hyunlix (extra)

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Félix siempre tuvo ojos solo para él, no importaba que hiciera, que dijera o a donde se dirigiera, Lee Félix solo lo miraría a él, sus ojos siempre lo estarían mirando.

Este enamoramiento surgió desde el momento en que lo miró por primera vez, en aquel que parece un muy lejano tiempo, un tiempo que ya no regresaría nunca más, un tiempo donde todo era diferente. Ellos se conocieron gracias a Chan, en aquella primera reunión en donde le presentó a sus amigos. Desde la primera vez en que sus ojos conectaron, supo que su amor siempre llevaría el nombre de Hyunjin, lo miró tímidamente, lo miraba desde las sombras, lo admiraba como si fuera el ser más precioso de todos, lo miró con lejanía,  con las esperanzas bajas, sin saber que era correspondido, que lo fue por mucho tiempo.

Hwang Hyunjin, el chico siempre sintió algo por el rubio pecoso compañero de sus fieles batallas, Hwang Hyunjin, el chico que siempre tuvo en sus pensamientos a Félix, Félix, quien sin ninguna restricción vagaba en su mente, robándole suspiros, maldiciones y confusiones, está es la historia de Hwang Hyunjin, el chico que un día se quedó sin alegría y Lee Felix, el chico que un día se quedó sin tiempo.

Aunque bueno, realmente no todo fue rosas y estrellas, ellos si se amaron, Félix amo con la intensidad de mil soles, sin retención de su cariño ni obligación a dejarlo ir, Félix amo libre de cierto modo, a su modo, de manera casi platónica, pero smo de esa forma, libre.

Aunque a diferencia de Félix, Hyunjin siempre negó el sentimiento, se negó, no podía aceptarlo, era un hombre, no podía enamorarse de otro hombre, eso no era algo normal, su padre incluso había nombrado lo antinatural que era amar de esa forma a otro hombre, lo raro, lo enfermo de hacerlo.

Todo el mundo despreciaba ese tipo de amor, entonces ¿Por qué él sentía de esa manera por el pecoso que siempre lo miraba con ensoñación?. Lo amo desde que conectaron miradas en aquella reunión, pero siempre reprimió todo ese sentimiento, siempre reprimió que su corazón saltará loco en su torax indicándole que era él, que Félix era el indicado. Pero entonces, una tarde, en una fecha que no recordaba, alguien con seguridad posó los ojos en el chico rubio y ahora alguien más lo admiraba con esa adoración que a él le hubiera gustado mirarlo, con ese descaro con el que Minho lo veía, con ese cariño en los ojos, Hyunjin aquella tarde deseo, por primera vez, ser como el chico que recién había llegado al grupo, aunque a principio, trato de que eso no le afectará. Trato de que no le afectara, que aquel castaño de facciones bonitas, le pasará un brazo por el hombro, que le revolviera el cabello con mucho interés, trato que no le importará el que ahora Felix le dejara de prestar suficiente atención como siempre se le daba. Y el colmo estuvo, en cuanto el castaño se acercó un día a él, ajeno a lo que fuera que pasará entre Hyunjin y Felix (que si bien no pasaba nada, el pelinegro creía que sí) y entonces, con unas cuantas copas le dijo.

-— Estoy tan enamorado de él, que me duele ver que sus ojos siempre estarán en ti, y nunca sera correspondido en la manera que él quiere, si tan solo pudiera arrancarle de su mente tu nombre, y poner el mío, con gusto lo haría, para ahorrarle todo el dolor que le provoca en amor unilateral. Sin embargo, no pudo, no puedo, su corazón lleva tu nombre escrito en cada esquina, Hyunjin, Hyunjin, Hyunjin. Siempre será Hyunjin y creo que no habrá espacio para un solo "Minho", creo que es tiempo de que me rinda, ¿no?.

Sí, que se rinda.

-— Quien ama de verdad, no se rinde, Minho. -— vaya consejos de mierda.

—-No soy competencia para ti. -— dijo el castaño mayor, un tanto lastimero. Tenía un trago en la mano, igual que el que sería general, ambos habían tomado demasiado esa noche, y aún con todo ese alcohol en la venas, Hyunjin no podía aceptar sus sentimientos... ¿Felix merecía alguien que nunca iba a poder gritar que lo amaba? No, el rubio no merecía eso, ni en un millón de años, no cuando su bondad y su carisma lo hacian ser un ángel, no cuando lo único que hacía era dar sin recibir nada a cambio, Felix merecía a alguien como Minho.

El baile de las mariposas (Minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora