Capítulo 21. Preocupación.

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Entonces sentí envidia, ella no sabe lo afortunada que es por tener a ese hombre entre sus brazos, en este momento quisiera ser yo la que esté en su lugar.

Min se separó de la Doctora y la miró con unos ojos que cargaban una profunda tristeza pero que no podían llorar por más que quisiera.

- Sr. Min, ¿le gustaría que habláramos en privado?

- No quiero una terapia, en este momento no.

- Entonces, que le parece si tenemos una charla como amigos, ¿le gusta la idea Sr. Min? — le sonrió tiernamente.

Min la miro por unos segundos.

- Por favor, llámeme Yoongi o Min, no sea formal conmigo, los amigos se tutean.

- Está bien Min, ¿vamos? — camino hacia la oficina de Min.

- Espera, en mi oficina solo trato asuntos de trabajo, vamos a tomar un café.

- Me conoces, sabes que no puedo empezar mi día sin una taza de café.

Min le sonrió a la Dra. Suni y como duele verlo sonreír con ella.

- Disculpe Sr. Min, hoy vienen los accionistas a la empresa, así que no puede irse.

- ¡oh Min! Eso suena importante, dejémoslo para otro día.

- ¡Lo es! — dijiste molesta.

- La empresa no se desmoronará si me voy por un momento, además — te miró — es una buena oportunidad para que Taehyung empiece a tomar mi lugar.

- Min, tal vez deberías escuchar a tu asistente, si ella dice que esto es importante deberías quedarte.

- La escuché y ya tomé mi decisión, ¿nos vamos?

La Doctora Suni se acercó a ti.

- Prometo traerte a Min antes de la junta.

- Gracias — hablaste entre dientes.

Min y la Dra. salieron de la empresa.

Estaba molesta, la doctora era una persona muy amable no era como Kyuri, así que no tenía por qué molestarme con ella, pero, el hecho de que Min le diera prioridad me puso de mal humor.

- Querida — dio unos golpes en tu escritorio.

- Disculpé, me perdí por un momento.

- Eso note, ¿crees que podamos hablar un momento?

Fue la primera vez que vi a la secretaria tan seria, incluso la notaba algo nerviosa.

- Claro que sí, aprovechemos que el Sr. Min no está y vamos a la cafetería de la empresa.

- Está bien, vamos.

Caminos hacia la cafetería, la secretaria iba callada, su silencio me intrigaba, creo que no sería nada bueno lo que quería hablar conmigo. Pedí un jugo para mí y un té para ella.

- Bueno, dígame qué quería decirme.

- Quiero pedirte que no renuncies a la empresa, por lo menos no ahora.

- ¿Por qué de repente me dice esto?

La secretaria dejó su taza de té a un lado.

- Querida, yo no podré seguir trabajando aquí por un tiempo, por más que me he esforzado, ya estoy cansada.

La miré sorprendida.

- ¿Está enferma? O ¿ya quiere renunciar?

La secretaria comenzó a reír, liberando la tensión que hubo en ese momento.

Querido Sr. MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora