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Gabriela

El alcohol se ha esfumado de mi sistema mientras, Sebastián me embiste, sus ojos chocolates fijos en los míos mientras me sonríe con suficiencia, yo también lo hago, inclinandome para besarlo, su boca me recibe, aumentando el ritmo de sus embestidas

Un suspiro de alivio me recorre, cuando llega al orgasmo, llenando el preservativo de su derrame  y lo sigo segundos después, apoyo la cabeza sobre su hombro y suspiro, sale lentamente de mi,  y luego me acomoda a su lado

Veo la caja de condones, a nuestro lado y maldigo viendo que aún quedan bastantes y ya exijo un descanso, podrá dejarme sin caminar varios días pero tendré la dicha de decir que lo escuché suplicar, y eso no lo cambiara por más que me folle, por mas que mis piernas tiemblen y quede con la sensacuón de que duele si sale de mi. yo lo escuche suplicar y eso no va a cambiar

Me acomodo sobre su pecho ya que en mi cama no cabemos los dos tan bien, porque Sebastián es muy grande, sus musculos son gigantes al igual qe el resto de su anatomia, trazo dibujos sobre sus pectorales cerrando los ojos e impregnadome de su aroma, me gusta como huele a gel de ducha  un perfume caro que se queda impregnado en mi piel

—¿Que te dijo mamá? — pregunto, haciendo referencia a cuando ya salíamos de la habitación de mamá y ella le dijo algo al oído, no había querido preguntar esperando que el me dijera, espeando no ser tan comunicativa

Y ahora me sonrojo, puede que tal vez no quiere que sepa, y yo preguntando, el sonríe también y empieza a trazar circulos sin sentido sobre mi espalda, acomodandome mejor en su pecho

—Algo relacionado a cuidarte porque ella se irá pronto — murmura, arrugó la nariz y suspiro

—Esta empeñada en "prepararme para vivir sin ella" que no ve que me lastima más con lo que hace — susurro, aparto la vista de sus ojos, viendo a un lado — ya aprenderé a vivir sin ella cuando no esté, ahora quiero aprovecharla lo más que pueda, ¿No lo crees?

—¿Etapa terminal? — pregunta y yo asiento, no dejo que Levante mi vista, no quiero que me vea llorar, de nuevo, es un tema que siempre me va a tener sensible por lo que prefiero ignorarlo, y n recordar nada de lo que sucede a  mi alrededor

—Se lo diagnosticaron hace un mes, dijeron que estaba tan avanzado tocando órganos importantes, y que no se podía hacer nada para salvarla — mojo su pecho con las lagrimas, y el me rodea con sus brazos, estrujandome hacia el y me pone una sonrisa tonta en el rostro, con los ojos llorosos 

—¿Por qué la quimio entonces? — pregunta confundido, apoyo mi barbilla en el centro de su pecho, viendolo

—Para ver si se puede reducir la metástasis — murmuró — dijeron que no se iban a dar por vencido tan prontos, y por ello la someten a esa tortura, muchas veces anda dopada y amargada, por lo que es imposible tratar con ella, extraño a mamá, y en un mes ella ya no está, no es ladre que me crio, no es ella...

Me aprieta más a su pecho y me deja llorar, tranquilamente, trae una paz a mi pecho que me deja descansar un poco de la carga que tengo en el centro de mi pecho desde que a mamá le diagnosticaron el cáncer, una carga que no se había disminuido ni siquiera con Noelle

En medio de mis lágrimas me inclino a besarlo como un impulso más a esta calma que logra hacerme sentir con casi nada

Y temo las consecuencias de esto

* * *

—Vaya sorpresa la de esta mañana cuando llegue a mi puesto de trabajo — murmuró moviendo la pequeña caja en mis manos, el se hace el desentendido sin dejar de revisar su laptop

—Buenos días para usted también, señorita Sánchez — expresa educado, sin despegar la vista del aparato, bufo avanzando hasta el — ¿Que sorpresa encontró? — pregunta cómo si de verdad le interesará, como si de verdad no supiera de que trata y aún cuando no me ve, se muestra interesado

Me detengo frente a el, moviendo la caja de nuevo, y carraspeó para atraer su atención

—Buenos días señor Alber, hoy ha estado el clima de primavera algo cálido y por eso he decidido usar un corto vestido que puede levantarse con facilidad por la brisa, pero ya viene el verano y recordé que no tengo ropa que combine para el calor que hará... — sus ojos encuentran los míos y me ve con una ceja arriba, vuelvo a mover la caja y el sonríe bajando la cabeza para que no lo vea

»—Si supiera que no tenía bragas limpias, y me tocó venir sin... — no me deja terminar me jala hasta el y me sienta sobre su regazo, mete la mano bajo mi falda y gruñe al ver que le menti — me explicas tu regalo

—¿Ahora soy tu? — expresa cambiando el tema

—Desde que te metes entre mis piernas con tu lengua, tus dedos y tu polla dejaste de ser usted — explico breve, a lo que el sonrie arogante— se lo que es y lo que pretendes, y no va a pasar, a no ser que ruegues, ya lo has hecho antes

Vuelve a gruñir y me gira, mi cara tocando la madera de su escritorio y yo río cuando sube la falda de mi vestido

—Voy a follar ese culo, es una afirmación — murmura dando un beso a cada mejilla de mi trasero

—Ruega y puede que lo considere — murmuró de nuevo, con la voz entrecortada — tal vez hasta podríamos usar tu regalo

Rueda los ojos, dando un azote luego de besar

—Esta vez rogarás tu, y yo tendré lo que quiero y claro que usaremos mi regalo — murmura con la voz tensa, me levanta de su escritorio acomodando la erección — la agenda del día señorita Sánchez — ordena acomdando su traje, aprieto los labios y voy por mi tablet donde me muestra lo que debemos hacer hoy

Bajo un poco el escote del vestido para que pueda ver el inicio de mi pecho mientras empiezo a hablar con mi voz más dulce que da el indicio que estoy caliente y que a el lo hace bufar, salimos de la oficina, muevo mis caderas mientras entramos al ascensor, sintiendo su mirada con cada paso dad,  pero mi mañana se descompone cuando llega Pearl Weston con su actitud de niña rica y sin previo aviso se lanza a besar a Sebastián

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora