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Sebastián

—No dijiste nada sobre tocarte, así que puedo hacerlo — murmuró tranquilo, diciéndolo como si fuera lo más normal del mundo, pero todo hace parte de mi plan de que suplique, su respiración aumentando mientras mi mano va  deteniéndose en su muslo, a unos centímetros de su entrepierna, sigo mi recorrido, mientras sus labios no abandonan los míos después que esas palabras salen de mi boca

Jadea, y gruñe cuando regreso a su rodilla y así continúo por un rato, está ansiosa, lo sé por sus manos temblorosas, y sus pupilas dilatadas, quiere que supique, que acabe la tortura peronsi quiere que termine esta mierda ella debe suplicar, no yo

Me detengo apartando las manos de sus piernas,  termino su postre por ella y me levanto haciendo que me mire mal, sonrió y le extiendo la mano, ella la acepta de mala gana, avanzamos a la salida, va diciendo cosas entre dientes que no le entiendo pero que no le pienso contestar, o entender

Todo es parte de la provocación, aún cuando pude pedir la cuenta no lo hago, entrego mi  tarjeta a la recepcionista que la pasa una vez por el lector y cobra lo que consumimos hoy, agarro la mano de Gabriela y la llevo fuera, se demoran 5 minutos en traer el auto, los que aproveche para seguir provocando la respiración acelerada de mi novia

Porque a partir de ahora es mi novia, mía

Le abro la puerta del auto y me doy la vuelta, ya tiene el cinturón puesto y sonrió poniendo el auto en marcha, no demoro casi en llegar, ya que el lugar no está tan alejado, entro al garage subterráneo y después de ubicar mi plaza, salgo para abrirle la puerta, es una costumbre que adquirí, y me gusta hacerlo

Sobretodo por como ella sonríe cada que lo hago

Me ve curiosa mientras activo la alarma del auto y subo al ascensor, ingreso el código y este empieza a ascender en silencio, pego a Gabriela a mi, he tenido una jodida erección toda la noche y quiero que la sienta

Mientras sigo acariciando su cuerpo con una inocencia que es demasiado perversa para que sea «inocente», quiero provocarla, es mi plan y aun cuando no puedo tener algún tipo de control, porque muero por follarla, ella se gira a verme cuando el ascensor abre las puertas, mantiene la mirada curiosa pero también ansiosa

—¿Que es este lugar? — pregunta por fin, yo observó el penthouse que se ve limpio, aún cuando tenía más de un año sin venir, los muebles están cubiertos por sábanas blancas y yo sonrió

Logrando que me vea aún más confundida

—Es el regalo que quiero darte por aceptar ser mi novia — murmuro ocultando la diversión en mi voz

—¿Me compraste un penthouse? — susurra despacio sin poder creerlo

—Fue lo primero que compre cuando empecé mi empresa, era algo mío — le respondo — fue hace más de 8 años, se conserva porque vienen a limpiarlo y mantenerlo habitable, y ahora quiero dártelo a ti, solo serían unos intercambios de palabras con Crhisthopher y será tuyo

Sacude la cabeza con los ojos bien abiertos

—Sebas es demasiado — murmura rascando su nuca, algo incómoda— ¿Por qué no puedes ser una persona normal y regalarme un collar?

Enarco una ceja y saco mi teléfono y antes de que pueda llamar a mi joyero ella me quita el celular

»—Era sarcasmo — sonrie — está hermoso, pero no puedo aceptar esto, es... Es demasiado

Suspiro

—Aceptalo, por favor, no quiero tener que venderlo, quiero que sea tuyo, para que dejes de vivir en esa pocilga — expreso haciendo una mueca, ella se ríe y sacude la cabeza, así que solo suspiro — mierda, ven veamos una película

La llevo conmigo al segundo piso, terminando la conversación, abro la habitación que también está habitable y enciendo las luces, las cuales quedan tenues, y busco el control del televisor para encenderlo, busco una película mientras ella se quita los zapatos y se mete en la cama

Sonrió, quitando mi corbata y soltando los botones de la camisa, quedando solo con ella cuando me quito el blazer, también me quito los zapatos y me acomodo al lado de ella

Apoyo la cabeza en sus pechos y ella aprieta los labios, dejo besitos en su cuello, ella se estremece y yo río

—Sebas... — murmura, lamo mis labios antes de volver a  dejar un beso sobre su cuello

—Dijiste que los besos están excluidos en esta apuesta — expreso recitando sus palabras — y a mi se me antoja besar esto — susurro sobre su cuello, mi mano alcanzando el cierre del vestido que está a un costado y lo agradezco antes de deslizarlo hacia abajo

Ella suspira, y veo de reojo como aprieta los puños, los labios, para mantenerse serena, beso su cuello, y voy bajando, besando cada centímetro de su piel blanca, bajo el vestido, y mi sospecha se confirma al ver sus tetas al aire sin ningún tipo de protección que me impida ver sus pezones rosados

Beso uno de ellos y luego el otro, y tocó con suavidad, los costados de su piel, jadea, y me ruega con la mirada pero no lo hago, hasta que su boca lo diga, solo dejo besos, en casa una de sus tetas y en medio de ellas

Sigo bajando, y la acuesto en la cama, ella se deja hacer, mientras beso su abdomen plano, solo la beso, aumentando su deseo, la polla se me tensa más cuando terminó de sacar el vestido de su cuerpo y verla completamente desnuda

Nada me impide ver cómo separa las piernas y su humedad empieza a escurrirse en medio de ellas, ella toca mi cabeza y me pide que baje pero lo único que hago es acomodarme en medio de sus piernas, impregnadome del olor de su excitación y dejar un suave beso en su pubis, levanto la cabeza para verla sonreír

»—Aun no ruegas que te folle, no te mereces mi lengua en tu clítoris — murmuró girando para apoyar la cabeza en su pubis y ella gruñe, jalando mi cabello para que le dé mi atención

—No seas tan ruin, comienza lo que empezaste — gruñe

—Suplica por ello — murmuró divertido, acomodandome de nuevo con mi cara pegada a su pubis, solo sería separar sus labios y prenderme de ella, pero espero paciente, aún cuando la paciencia es lo último que piensa mi cabeza 

—Suplica tu — intento girarme de nuevo pero no me deja y con una sonrisa divertida espero que hable — Sebas...

—¿Si cariño? — pregunto con sorna me mira mal, mientras jueguetea con sus manos

—Follame — pide

—Pidelo bien — murmuró, rozando mis labios con su pubis sin dejar de verla

—Follame de una maldita vez, por favor

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora