Gabriela
No me he terminado de acomodar en mi puesto de trabajo cuando la puerta es abierta y el jefe me mira con una ceja arriba
—¿Que hace sentada señorita Sánchez? — gruñe — tenemos un desayuno en media hora, andando
Ruedo los ojos, cuando sale de nuevo y me levanto caminando detrás de el, me espera en la puerta con su café, ambos entramos al ascensor mientras yo chequeo la tablet donde está la agenda del día y dónde puedo adelantar parte del trabajo
El ascensor se abre de nuevo y lo sigo en silencio hasta llegar al restaurante del hotel, el jefe de recursos humanos ya espera en una de las mesas más apartadas a la gente, me siento cuando el jefe me lo indica abriendo el bloc de notas de la tablet para sacar las ideas principales de este encuentro
* * *
—Despidelo, necesito gente que me sirva y que sepa, no niños que creen hacer bien su trabajo — murmura mi jefe ante los nombres de los empleados que menos riden al hotel y suspira — ¿Ya terminamos?
El hombre asiente y yo doy el último sorbo a mi café, mi jefe le da un mordisco al pan y me pide que me levanté, despidiendose del hombre con un apretón de manos, le hago ojitos al desayuno que quedó casi por completo y que hace a mis tripitas añorarla
Volvemos a entrar al ascensor, hay unos empleados más y de reojo noto al jefe apretar los puños y acomodarse en una esquina revisando su teléfono, hago un documento nuevo para saber el tema que se trató y dejarlo en constancia con una mejor estética
Nos detemos un piso antes de su oficina, enarco una ceja pero lo sigo cuando sale, en silencio subimos unos cuantos escalones, y me apoya contra la pared, su boca queda cerca a la mía y separó los labios buscando aire
Una voz carraspea a nuestras espaldas y el se separa, despacio girando la cabeza, se le nota la furia en los ojos, aprieto los labios con mis mejillas calentándose cuando la persona que interrumpió lo que sea que mi jefe iba a hacer, abre la puerta para que podamos entrar
Me siento al lado de mi jefe y, de nuevo abro el bloc de notas mientras la reunión empieza, el jefe me dedica una última mirada antes de concentrarse de lleno en lo que van a hablar
* * *
Suelto un pequeño grito al sentir el café caliente quemar mis piernas
—Diablos, una disculpa señorita Sánchez a veces soy algo torpe — se excusa uno de los socios, me levanto viendo la mancha de café que se extiende en el pantalón blanco y maldigo ese hecho pero no tanto como sentir mis piernas arder
—Haz algo, no se queden ahí como inútiles — expresa el jefe, muchos salen supongo que a buscar el botiquín y cuando lo traen de regreso el jefe los despide diciendo que el se encarga
Suelta el botón del pantalón y mira hacia algún punto arriba, me hace una seña de espera con la mano y luego envía un mensaje en su teléfono, espera algunos minutos y entonces si baja mi pantalón con delicadeza, se coloca sobre su rodilla y saca algo del botiquín que aplica en piel roja
El ardor se calma de inmediato y suspiro cuando aplica un poco más, desliza las manos hacia arriba y cuando veo su intención entonces lo detengo
—Estamos en el trabajo — susurro el se encoge de hombros y sigue subiendo, se escuchan unos golpecitos en la puerta y maldice, levantándose, quitándose el blazer y cubriendo mis piernas desnudas con el
—Señor Alber, aquí está lo que pidió — murmura Caliope cuando el hombre frente a mi le dice que pase, me extiende el trozo de tela y miro al jefe que se encoge de hombros como si no fuera nada
—Es lo que tenemos en bodega — murmura y yo abro los ojos
—Eso no cubrirá nada — espeto algo histérica, Caliope aprieta los labios y yo suspiro
—También traje esto — levanta la mano donde hay un paquete nuevo de medias
—Esperare fuera, mientras se viste — murmura el jefe — la quemadura no es grave, pero debe echarse un poco más de crema en algunas horas
Asiento en respuesta y Caliope también sale a acompañarlo, gruño de nuevo ante el pedazo de tela, hace frío y por eso uso pantalones largos, deslizó las medias con cuidado pero el jefe tiene razón y no es tan grave
Me meto en el pedazo de tela y subo a los tacones, anunciando que ya estoy lista, el jefe le da algunas órdenes a Caliope y vuelve a sentarse, me dedica una mirada completa, y después me dice que me siente
El nuevo grupo de gente entra, para la nueva reunión y suspiro una vez más, tragando en seco cuando siento una mano deslizarse por mi pierna poniéndome en un mal estado, la aparto o eso intento pero el vuelve a ponerla y gruño de nuevo
Está mañana me vio como si nada hubiera pasado y ahora actúa como aquel que no se detuvo ningún segundo el día de ayer, el sonríe y yo maldigo cuando roza la tela de la braga encontrándome húmeda lo cual es gracias a su cercanía
* * *
Mis mejillas están que arden cuando el jefe termina la reunión como si no me hubiese estado toqueteando en toda ella, hago una mala cara
—El viernes iremos a Atlanta y luego a Chicago, debemos viajar antes que comiencen las heladas — hago una mueca — agenda el vuelo y avisa a los hoteles, para que tengan las habitaciones listas...
—Señor Alber, el viernes no puedo viajar — murmuró y el levanta la vista de su teléfono para verme con una ceja arriba
—Hace parte de sus obligaciones señorita, está en el contrato si quiere mando a pedir una copia — expresa, sonrió sin poder evitarlo
—Ese día es mi graduación señor, en mi currículum está esa fecha marcada para que sepa que no iba a venir al trabajo — enarca una ceja y busca algo en su teléfono y luego hace una mueca
—Si tiene razón, lo había olvidado, aplace el viaje para el domingo, la espero a las 8 en el aeropuerto, puede retirarse a almorzar ya que en la tarde tendremos una reunión por fuera — hago un mohín pero asiento tratando de bajar la falda que se sube cada que camino y sintiendo la mirada penetrante de mi jefe con cada paso dado
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Choque
RomanceMientras Grabriela se desmoronaba al no poder hacer nada por su madre, Sebastián lo hacía por asumir una responsabilidad que aún creía grande para el, ambos tenían un camino difícil un camino tan diferente que era imposible que no se encontrarán P...