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ELIZABETH

—Cariño deberías dormir un poco. Durmiendo olvidaras a ese cabrón— me dice Hunter

Si que debería dormir, pero no para olvidarme de él, sino para olvidarme de los labios de Scarlett. Pareceré imbécil, pero no me acuerdo ni del chico. Lo único en lo que puedo pensar es en cómo las manos de Scarlett recorrían mi cuerpo, como estaba totalmente a su merced. Si no fuese porque me estaba sujetando contra la pared, me habría caído. Tenía las piernas hechas gelatinas. Y sus labios, son mejor de lo pensaba que serían. Besa muy bien.

Pero, sé que ha sido un error. No debería haberlo hecho, me dejé llevar demasiado por mis sentimientos. He sido muy egoísta. Deberíamos dejarlo pasar y seguir con el viaje, tal y como estaba.

—Hazme un hueco a tu lado— digo poniendo mi cabeza en su pecho

—Te juro que no va a volver a tocarte— dice, pero solo puedo escuchar la voz de Scarlett diciéndomelo

Me gustaría mucho saber lo que está pensando ahora mismo. Quizás también piense que ha sido un error. Aunque, volví a ver esa mirada de depredador tomando el control de todo su cuerpo. Estoy hecha un lio.

Cuando los primeros rayos del sol entran por la ventana me despierto totalmente. Mi cabeza no me deja dormir. Ayer después de que todos vinieran no volví a verla, nosotros nos fuimos al hotel y ella se quedó hablando con Pierre. Solo quiero saber si esta bien.

Después de que Hunter se despierte, vamos con los demás a desayunar.

—¿Cómo te encuentras?— me pregunta Nessa

—Mejor. Solo necesitaba descansar un rato— respondo sonriendo

—Me alegro. Menos mal que estaba ahí Scarlett, no me quiero imaginar lo que hubiera pasado si hubieras estado sola— dice y asiento

Me muero por preguntarle si sabe algo de Scarlett, pero llamaría mucho la atención. A lo mejor alguien nos vio. No puedo dejar que se sepa. Lo mejor es hacer como que no ha pasado nada y ya está, ella lo entenderá.

Estoy muy nerviosa por si Scarlett aparece en cualquier momento por la puerta. Puede que no pase, pero el simple hecho de verla otra vez me pone los pelos de punta. Como siempre, pero esta vez las dos compartimos un secreto.

Desayunamos sin ninguna interrupción y todos hablamos como si no hubiera pasado nada. Creo que no se lo han contado a los padres de Hunter para no preocuparlos, eso me ha dicho. Y mira que es raro que no le cuente algo a su padre. Estamos a punto de levantarnos cuando entra por la puerta Scarlett. Mierda. Cuando nuestras miradas se encuentran la aparto rápidamente.

—Cariño, estábamos a punto de irnos— dice Melanie

—No pasa nada, podéis iros— dice con un tono de voz molesto

—¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado en las manos?— pregunta pero las esconde rápido

—Nada, estoy bien. En serio iros a descansar— dice y se abre paso entre los demás

Como su madre ha preguntado, me fijo en sus manos. Tiene los nudillos rojos y con restos de sangre, como si le hubiera pegado a alguien ¿A quien podría haber pegado? No lo ha hecho verdad, no ha pegado a ese chico. Madre mía, claro que lo ha hecho.

—¿Crees que le ha pegado?— le pregunto a Hunter

—Claro que lo ha hecho, es Scarlett. Me encantaría haberla visto partiéndole la cara a ese estúpido. Se lo merecía— responde y asiento

No se el porque, pero la manera en la que me protege me excita en muchos sentidos. Probablemente le haya destrozado la cara a ese chico solo por tocarme. Hunter no pegaría a nadie por mi, no querría arruinar sus manos. En cambio Scarlett no pierde ni un segundo en pensarlo. Debería sentirme mal por él, pero no lo siento, y además se lo merecía.

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