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Extra # 1

Gabriela

Unos meses después

—Se ve hermosa hoy, señora Alber — bajo un poco las mangas de la camisa que llevo, acariciando mi abultado vientre de 37 semanas de embarazo sonrió ante el halago de la recepcionista, de la nueva recepcionista del hotel, ya que Caliope volvió a ser la asistente de Sebastian mientras yo soy la administradora de este hotel y del de Atlanta al cual no he podido ir por mi embarazo

—Gracias Melanie — murmuró sonriente avanzando hacia el elevador, Fernanda frunce el ceño ante el halago de la recepcionista, ya que no le dijo nada a ella

—Uy perdón señorita Alber, estad usted más hermosa que ayer menos que mañana — mi hija sonríe ante el halago y asiente

—Gracias Melanie tu también estás muy bonita — aun cuando lo dice comiéndose letras puede entenderse muy bien, seguimos caminando y entramos al ascensor, presionó el piso que nos lleva a la oficina de su padre y de mi esposo

El timbre suena anunciando que llegamos y ella camina tranquila, levantando el mentón como su padre le enseño hasta que entramos a su oficina

»—Buenos días señor Alber — saluda, Sebastian despega la vista de su computador y nos ve a ambas, sonríe a su hija levantando la ceja

—Buenos días señorita Alber, que sorpresa verla aquí — murmura con un tinte de sarcasmo que a mi hija le hace fruncir el ceño, Sebastian sonríe, sabía que ella vendría hoy, ya que Fernanda lleva toda la semana diciéndolo, hace más de un mes estuvo con su abuela y caundo regreso llevaba preguntando cuando iba a estar en el hotel trabajando con sus papás

Fernanda se acerca con el mentón en alto hasta detenerse a los pies de su padre, le hace una seña con las manos y mi esposo baja la cabeza para escucharla, mi hija me mira y le dice algo al oído

No se qué le dice pero me lo imagino, ya que antes de venir, Hugo fue a visitarnos, y para molestar a Fernanda le dijo que le dijera a su padre que me dejara para que pueda estar con el, siempre suele hacerlo, todo porque le gusta molestar a Fernanda, y mi pequeña hija dijo que le diría a su tía Noelle

Ya que, según palabras de Fernanda Alber, «No puedes estar con mami y la tía, tío Hugo, así que no me molestes» Ambos nos echamos a reír por la forma en que mi hija lo dijo, dando a entender que no podría engañar a su novia, y menos a su madre, que ya estaba casada

Sonrió cuando Sebastian me mira levantando una ceja y asintiendo a lo que le dice nuestra hija, arrugó el ceño bajando la vista a mis pies, el pequeño dolor que he venido sintiendo desde que me desperté, aprieto los labios y me sostengo de la silla que tengo delante de mí, Sebastian se pone de pie, y nuestra hija lo sigue, gruño soltando un pequeño grito

El dolor incrementa y siento como un líquido escurre entre mis piernas, el pantalón blanco se mancha con agua y sangre, trago en seco buscando la mirada de Sebastian que mira lo que sale de mis piernas y me sostiene

—Caliope trae a Fernanda — ordena en un grito mientras me lleva en brazos, el ascensor abre rápido sus puertas y la secretaria de Sebastian lleva a nuestra hija, mientras este hace el descenso

Limpio mis ojos ya que las lágrimas se acumulan en ellos, el ascensor se demora en bajar, de hecho tarda demasiado, o tal vez es la agonía de que hay algo mal, y es que hay algo mal, porque estoy sangrando, y tengo el mismo presentimiento de cuando Fernanda nació

Sigo llorando, el ascensor termina su trayecto y las puertas vuelven a abrirse, Sebastian me acomoda en el asiento de copiloto, y Caliope con nuestra hija en la parte de atrás mientras el se sienta de conductor y empieza rápido a manejar para llegar al hospital

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora