nudo.

—Quien esta viva— le sigue Sartén.

—Ava— responde Thomas.

—Te, podrías hacernos caso y explicarnos— le digo un poco más calmada.

—¡Es CRUEL!— grita Thomas. Sonó a sentencia. Por un segundo todo fue silencio ¿CRUEL? Entonces Thomas de verdad que tenía razón, ese mal presentimiento podría habernos salvado la vida a todos.

Me mira, como disculpándose por haber gritado.

—Sigue siendo CRUEL, siempre ha sido CRUEL.

Me quedo helada. Si que estábamos metidos en un asunto gordo y si no nos vamos estaremos muertos en poco tiempo.

Me pongo al lado de Thomas y le ayudo a cargar un colchón, lo paramos en la puerta para reforzar el nudo que Thomas hizo. Le doy un rápido apretón de manos. Newt pone su brazo en sobre el colchón para llamar la atención de su amigo.

—Thomas, ¿viste algo allá?

Nuestro líder no tuvo tiempo de explicar, pues todos corrimos hacia el conducto de ventilación y adentro, gateamos lo más rápido que nuestras piernas nos daban.

Salimos hacia un pasillo, pero como saber en donde estábamos si todos eran iguales. Esto es malo, muy malo, estamos perdidos.

Thomas nos empezó a dirigir pero Aris no se movió. —Adelántense, tengo algo que hacer— después de una corta charla, Winston se fue con el nuevo y los demás corrimos hacia no sé dónde.

—Seguro que es de fiar— preguntó Minho, no muy convencido.

—No sé dónde estaríamos sin él.

Al dar la vuelta por un pasillo nos encontramos con la doctora que atiende a Teresa. Después de que nos preguntara que hacíamos ahí, las sirenas empezaron a sonar y unas luces rojas se encendieron. Obviamente la mujer tenía las de perder, pues éramos muchos más que ella.

Mis amigos la tomaron de rehén y le ordenaron que nos guiara hacia Teresa. Caminamos por los largos pasillos cuidando de que nadie nos viera, mi corazón latía con fuerza.

En un pasillo un hombre armado nos encontró y empezó a disparar unas balas extrañas, al parecer no estaban hechas para matar, sino para paralizar. Todos cubrimos nuestras cabezas con las manos.

Minho se paró al final de un corredor y se puso en posición para atacar, no sabía cuál era su plan pero teníamos que hacer algo para llegar a la novata y seguramente Minho sabía que hacer.