Capítulo 22. Hielos.

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Sus besos comenzaron a ser mucho más rápidos, sentía que me robaba el aliento, pero si se despegaba unos milímetros de mis labios, estaba sedienta por más.

Min se detuvo y se separó de mí unos cuantos centímetros para observar mi rostro.

- Estoy en mi límite, será mejor que paremos aquí — te dio un beso en la punta de la nariz.

Min te bajo por un momento mientras terminaba de enjabonarse, tú aprovechaste para darte una ducha rápida.

Pegaste tu cuerpo contra él y lo abrazaste.

- Yo no quiero parar, quiero que siga — peinaste su cabello mojado hacia atrás.

- Aun estás muy débil, no quiero correr el riego de que te desmayes nuevamente.

Tomaste el rostro de Min y comenzaste a besarlo.

- Me siento bien — lo dijiste a unos cuantos centímetros de su boca.

- Veamos que tan bien estás — abrió la puerta de cristal y salió de la regadera.

Te llevo en brazos hasta la cama y te dejo caer en ella.

- ¿Qué te parece si jugamos? — te miro coqueto.

- ¿Qué clase de juego? — tragaste saliva.

- Dijiste que te sentías bien, solo quiero comprobarlo.

- De verdad estoy bien.

- Si es así, seguro ganarás.

Te quedaste pensando por unos segundos, sabias que siempre perdías en esos juegos, además de que a veces eran algo duros.

- Tranquila, este juego es sencillo.

- E-esta bien — hablaste nerviosa.

- Espérame aquí, no tardo — se colocó una bata.

Min salió de la habitación, te levantaste para ponerte una bata, no tardo mucho cuando regreso con una botella sumergida en un balde de metal con hielos.

- ¿Vamos a beber? — te sentaste en la cama.

- Yo si, tú no puedes por el medicamento.

Min sacó la botella y se sirvió una copa.

- Creí que la botella era parte del juego — lo miraste confundida.

Min se sentó en el sillón, y cruzó la pierna.

- Escucha bien, estás son las reglas.

Lo mire atenta, dijo que era un juego sencillo, entonces no tendría que preocuparme mucho, ¿Qué podría ser peor que los juegos anteriores?

Min sacó un hielo del balde de metal.

- Si te caben más de 5 de estos — te mostró el hielo — y los soportas, tú ganas.

- ¿Por la boca?

Min negó con la cabeza mientras reía.

Querido Sr. MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora