10.

838 98 88
                                    

Capítulo 10.

Me quedo mirando a Duquesa por varios segundos antes de darle un golpecito suave en el capo y alejarme hasta el coche de Niall. Él ya está instalado en el interior esperándome, observándome y sonriendo por algún motivo que no logro comprender.
En silencio deslizo el cinturón de seguridad y espero que él nos saque del aparcamiento. Debo admitir que su Ranger Rover es una maravilla, su insulto de cacharro a Duquesa no debería molestarme, en este momento lo es por haberme defraudado.

-Debes darme indicaciones —Me pide mientras avanza hacia el exterior, metiéndose en el tráfico de la noche.

-A la izquierda, vivo en la avenida whitworth.

-Oh, un barrio costoso.

-Los padres de Tara le han comprado un piso allí —Le cuento, él sabe perfectamente que yo no soy millonaria —Han sido muy gentiles conmigo.

-Eres muy especial para ellos, lo sé.

Sonrío.

-Puede ser.

-Lo eres, Agatha. Siempre has cuidado de Tara, ellos lo saben y esta debe ser su manera de agradecértelo.

-Está bien, es así —Acepto y él sonríe.

-Con respecto a mañana ¿A que hora quieres que pase por ti?

-Mira, de verdad lo agradezco pero... —

-Aquí vamos otra vez —Me interrumpe —Déjame ayudarte, no es una molestia para mí ¿Qué es lo que realmente te preocupa?

-Que llegue a oídos de tu novia, que se sienta extremadamente celosa y le pida a su padre que me despidan y quedar sin trabajo, eso me preocupa y mucho —Admito y él se ríe —No sé dónde está lo gracioso.

-No serás despedida, Agatha.

-Pero sí podría saberlo, y sí podría odiarme por creer cosas que no son —Insisto —No quiero tener en contra a la hija del dueño de la editorial.

No me responde, y es porque sabe que mis palabras son ciertas. Continúa avanzando, esta vez las calles están más despejadas, así que no tarda mucho tiempo en llegar a la avenida donde está mi edificio.

-¿A que hora debo venir por ti? —Insiste tras aparcar.

-Te enviaré un mensaje, gracias por traerme y por la cena, la comida estaba exquisita —Me apresuro a salir, pero él también desciende y me sigue hasta la recepción.

-Te acompañaré hasta tu piso.

-Puedo ir sola.

-Lo sé, pero puede pasar cualquier cosa desde aquí hasta tu piso. Así que iré contigo —Finaliza y avanza hasta el ascensor.

Definitivamente hay cosas que no cambian, por ejemplo su testarudez. Lo sigo y acciono el botón de mi residencia, el ocho. En silencio me acompaña y realizamos el ascenso, volviéndose el tiempo eterno al estar junto a él en un lugar tan pequeño.
Mentiría si dijera que no me siento nerviosa, porque sí lo estoy y más aún cuando su mirada se encuentra con la mía a través del espejo.
Sus intensos ojos azules se clavan en los míos y no me dejan ir.
Me gustaría que él no pudiera notar el rubor y la timidez que se expande por mi cuerpo. Pero debo ser honesta conmigo misma y asumir que él me conoce demasiado y sabe perfectamente el efecto que tiene en mí.

Cuando salimos del ascensor, él me sigue por el pasillo hasta detenernos en mi puerta. Y aunque intento reprimir las emociones que embargan mi corazón, no puedo hacerlo. Porque no quiero que se vaya, porque aún estoy enamorada de él y la locura me ciega. Me olvido completamente que él es un hombre que va a casarse y ser feliz con otra mujer, y con mi corazón bombeando con mucha fuerza, suelto las palabras sin poder evitarlas a tiempo.

ADIÓS, Y QUE TE VAYA BIEN - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora