Capítulo 17. Discusión.

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Corrí sin mirar atrás, era tanto el dolor que sentía, que olvide el dolor físico, quizá estaba siendo cobarde, pero no quería enfrentar esa situación, mi saliva era amarga, sentí que me quedaba sin aliento.

Mire por el rabillo del ojo, y vi al Sr. Min corriendo detrás de mí, pero eso no me detuvo, no quería escuchar la realidad, no quería saber que ella le importa, no quería que me dijera algo que ya sabía.

- ¡Taxi! - hiciste la parada.

Min estaba por alcanzarme, abrí rápidamente la puerta del taxi y me subí.

- Por favor acelere - dijiste agitada.

El taxi arrancó, vi como Min se quedó parado viendo como me alejaba. Mi teléfono comenzó a sonar, y era él, rechacé la llamada y apagué mi celular.

Al llegar a casa, me quebré en llanto, lo que vi me rompió el corazón, pero me abrió los ojos, debía parar esto.

- Estoy cansada de esto - llorabas desconsoladamente.

Me senté en el suelo y abracé mis piernas.

- ¿Y ahora como hago para que mi corazón deje de latir por él? - cubriste tu rostro.

Alguien llamaba a la puerta, tocaba el timbre mientras golpeaba desesperadamente.

- ¡Ábreme! Sé que estás aquí - dijo detrás de la puerta.

Abrace mis piernas, más fuerte sin contestar.

- ¡Si no me abres, voy a derribar la puerta a patadas! — grito desesperado.

Sabía que era capaz de hacer algo así, de él podía esperar cualquier cosa. Me levante del suelo, camine lentamente a la puerta y abrí.

- ¡LÁRGUESE! — grite molesta.

[Sr. Min ]

Estaba desesperado y asustado, temía que después de aceptar mis sentimientos hacia ella, se alejara de mí. Estaba intentado hacer lo correcto para poder estar con ella. Cuando abrió la puerta, miré su rostro, sus ojos estaban llenos de lágrimas e hinchados, sus mejillas estaban ruborizadas, me sentí terrible al verla de esa manera.

Me acerqué inmediatamente a abrazarla, pero ella estiró su brazo, impidiendo que me acercara a ella.

- Basta ya Sr. Min — limpió sus lágrimas.

Mire sus ojos, él no tenía ni una gota de remordimiento y los mío, todas las lágrimas de este mundo, y eso no era justo.

- No vine aquí para explicarte lo qué pasó, porque no pasó nada.

- Se que usted nunca me dará alguna explicación, y eso me tiene harta.

- ¿Por qué necesitas que te explique? ¿no me ves? ¡ESTOY AQUÍ! - grito desesperado.

- Claro, ya entiendo — comenzaste a reír — Usted está aquí, para acostarse conmigo, y después pegarme por ese servicio ¿no?

- ¿De qué carajos hablas? - dijo molesto.

Caminaste molesta hacia al buró, y tomaste el dinero que había dejado.

- Tome, si yo cobrara, no cobraría esta miseria.

Le aventaste el dinero en la cara.

Min te jalo del brazo y te beso a la fuerza, pero tu mordiste su labio fuertemente haciendo que sangrara.

- No vuelva a tocarme si yo no sé lo autorice — lo empujaste.

Min pasó la lengua por su labio, limpiando la sangre.

Querido Sr. MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora