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ELIZABETH


Entro en la habitación del hotel y miro a ver si está Hunter por algún lado, ni rastro de él. La verdad que me alegra, sé que va evadir el tema de la boda hasta que se lo arranque, como siempre, así que prefiero no tener que hacerlo ahora mismo.

Me siento en la cama y veo el bikini que me ha dejado Scarlett. Dios, Scarlett. No voy a poder borrar de mi mente como sus ojos verdes se oscurecían y me comían con la mirada. Cada parte de mi cuerpo por la que su mirada pasaba ardía, y lo peor es que no deseaba otra cosa que no fuera que me siguiera mirando de esa forma. Nunca nadie me había mirado así. Me he sentido la presa de un depredador con cara de ángel.

Creo que no es por Scarlett, sino, porque quiero que Hunter vuelva a hacerme sentir así, si, tiene que ser eso. Nunca me han atraído las mujeres, y ahora tampoco, menos la hermana de mi novio. A lo mejor debería perdonar a Hunter, probablemente sí, por lo menos hablarlo.

Luego lo meditare, ahora me tengo que ir al spa. Me pongo el bikini y una bata encima. Menos mal que hay aire acondicionado, porque sino el viaje hasta la planta del spa sería como estar en la película de Frozen. Llego sin ningún problema de hipotermia y ya están todas.

—Elizabeth, no sabía si ir a buscarte a tu habitación, antes se me ha olvidado mencionar donde estaba el spa. Pero veo que has llegado— me dice Melanie

—Si, no ha sido muy difícil, solo he seguido las indicaciones.

—Perfecto, pues vamos dentro.

Entramos y vamos a la recepción, este sitio es enorme. Está todo decorado con madera y azulejos azules. Hay un pasillo con varias puertas, imagino que serán para masajes o cosas así. Desde aquí puedes ver las piscinas, de lo calientes que están sale vapor, me llama la atención que hay una fuera al aire libre.

—Esa es la mejor— me dice Scarlett como si me hubiera leído la mente— El contraste que hay entre el frío y el calor me encanta.

—Nunca lo había visto, es curioso. Habrá que probarlo— digo y sonríe

—Esa es la actitud, Olsen— responde y me hace sonreír

Nadie, absolutamente nadie me llama por mi apellido, pero por alguna rara razón que sigo sin comprender, a ella le dejo.

Nos separamos en parejas para entrar en las salas, me toca con Vanessa, me gustaría que me hubiera tocado con Scarlett porque me siento más cómoda con ella que con las demás, pero no me quejo. Es hora de conocer a los demás.

La primera sala son masajes, así que nos sentamos al lado y empezamos a hablar. En esta familia son todos muy majos, excepto Karsten, por lo menos conmigo. Primero hablamos de cosas como el trabajo, le interesa bastante lo que hago y eso me enorgullece. Ella no puede hablar mucho de su trabajo porque me lo se de memoria, Hunter trabaja en lo mismo y siempre están con lo mismo. Su trabajo, para mi, no tiene ninguna diversión. Quiero decir, mi trabajo me divierte, me siento como una niña pequeña jugando a los Sims. Pero ellos se pasan todo el día sentados en una silla contestando llamadas, eso no es divertido. Aunque puede que a ellos les parezca mi trabajo el más aburrido del mundo.

—A ver, no es el mejor trabajo, pero es lo que toca en esta familia— dice y asiento

—No se si debería preguntar por esto, parece un tema un poco tabú, pero ¿por qué Scarlett no trabaja en la empresa familiar?— digo y sonríe irónicamente— No hace falta que contestes, pero sé cómo se siente Hunter sobre esto y él no me va a responder.

—Te voy a responder pero porque veo que os lleváis bastante bien— dice y asiento— Scarlett siempre ha sido muy independiente, desde que tenía cinco años sabía que iba a ser médico, y a mi padre eso no le gusto la primera vez que lo escucho. Pero se calló pensando que todo cambiaría. Todo empezó a ir mal entre ellos cuando todos escogíamos las especialidades de económicas y todo eso, y ella se iba hacia las de la salud. Scarlett se esforzó mucho en sacar todas las asignaturas con nota, y cuando llegó selectividad sacó una nota muy buena, perfecta para entrar en medicina. Pero ahí es cuando todo cambió. Scarlett sabía lo que quería y sabía que ni mi padre ni nadie la iba a parar. A pesar de todos los obstáculos que le puso mi padre, consiguió una beca para la universidad y empezó la carrera de medicina. Y menos mal que lo hizo, sino no se hubiera convertido en lo que es ahora. Mi padre se portó fatal con ella, pero bueno, esa es la historia.

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