capítulo 18

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—Hyunjin, deberías calmarte, vamos. Chico, no podemos adelantar todo esto por uno de tus amigos.— habló Xavier con su voz autoritaria, Hyunjin iba de un lugar a otro como un león en una jaula. Estaba tan molesto, pero sobre todo, preocupado. Preocupado por lo que le pasará a Minho a partir de ahora. Lo tenían preso, el muy hijo de puta de Castle lo tenía preso y Hyunjin no sabía el porque.

— No me pidas que me calme, ¿No lo entiendes?— dijo desesperado, por la primera negativa de Xavier a su exigencia de dar el golpe en ese mismo momento, vamos, tenían a su amigo y Hyunjin no estaba para ser una persona prudente en este momento, Hyunjin había calculado todo para que salieran lo menos daños posibles, ¿Cómo era posible que ahora Castle lo tuviera en las manos?.

—No, no lo entiendo, porque no tengo ni puta idea de quién es ese tal Minho.— le dijo calmado, aunque realmente la caminata de Hyunjin lo tenía de malas, no le gustaba para nada el tono berrinchudo que el general Hwang estaba utilizando hacia él— No me explicas nada Hyunjin, nada, y esperas aún así que obedezca tus órdenes cuando ya no eres mi superior, eres mi aliado, que no se te olvidé.

— No estoy actuando como tú superior, Xavier. Nunca lo he hecho y lo sabes— se paró frente el escritorio del mayor y puso las manos en el escritorio, lo vió directamente a los ojos, Perry noto la desesperación en ellos. — Minho, es hijo de los Lee, el único heredero de la fortuna Lee, prácticamente quien nos esta patrocinando lo que hemos conseguido. Pero lo mejor de todo, es que es el maldito encargado de tomar pruebas y toda la información lo más meticulosamente posible, es el encargado de tener la pruebas suficientes para que no nos tomen por el culo acusándonos de traidores, ¿lo entiendes?

—Para donde estamos parados ahora, implica que él ya hizo su trabajo, ¿no?— el menor maldijo internamente, sí, Minho ya había conseguido pruebas para respaldarse, el problema era que: en primera no eran tan suficientes como para salvarse todos y en segunda, Minho no merecía la cárcel. Perry comenzaba a fastidiarlo, le fastidiaba que no le pudiera convencer. — Pero Hyunjin, entiéndeme tu a mi, es que tú quieres dar el tercer paso, cuando apenas si estamos preparados en el segundo.— le regaño el más bajo— Les hace falta entrenar, no son militares Hyunjin, son personas sin ninguna noción bélica; son campesinos, Hwang, y sí, han avanzado en su entrenamiento, pero estás pidiendo gente no preparada en su totalidad, en contra de toda la maldita guardia nacional.

— Pero es que ¡LO TIENEN!, mierda lo tienen y sin él realmente...— se sentía impotente, cuando Jeongin le llamó, Y entre lágrimas le dijo que tenían a Minho, lo primero que se le vino a la cabeza fue atacar, así que ni tarde ni perezoso fue a casa de Xavier y le exigió que pusiera en marcha la tercera fase: atacar.

—Piensa con la maldita cabeza fría, relájate, ¡Joder!, No puedes pedir una vida, por cientos, eso ni siquiera es coherente.— le gritó,  Hyunjin no le quedó otra cosa que sentarse derrotado, Xavier tenía razón, sí, no era estúpido, lo sabía, pero aún así hizo el intento, se sentía con las manos atadas.

— ¿Y que propones?— se cruzó de brazos, mirando al mayor de forma desafiante—  ¿Qué lo deje a la deriva?, ¿Qué lo deje en esa maldita cuna de lobos?, ¿Qué lo deje solo? — la mirada que le dió Xavier no le gustó, no en lo absoluto.

— No veo otra opción — dijo simplemente, sin darle muchas vueltas al asunto. Hyunjin se levantó de golpe, enojado.

— Vete a la mierda, Xavier— salió enojado del lugar, a grandes zancadas, se sentía impotente, debía pensar en algo lo antes posible.

Minho estaba en una celda, mantenía la cara serena, pero no era porque no sintiera nada, si no que los golpes en la cara dolían, si movía algún músculo facial. Llevo sus manos a su labio inferior el cual había dejado de sangrar hace poco tiempo. Los muy malditos lo habían golpeado sin darle razones, solo supó que al momento en qué lo bajaron del auto, poco antes de meterlo a la celda, le dieron una brutal paliza, no sin antes amarrarlo de las manos y piernas para inmovilizarlo, lo dejaron indefenso los muy cobardes, y aún así, aunque sea a mordidas se defendió y no se fueron libres de sufrir algún daño, por menor que este fuera. Pero eso los enfureció más y en un momento Minho se cansó, entonces continuaron atacándolo, y solo pararon en cuanto alguien les indicó que Castle los esperaba para su jugosa recompensa y sin curar las heridas lo metieron en ese lugar.

El baile de las mariposas (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora