capítulo 19

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John Castle estaba fastidiadamente irritante, estaba enojado porque Han Jisung no daba un indicio de dónde se encontraba, a pesar de que la noticia de que Lee Minho estaba preso se había expandido por todo el país. Lo único que había conseguido con eso, era que los Lee estuvieran histéricos, enojados y a punto de perder la cabeza gritando que querían ver a su hijo libre y Choi, había amenazado con romper convenio con él, diciendo que todos los beneficios de su amistad se verían afectados. Y realmente esto lo tenía sin problemas, si era necesario, mandaba a matar a todos los Lee que existieran, no le veía problemas a eso; solo quería que Jisung regresará para poder destruirlo antes que este lo destruyera a él, el problema estaba en que John culpaba a Jisung, pero este sinceramente no era el culpable, incluso estaba a nada de ir en búsqueda de la familia Han para poner aumentar más el chantaje hacia Han. Aunque este no pintaba en nada a ser el culpable, porque el verdadero presagió no veía a Jisung, si no alguien que había llegado en ese mismo momento a sus tierras, ese mismo alguien que impidió que pusiera sus manos en algún familiar de Han.

— Señor— un sirviente del cual su nombre no sabía, entró apurado, las gotas de sudor corrían por su cara, había corrido casi por toda la ciudad para llegar con la noticia al presidente.

—No tengo tiempo para ti— contestó levantándose de su asiento, estaba por ir a un interrogatorio que disfrutaría.

—Pero señor...— dijo tomando una bocada de aire, le costaba respirar por tremendo esfuerzo que hizo de llegar al lugar.

—Desaparecete, ¿No me oyes?— John estaba irritable, y odiaba que alguien le interrumpirá o le quitará tiempo de esa forma.

— Es que señor...— John giró los ojos.

— ¡Ay Dios!, me estás hartando, habla y vete si no quieres desaparecer en este mismo momento, yo lo haré con mis propias manos — el hombre palideció, lo acababan de amenzar de muerte; pasó saliva ruidosamente y lo miró con miedo, ni siquiera pudo mirarlo a los ojos.

— Se~señor, llegó un tren del país Vecino, pide urgentemente verlo, no se le ha dado algún permiso para que nada, ni nadie suba o baje. — al parecer era el día de fastidiar a Castle. Odiaba con todo su ser a Jung Hoseok, lo odiaba inmensamente, y no había realmente un porque, solo sabía que odiaba a ese jovencito que jugaba con tener a todo un país en las manos.

— ¿Qué está quién?— se sobó la cien, le dolía la cabeza por tanto; su hija había huido, Han no aparecía por ninguna parte y estaba seguro de que tenía a Amanda, ¿Qué tal si la secuestró?, Aunque sabía que Jisung era muy idiota para hacer eso. Era obvio que su hija se había ido por voluntad propia y se sentía tan irritado porque por fin Jisung había robado el amor de Amanda y ese era el principio de su presagio. Han era el culpable y debía eliminarlo, era lo único que su cabeza podía pensar.

— El presidente del país Vecino, señor. El señor Jung.— estúpido, cuánto lo odiaba, con sus ideas de querer "igualdad" para todos, cómo si eso fuera algo que le beneficiará. Odiaba a Jung porque el muy maldito fue quien derrotó a su buen amigo, con el cual tenía un trato muy favorable y Jung le había quitado el poder, por eso lo odiaba, porque lo encerró solo en su país sin derecho a buscar convenio, lo odiaba inmensamente.

— Correrlo a patadas, no tengo su tiempo.— se puso el saco y a paso lento caminó a la puerta, dejando al sirviente con la palabra en la boca. El sirviente, aunque cansado, iba a volver a protestar, pero alguien se adelanto y sin tocar, abrió la puerta. Era el mismo detective que vigilaba a Minho, al parecer su más fiel sirviente.

—Señor, ya está listo el interrogatorio para el joven Lee— le dió una inclinación como reverencia, Castle solo asintió.

—Lo notas, estoy ocupado.— le dijo al sirviente—Correlo a patas y esfumate.

El baile de las mariposas (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora