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Gabriela

«Solo fue un día intenso de sexo con el jefe»

Lo repito como un mantra terminando de maquillarme, y cubriendo los pequeños hematomas producto de mi día con el jefe, también me aplicó un poco más de uguento que Noelle amablemente me ofreció para la molesta fricción que se genera en mi entrepierna

Hago una mueca de alivio y termino de vestirme, subo a los tacones y empiezo a buscar la salida, cierro la puerta con un poco de esfuerzo respondiendo unos cuantos correos del trabajo

Noelle me sonríe con picardía cuando entro al auto pero la ignoro para seguir respondiendo los correos y mensajes del trabajo, sigo agendando citas y haciendole huecos a la gente que lo requiere

Noelle carraspea pero la sigo ignorando, suelta una risita y empieza la marcha hacia el hotel donde trabajo, la hija de los Weston sale de la entrada de los empleados con una mueca de estrés que no le entiendo ni me interesa entenderle

No me meto en la vida de nadie a no ser que no sea necesario, y ella es solo la hija de un socio de mi jefe, me despido de mi amiga que me guiña el ojo y ruedo los míos para ingresar, inserto la tarjeta que marca mi hora de entrada

Y aprovecho para marcar la hora de salida del día que me quedé en el hotel, incluso la incapacidad reglamentaria que me exigen por el día que falte, supongo que poner que estuve follando como el jefe no es una incapacidad válida, pero que al jefe le debe dar igual si lo disfruto tanto como yo

—Gabby, ¿Cómo sigues? — expresa Caliope cuando me ve entrar, hace una mueca al ver algo detrás de mi pero la ignoro para concentrarme en ella

Seguramente es algún empleado o no se, no estoy pensando en más nada que solo sea llegar y hacer mi trabajo como si no hubiese follado todo un día con mi jefe

—Bien, supongo que fue algo de agotamiento pero ya estoy bien — murmuró la mentira que puse en la incapacidad y ella asiente

—Estas de suerte el señor Alber, anda de muy buen humor hoy — expresa y yo sonrió y sigo mi camino despidiéndome de ella para que eviten relacionarme con su buen humor, subo al ascensor

Seguida por la presencia de la señorita Weston, la saludo por cordialidad y ella me ignora, no digo nada, y presiono el piso de la oficina luego de ingresar el código

—¿A qué piso?— pregunto amable hacia la mujer que se cruza de brazos indignada, cómo si yo pudiera leer mentes, pero solo levanto la ceja  — ¿Qué piso? — insisto, ella rueda los ojos y me mira como un ser insignificante a su lado, me mantengo en mi postura amable, esperando que hable

No es mi culpa que crea que todos están a sus pies

—Al mismo piso que tú — expresa en un chillido cómo si fuera muy obvio

—Oh, permítame llamar al señor Alber, ya que su visita no está en la agenda — expreso, sacando mi teléfono, ella enarca una ceja, cómo si la hubiese ofendido, pero me da igual, presiono la tecla llamar y espero tres timbres, para cortar la llamada, recibo un mensaje a los segundos

Que se hacen eternos al estar encerrada con esta mujer, tecleo rápido el mensaje tal como el me lo pidió cuando se presentará está situación  y al no obtener respuesta, suspiro viéndola

—Obviamente el no se va a negar a verme, tu solo eres una empleada — murmura y me abstengo de rodar los ojos ante sus palabras, solo me provoca jaqueca

—Justo por eso tengo que informar su presencia si no está en la agenda — expreso, el timbre del ascensor suena dejándonos llegar y salgo para adelantarme a mi puesto de trabajo — que tenga un buen día, puede sentarse en el sofá aquel, ya el señor Alber le dará la autorización de entrar

No la dejo replicar, avanzó a la oficina principal del piso, quedándome de piedra al observar la figura que está detrás del escritorio con un café a su lado y la mirada sobre la laptop, quito mi abrigo ya que la oficina se mantiene climatizada para no parecer verano y no sufrir las fuertes heladas del invierno

Y también, porque recordar mi día anterior me hace entrar en calor en seguida, mis mejillas se calientan, la boca se me hace agua al verlo deslizar suavemente la lengua por sus labios, la puerta es abierta abruptamente y si no es por mis rápidos reflejos mi rostro hubiese impactado contra el mármol

—¿Puedes creer que esa estúpida asistente tuya me envió a la sala de espera? — me levanto del suelo, y sacudo mis manos, dedicándole una mirada que me da igual todo, ante la voz molesta de la niña Weston

—Buenos días a ti también Pearl — murmura la voz ronca de mi jefe, me dedica una mirada y un amago de sonrisa se desliza en sus labios al ver cómo la blusa se bajó unos milímetros ante la caída, dejando ver un chupón que dejó sobre mis hombros — señorita Sánchez — asiento a su lado y empiezo a caminar a mi oficina — es el reglamento y si te lo dicen es porque lo tienes que cumplir, toma asiento tengo unos minutos libres ...

El jefe me mira y suspiro

—Tiene un desayuno con el jefe de recursos humanos en media hora, además de una reunión que no puede aplazar con los socios minoritarios a las 9 y media de la mañana, y saliendo de ella tiene otra reunión con los estrategas publicitarios y de marketing...

Levanta la mano para que me calle y mira hacia la castaña que gruñe

—Ya puedes retirarte, Gabriela, cómo ves Pearl solo puedo darte cinco minutos, espero que sea importante, ya que no me gusta perder el tiempo — expresa sin dedicarme una mirada de más, cómo si el día anterior no hubiese pasado

Así que avanzó hacia mi oficina sin perder el buen ánimo de hoy, escuchando la conversación que la castaña le quiere ofrecer, pero que mi jefe le rechaza sin dejarla terminar de hablar

ChoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora