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ELIZABETH

He perdido completamente la poca cordura que me quedaba, y lo se porque ya no se ni que estoy haciendo. Lo único que sé es que ahora mismo debería estar entre los brazos de Scarlett, memorizando cada uno de sus rasgos. Pero no. En su lugar, estoy dejándome follar por un novio que lo que más le importa es si se despeina mientras lo hace. Como soy una mierda de persona, estoy pensando en ella, en su precioso pelo rubio enredado entre mis dedos, sus sensuales labios besando cada rincón de mi cuerpo. A la vez siento tristeza, de pensar que no quiero estar aquí con él. De que he acabado lo que tenía con ella. Ha sido por una buena razón, pero sigue sin convencerme.

—Voy a ducharme— dice Hunter cuando termina

Ni siquiera finjo que me importa lo que me dice, me quedo mirando al techo.

Sin esperar a que Hunter salga del baño, me visto y salgo desesperada a la terraza de nuestra planta. Respiro profundamente como si hubiera estado mucho tiempo sin hacerlo. De repente siento un enorme sentimiento de asco hacia mi misma. Pienso en tan solo cinco minutos atrás y me dan ganas de vomitar. No se porque me he dejado, ni siquiera quería hacerlo. Supongo que para intentar autoconvencerme que de verdad le quiero él y no a la rubia que vive en mis pensamientos diariamente. De repente, sin previo aviso, me pongo a llorar, a llorar como nunca lo he hecho.

Hay veces que tengo momentos de adrenalina en los que me da igual todo, solo quiero estar con Scarlett pase lo que pase. Pero luego vuelvo a la realidad y me doy cuenta de que hay muchas cosas en juego, y lo de Vanessa ha sido el primer aviso, no creo que hayan muchos más.

Aún no se si va a decir nada porque no he dejado a Scarlett explicarse. Antes de acabar todo, he estado pensándolo mucho, y creía que era lo correcto, te juro que por una vez en mi vida creía que estaba haciendo lo correcto, que era algo que debía hacer. Sé que a veces hacer lo correcto duele, pero esto no duele, quema. Me arde el corazón. Odio estar haciéndole daño a todo el mundo, pero sobre todo odio odiarme por mis acciones.

—¿La quieres?— oigo detrás de mí, pero no me doy la vuelta porque se perfectamente quien es

—Más que a nada— digo y Vanessa se pone a mi lado

—¿Entonces qué ha pasado? — pregunta y agacho la mirada volviendo a llorar de solo recordarla

—Que no tenemos dieciséis años, que tenemos obligaciones y una vida hecha— digo mordiéndome el labio intentando no llorar más

—Lizzie, deberías escucharte a ti misma y no escuchar lo que crees que debes. Solo te digo que lo que parece correcto no siempre lo es y que hay veces que hay que ser un poco egoísta. Sobre todo cuando nunca lo has sido— responde y la miro

—¿Qué quieres decir? ¿No estas enfadada?— le pregunto confundida

—Debería, pero creo que puedes intuir porque no lo estoy— dice y me limpia las lágrimas— No le complazcas por intentar olvidarla— me quedo mirándola asimilando sus palabras

—¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?— le pregunto sin poder aguantar las lágrimas

—El amor no siempre es fácil, sobre todo cuando es de verdad— me dice abrazándome

Todo lo que tiene que ver con nosotras es difícil, pero cuando estoy con ella lo veo todo tan fácil que me hace olvidarme de lo demás. Intento quitarme de la cabeza a Scarlett de muchas maneras, intento olvidar lo muy loca que me tiene, pero no puedo, un corazón enamorado no se rinde tan fácilmente.

Dejamos de hablar cuando su abuela nos llama para que vayamos a la cocina, quiere enseñarnos a hacer pasta, para dejar la masa hecha para mañana.

—Os he preparado todos los ingredientes y todo delante de vosotras— dice Susan

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