CAPÍTULO 9

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Diez minutos después de haber sido pillados se encontraba en el lugar que menos se esperaría estar. 

-Bienvenida- Eddie hizo una reverencia mientras ella pasaba por la puerta de su habitación-. ¿Qué te apetece hacer? Podríamos fumarnos algo juntos, y después...

-Solo he venido a por tu guion- rodó los ojos-, o a por lo que tengas de él. 

Ya era demasiado tarde, y aunque su hermana tenía planeado quedarse un rato más, ella había decidido que era hora de volver a casa. Pero antes tenía que hacer una parada, pues ya se había comprometido con el chico para ayudarle.

-Estaba bromeando- alzó las manos como si le estuvieran apuntando con un arma-. Aunque ahora que te veo bien si que pareces bastante estresada. Te vendría bien una raya o dos. 

-Eres muy bueno con los consejos- ironizó. 

Se acercó a él cuando le entregó una libreta negra bastante usada. Las esquinas dobladas lo delataban. 

-Lo sé- respondió en el mismo tono-. Cuídala con tu vida, Williams. Es donde organizo mis campañas. 

Ojeó por encima las páginas, asintiendo brevemente a lo que le decía el pelinegro. Estaba todo hecho un caos. No había ni una sola hoja sin garabatos o manchas de tinta. Suspiró ante el desorden, sin saber muy bien tampoco por donde empezar. 

-Haré lo que pueda- prometió-. Me tengo que ir. 

Jude señaló con los ojos a la puerta, como indicándole que la acompañara, pero Eddie la miró confundido. Pensó que se refería a que la cerrara, así que eso mismo hizo. 

-¿Pero que haces?- un pequeño dije de pánico inundo su voz cuando se quedó encerrada con él, pensando que iba a comérsela como había mencionado antes. 

-No se- negó bastante abrumado-. Me has señalado la puerta, ¿no? Pensé que ibas a aceptar las rayas o algo, pero que te daba vergüenza tener la puerta abierta. 

-No seas estúpido- se acercó ella misma para abrirla y salir al pasillo-. Era para que me acompañaras a la salida, maleducado. 

-¡Oh!- exclamó sorprendido cuando lo entendió-. Claro, claro. Perdona. 

Jude volvió a rodar los ojos, sintiendo al chico caminar detrás de ella. 

-¿Para cuando debe estar listo?- levantó un poco la libreta, aun dándole la espalda.

-Se supone que para cuando comiencen las clases- avanzó una zancada, adelantándola justo cuando iba a llegar a la puerta principal. La abrió, volviendo a inclinarse de manera dramática. 

-Las clases comienzan pasado mañana- salió al exterior con él. 

-He dicho se supone.

-No deberías dejarlo todo para el último día- reprendió la rubia. 

-Has cogido la extraña costumbre en la media hora que nos conocemos de reprocharme todo lo que hago mal- torció hacia un costado su rostro, mirándola socarronamente. 

-Ve acostumbrándote- se paró frente a él, adoptando la misma pose-, por que por lo visto no te enteras de nada y eres un completo desastre. 

Ignoró sus palabras, centrándose en el transfondo. Se acercó juguetonamente, aunque solo un poco. 

-¿Eso significa que vamos a ser amigos a partir de ahora?

-Yo no he dicho eso- se defendió-. Mira, solo digo que lleves las cosas más al día. Luego te estresas y fumas mucho. 

ANGEL | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora