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SCARLETT

Ayer pude haber hecho mucho más que darle las buenas noches a Lizzie. Pero, creo que para ella fue solo un simple efecto del alcohol. Le doy muchas vueltas y se que con lo desastre que soy nunca encontrare al amor, no es por ser egocéntrica, pero, creo que la gente me quiere por que soy guapa y para nada más. Y además, me gusta mi cuñada. Soy la definición de desastre.

Y este desastre necesita un café, así que vamos a desayunar.

Cuando bajo están todos desayunando y me siento en mi sitio de siempre, al lado de Lizzie. No sé en qué momento se decidió, pero yo no puedo estar más a favor.

—¿Dolor de cabeza?— le pregunto a Lizzie

—Un poco, pero nada insoportable ¿Y tu?— responde mirándome

—Nada. Soy aprueba de resacas— digo y sonríe

Intento concentrarme en mi café y no en el calor que siento solo de estar sentada a su lado. Esto será mi perdición, pero yo no lo he escogido. Si fuera por mi, me ahorraría todo el daño que se que voy a sufrir y seguiría en mi línea. Aunque por una parte, se que he escogido que esto pase. Elizabeth me cautivó desde el primer momento que la vi. Y mi mundo cambió en el momento en el que nuestros ojos se encontraron.

Pero, como ella dice, no solo puedo pensar en lo malo. Por muy lejano que vea lo bueno.

—Cariño, ¿sabes algo de Max?— me pregunta mi madre

—No. Me dijo Lauren que hablaría conmigo, pero no se nada por ahora.

—Se que no quieres saber nada de tu padre, pero quiere hablar contigo. No estoy ni a favor ni en contra. Así que haz lo que tu quieras. Pero, por favor, intenta hablar pacientemente, ya sabes como es. Si el no tiene— le corto

—Procura tenerla tú, lo sé. Pero no pienso dejar que me pisotee. Así que, como mucho habrá una tregua— digo y sonríe asintiendo

—Muy maduro de tu parte— dice y la miro— Te está esperando en la terraza.

—Dame suerte— digo levantándome

—Te acabo de decir que eres madura, no me hagas retirarlo— dice y me rio

El humor es mi defensa a los nervios. Y si, estoy nerviosa. No quiero acabar gritando en medio del hotel y tampoco creo que él quiera. Así que estoy nerviosa porque si no me grita no se que me va a decir.

—No creía que ibas a venir— dice dándose la vuelta

—Sorpresa. Mamá me ha dicho que querías hablar conmigo, ¿qué pasa?— pregunto acercándome a él

—Mira Scarlett, sé que eres muy firme con las decisiones que haces. Pero yo como tu padre tengo que educarte. Y lo que hiciste el otro día en la cena no me pareció que era el momento. Todos sabemos a lo que te dedicas, no hace falta que vayas y te pongas a salvar el día. Tendrías que haberte quedado conmigo apoyándome, no haberte ido con la novia de Hunter— dice y tenso la mandíbula

—Se llama Elizabeth.

—Da igual, el caso no es ese. Tendrías que haberme apoyado— dice y asiento

—Ya, igual que me apoyas tu siempre, ¿no? Eres un hipócrita y un egoísta. Solo piensas en lo que es bueno para ti. Y no fui a salvar el día, no fui a gritar a los cuatro vientos que soy médico. Fui a ayudar a una chica cuyo brazo se estaba desangrando, si no se lo hubiera curado podría haberse infectado y la chica podría haber perdido el brazo. Así que si, soy firme con mis decisiones porque hice lo correcto— digo y se toca la frente

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