capítulo 13

723 108 28
                                    


Jisung esperó la noche del lunes a Minho, fuera del lugar donde siempre se veían. Habían acordado verse todos los días que pudieran hacerlo, ya que al ser tan corto el tiempo, debían aprovecharlo, sin duda debían hacerlo; Estaban en julio y para septiembre solo quedaban dos meses, dos meses para que todo aquello que tenían, se terminara por completo, que lastima que este amor tuviera una fecha de caducidad, aunque ¿Qué otra cosa podían hacer?, estaban atados de manos, qué se le puede hacer cuando realmente eran un accidente del destino. Jisung esperó parado en la pared del bar, busco los cigarrillos en el pantalón, pero no los encontró, así que solo se cruzó de brazos viendo quien entraba al bar. No muchas personas entraron realmente, porque al final de cuentas era lunes, al ser el primer día entre semana no era muy recurrido,supuso, aunque los demás días el bar era muy recurrido, Jisung era testigo de eso, aunque solo lo había conocido en viernes por la noche, nunca lo había visto tan vacío como esa noche.

El moreno vió el reloj de su muñeca, eran 9:25, ¿A Minho se le hizo tarde?, era raro, el chico siempre llegaba puntual, a cada uno de sus pocos encuentros, Minho siempre llego temprano. Supuso que sí se le hizo tarde y por eso espero un poco más aunque el frío se le adentrará en los huesos; El cielo nocturno se miraba con espesas nubes tapando la luz de luna, estaba a nada de llover, ya había esperado 44 minutos ahí de pie, el cuerpo lo tenía cansado por el día laboral, la espera a pie fue difícil, pero aún así Jisung esperó, ¿Qué más daba otros minutos de más?, Esperaba que realmente Minho sí viniera, pues el cielo nocturno estaba pintado con nubes negras que volvían aun más oscura la noche. Iba a llover, sospechó desde que salió de su casa y lo confirmó cuando una gota cayó en su nariz, la limpió, pero junto a esta vinieron varias más y cuando menos lo esperó la fuerte lluvia se vió caer sobre su cabeza, maldijo en voz baja porque no había donde cubrirse de la lluvia, y si se metía al bar, era obvio que Minho no iba a verlo.

Aunque a quien engañaba, Jisung sabía que Minho ya no llegaría, ¿y si nunca llegaba?, ¿y si la noche anterior solo se vieron y fue una burla por haberlo engañado de tal forma?, Jisung sabía que si eso era cierto, si realmente Minho lo citó para burlarse, se lo merecía, lo merecía por ser tremendo idiota, aunque nunca lo hizo con la intensión de dañar al mayor. Si oculto todo eso, fue porque Minho era un escape de su vida cotidiana, un respiro, Minho era su luz en ese túnel que llevaba por vida, era la pequeña estrella en un cielo sin luna, si no le comentó de Amanda antes, era porque sería explotar su burbuja de encanto y le daba miedo hacerlo, le daba miedo alejarlo de él, aunque al final sí termino convirtiendose en realidad y lo había alejado de él.

Miro apenas el reloj que por la oscuridad no se lograban a distinguir las horas en romano, también se dificultaba con las gotas cayendo en su cabello y mojándole la cara, la ropa, el cuerpo, todo, la lluvia se soltó fuerte, muy fuerte. Eran cinco para las diez de la noche, lo había esperado poco más de una hora, suspiró pesado, estaba claro que Minho ya no vendría y justo esa noche Han no llevo carro, no le quedaba más que caminar a su antigua casa y resguardarse de la lluvia a pesar de que odiara esa casa, no porque fuera una casa pequeña y humilde, sino porque le traían recuerdos, recuerdo dolorosos para él y eso no era bueno, no cuando estaba tan vulnerable.

Suspiró, el cuerpo lo tenía entumido, se dió cuenta cuando se despegó de la pared e hizo el amago de caminar, todo le dolió por estar en la misma posición y el frío no tenía piedad, se abrazo a si mismo y giró con dirección a su antigua casa, caminó despacio, en fin en esa noche, nadie osaba a salir de casa con la lluvia pegando fuerte, nadie osaba salir de casa para ver un chico con el corazón en la garganta temblando de frío, tratando de enmendar sus errores. Su expresión era triste, derrotada, aunque no culpaba a Minho, nunca lo culparía de sus propios errores, nunca lo haría ni aunque le apuntaran con un arma, Minho no era culpable de todo ese embrollo, ni siquiera de su pobre corazón roto, porque él se lo había roto solo, con sus ganas de mantener apartada su vida, como si fuera dos personas diferentes, como si él fuera dos personas distintas, aunque si somos sinceros, solo quería escapar de la cárcel que lo condenaba de por vida, la cárcel a la que él solito se metió.

El baile de las mariposas (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora