Sebastián
El frío golpea con fuerza las ventanas de mi habitación, ruedo en la cama viendo el amanecer pintar mi ventana, sigue siendo hermoso a pesar de la nieve que cae y del frío que se siente, el invierno comenzó antes de tiempo pero no me importa, el frío me mantiene despierto
Me levanto desnudo porque nunca me ha importado si hay alguna nevada, y me coloco a hacer ejercicios, así me desestreso un poco de todo lo que llevo acumulado desde que recibí el puesto de papá
Es temporada de año nuevo además en unos meses se celebra el aniversario del hotel y los hoteles se llenan de más, eso es otro punto más al estrés de cada día, veo el reloj en mi pared que me indica que ya cumplí mis horas del día e incluso de la semana haciendo ejercicios y suspiro tomando un vaso de agua preparando la ducha
Me veo al espejo, suspirando de nuevo y aprovecho el poder reposar me para recortar la barba y un poco de mi cabello, ya que no te tenido tiempo de ir al barbero y agrego a mi agenda mental el pedirle a mi secretaria una cita a domicilio
Cuando me gusta el resultado abro la mampara y me deslizó en la ducha el agua tibia me golpea, y mis músculos se relajan bajo el chorro, mi reloj da un nuevo anuncio y cierro la llave que le da paso al agua para salir, me seco al aire libre aún cuando hace frío
Pero no me importa, veo mi armario y busco un traje entre tanta ropa que tengo, cuando estoy seco empiezo a vestirme, le lanzó un cojín a mi reloj cuando da un nuevo anuncio que ya empieza a fatigarme y salgo listo para mi rutina de trabajo
Entro en modo mecánico cuando entro al ascensor aún cuando al llegar a mi oficina no está mi asistente en su lugar y se escuchan gritos cerca a mi despacho
Me acerco despacio, mi asistente y otra mujer está con ella, justo en la puerta hablando rápido y pidiendo disculpas, enarco una ceja sin entender
—Mierda... — reconozco la voz aún cuando solo la he oido una vez, carraspeó trayendo la atención de ambas a mi, Caliope traga en seco y veo como su color se pierde
—Buenos días, ¿Que sucede? — pregunto despacio, la castaña me observa, y sus cejas se fruncen dando una mirada más a mi oficina y luego a mi
—Se- señor Alber — murmura Caliope con nervios en su voz, escucho ruidos en mi oficina y decido avanzar para ver qué mierda pasa aquí
—Si yo fuera usted, no entrara ahí — dice la castaña y centro mi vista en ella, antes de tomar el pomo de la puerta y girarlo, abro los ojos como platos, entendiendo porque ella me miraba confundido
Aprieto tanto el pomo que siento como este se inscrusta en mi piel, la sangre bombea fuerte, con irá centellando cada espacio de mi piel, y solo me basta avanzar unos cuantos pasos para alcanzar el rostro de mi hermano y darle con el puño cerrado, logrando que escupa sangre
Hay varios gritos femeninos pero no me detengo, solo sigo golpeando su rostro, tan parecido al mío que puede que me esté golpeando a mi, pero ni así me detengo, tengo mucha rabia
—¡Señor, por favor, ya basta! — gruñe Caliope pero no lo hago — ¡Va a matarlo!
—Señor Alber, por favor detengase — una voz, esa voz de nuevo, hace que mi puño quede en el aire y mi hermano caiga al suelo, sacudo mi saco y me giro para salir de allí y buscar aire fresco
Debo poner mis emociones en regla para enfrentar lo que acaba de pasar
* * *
Caliope se remueve incómoda desde su posición, la mujer con la que mi hermano profano mi oficina a su lado de la misma manera y la castaña que empezaba su día de trabajo nos trae café, aún cuando no está en sus labores
Con la mirada le indico que se quede a un lado y así lo hace, apretando el borde de su falda algo nerviosa, se que Elias está bien, solo fueron golpes que le quedarán por varios días, así como mi mano que palpita por el dolor y está esperando en casa de nuestros padres
El lugar al que tengo que ir ya que debo enfrentar a Óscar, pero me vale mierda, porque aun cuando tenía la entrada prohibida a este lugar, no solo entro si no que se puso a follar en mi oficina, es un maldito que quiero matar
Aún cuando no llevo mucho en el puesto me siento tan cansado y Elías solo le suma peso a ese agotamiento, tomo una respiración profunda y tomo el café, sintiendo en mi paladar un poco de alcohol, me giro para verla y ella sonríe, bajando la cabeza
Por inercia sonrió también, dandole otro sorbo
—¿Cómo entro mi hermano a mi oficina? — carraspeó — mejor aún, ¿Por qué mierda mi hermano se puso a follar en mi oficina? Tiene la puta entrada prohibida a todos los malditos hoteles que administro...
—Fue mi culpa señor — habla la mujer, es pelinegra y creo que trabaja en uno de mis hoteles como recepcionista — estamos saliendo y me convenció para traerlo pues necesitaba hablar con usted, arreglar los asuntos que tienen mal... — solloza — una cosa llevo a la otra y terminamos en la situación en la que nos encontraron
Me río sin gracia
—No se quién sea, señorita pero le deseo suerte en su relación con mi hermano, y también encontrando un nuevo trabajo, está despedida, puede venir mañana por su liquidación
Ella solloza más fuerte pero la envío a salir, harto de su presencia
—Señor, le juro que no sabía nada... — enarco una ceja ante la excusa de Caliope y ella traga en seco — perdón, por favor no me despida...
—No te despediré, vas a tomar el lugar de la mujer que se acaba de ir, instruiras a la señorita Sánchez pues ella tomara tu puesto y tú volverás a avanzar, hasta que sepas dónde mierda deben estar tus lealtades, márchate
Ella se levanta sollozando, y la castaña se sienta frente a mi
—Disculpe por ponerle whisky a su café, pero era algo que hacía mi jefa cuando estaba demasiado estresada — levanto la mano para que se calle y lo hace, sus mejillas se tiñen de rosa y baja la cabeza, suspiro y extiendo mi mano para que la tome
—Empecemos de nuevo, Sebastián Alber, CEO de Alber Hotels, bienvenida a mi empresa señorita ...
—Gabriela Sánchez, señor, muchas gracias por la oportunidad — murmura y sonríe, y no se si siente la electricidad que transportan nuestras manos al entrar en contacto, pero se que si al ver cómo sus pupilas se dilatan cuando su turquesa choca con mis ojos chocolates
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Choque
RomanceMientras Grabriela se desmoronaba al no poder hacer nada por su madre, Sebastián lo hacía por asumir una responsabilidad que aún creía grande para el, ambos tenían un camino difícil un camino tan diferente que era imposible que no se encontrarán P...