Capítulo 2.
El último día que nos vimos, mi corazón se hizo añicos dentro de mi cuerpo. Podía sentir el dolor expandiéndose por mis venas y calándome hasta los huesos.
Me pasé toda la noche llorando, suplicando y deseando que todo lo vivido no fuera más que un mal sueño. Pero al despertar y notar que cada parte de mí estaba rota, supe y entendí que todo era más real que nunca.
Junté todos sus recuerdos, cada fotografía, cada carta y poema escrito, y lo guardé en el baúl de los recuerdos. No me sentía lo suficientemente valiente como para quemar o destruir nuestra vida juntos.
Sentía y albergaba la esperanza de que un día lo volvería a ver, y nada sentiría. Pero aquí estoy, dos años después, sintiendo como mi corazón deja de latir, porque cuando él se fue yo todavía lo quería. Y aún quedan rastros de ese amor.La expresión de sus ojos al verme debe ser la misma que la mía; confusión, sorpresa, desconcierto, asombro y todos los sinónimos existentes.
Pienso en escapar, pienso en correr lejos de aquí y volver a Mullingar, a mi habitación y esconderme bajo las sábanas, pero no lo hago, me siento petrificada.
Lo observo ponerse en pie tan rápido como le es posible mientras me escanea de los pies a la cabeza, preguntándose quizás si soy real.
Yo por mi parte, hago exactamente lo mismo mientras ignoro el latir de mi corazón bajo mi pecho y los pensamientos de huida.
Los segundos podrán seguir avanzando, pero para mí es como si el tiempo se hubiera detenido. Suena cliché, pero es así como se viven los momentos de reencuentros, sobre todo cuando se trata de él, sobre todo porque continúa dando vueltas en algún lugar dentro de mi cabeza.La última vez que lo vi, él apenas tenía una pequeña barba creciéndole en su mentón, ahora es más abundante. Todo de él es diferente después de dos años, su cuerpo abandonó al adolescente y ahora se ve como un hombre. Continúa siendo tan alto como cuando lo conocí, pero su complexión es maciza, debe ejercitarse.
Y yo debo emplear toda mi fuerza de voluntad para dejar de mirarlo como si fuera una obra de arte en exhibición, sobre todo porque continúa tan guapo como la última vez que nos vimos en aquél café cerca del campus. Y sí, algo dentro de mí se remueve al sentir estas emociones florecer, porque no debería sentirlas, no después de lo que me hizo.-Señorita Fitzgerald, déjeme presentarle a nuestro editor en jefe, Niall Horan —Habla Steven.
Tengo dos opciones, salir de aquí y no volver jamás a Dublín o enfrentar esta situación como la mujer adulta en la que me he convertido. Al final y tras pensarlo brevemente, opto por la segunda opción, no seré una cobarde que huye de él todo el tiempo.
-Hola, buenos días es un placer —Respondo con una sonrisa amable y finjo por supuesto el no conocerlo.
Lo que al parecer le sorprende ¿Acaso pensaba decir lo que fuimos en el pasado? Eso sería una locura.
-Buenos días, señorita Fitzgerald —Me saluda y sonríe devuelta al mismo tiempo que extiende su mano hacia mí.
Oh no, contacto físico. Acercando mi mano a la suya, la estrecho. No siento esa corriente eléctrica que suelo leer en los libros y la cuál se describe como una escena sublime y religiosa, pero si me hace sentir abrumada la suavidad y calidez que él desprende. Me lleva al pasado inmediatamente, porque conozco esas manos, cada rincón de mi cuerpo las conoce y conoce también el efecto que produce, es por eso que la alejo rápidamente, mucho más rápido que él, quién no se veía apurado por soltarme.
-Tome asiento, ¿Quiere un café? —Me ofrece Steven mientras tomo mi lugar frente a ellos.
-Estoy seguro que prefiere un té helado —Agrega Niall y sonríe en mi dirección.
No puedo creer que aún recuerde mi preferencia por el té helado en vez del café caliente durante las mañanas.
-Sí, gracias —Murmuro.
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ADIÓS, Y QUE TE VAYA BIEN - BY NATH 🥀
Fanfiction"No quiero esa clase de amor que me desgasta, si no esa clase de amor que me da energía"